Durante muchos años el Párroco de San Francisco de Tiznados lo fue el sacerdote Francisco Javier Peña, quien después fuera trasladado a Ortiz, con el titulo de Vicario de Ortiz. Los que hubieren leído la novela "Casas Muertas" de Miguel Otero Silva, se recordaran del Padre Pernia, quien no fue otro que el Padre Peña, quien después fue trasladado a Camaguan y Guayabal, siendo en ese entonces fundador del pueblo de Uberito. Ya muy anciano fue trasladado, buscando un clima mas benigno a San Sebastián de los reyes, en el Estado Aragua, donde murió y fue enterrado en la Iglesia Parroquial de San Sebastián.
Pues bien, cuando era Párroco de San Francisco y luego vicario de Ortiz, todos los años, a finales de abril o principios de mayo visitaba los caseríos de La Sierra; eran 3 o 4 dias en los cuales bautizaba los niños pequeños, celebraba matrimonios o reorientaba concubinatos.
Esos dias eran conocidos con el nombre Las Fiestas del Padre.
Érase en el año 1935. En ese año Las Fiestas del Padre fueron, en verdad, muy especiales. ¿Y por que? Los caseríos de La Sierra, en un 90%, pertenecían al Edo. Guarico; canónicamente hablando, pertenecían a la Diócesis de Calabozo, cuyo obispo era, el hoy " Siervo de Dios" Monseñor Arturo Celestino Álvarez. Como Monseñor Álvarez ya estaba muy anciano ( antes había sido Obispo del Zulia ) , las visitas Pastorales en los pueblos lejanos o caseríos distantes de la Sede Episcopal, las realizaba un sobrino de Monseñor Álvarez que se llamaba Monseñor Enrique Rodríguez Álvarez. Aun tengo un muy grato recuerdo de Monseñor Enrique, un santo varón, igual que lo fue su tío, el Obispo de la Diócesis.
Por supuesto que era una efemérides especial. Allí se congregaron todos los vecinos de La Sierra y hasta pobladores de Manuare, Belén, y Valencia. El sitio donde se alojaría Monseñor Enrique era La Trampa, y asi la Capilla de La Trampa se convirtió en el centro de tan inmensa reunión. Con Monsñor Enrique vino también el Gobernador del Estado Guarico. Recuerdo muy bien aquella memorable reunión.
Para recibir a Monseñor, mi papa había encargado traer de Belén unos cohetes; como estos no llegaron,entonces sacaron no se de donde, dos chopos de los viejos, que había que cargarlos por el cañón.Todo el mundo se asusto, pero al ver de donde venían los disparos, la gente se reía y lo festejaba.
A mi me toco dar la bienvenida a Monseñor Rodríguez. En aquella época los niños llevaban pantalones cortos; cuando cumplían 15 años podían utilizar pantalones largos, de ahí la frase: fulanito se alargo los pantalones. No se porque, pero mi mama, para esa fecha, yo tenía 9 años, me hizo un traje completo, con pantalones largos, chaleco y saco. ¿Y que tenía que hacer yo? Frente a aquel gentío recitar una poesía del poeta mexicano, Juan de Dúos Peza. La poesía se llama"El Nido", muy bonita pero larga. Pues sin miedo, frente a aquel gentío y en voz alta recite mi poesía. Cuando termine la ultima estrofa que dice asi
:" Ese nido es un hogar,
No lo rompas, no lo hieras,
Se bueno y deja a las fieras
El vil placer de matar", en ese instante, la gente gritaba, aplaudía, y hasta sonaron los cohetes que acababan de llegar. Yo me asuste todo y salí corriendo para donde estaba mi mama. Monseñor Enrique hablo luego. La gente decía que era un gran orador. Durante dos dias, Monseñor Enrique ejerció su labor pastoral. Celebro matrimonios, bautizo niños, confirmo niños, jóvenes y adultos...... Esa fue la mejor Fiesta del Padre que yo recuerde.
Cuando estoy por cumplir 87 años tiendo la mirada hacia lo que fueron mis años de niño y les digo con toda franqueza: me siento muy orgulloso y a Dios agradecido por la madre que nos dio. La maestra buena, la luchadora social y civilizadora.... Una excepcional apóstol de la fe. En el año 1950, a la maestra buena le fue impuesta la medalla de "Instrucción Publica" por el Gobernador del Edo. Guarico. En 1974, el Papa Paulo VI la condecora con la medalla "Pro Eclesiá et Pontífice"; asi mismo, en 1983, su Santidad Juan Pablo II le envió un valioso pergamino donde esta inserta la Bedicion Apostólica para ella y para toda la familia. Pero, como escribiera mi hermana Flor de María:"el mayor homenaje lo recibió de los habitantes de aquel campo, quienes se unieron para tributarle su cariño y aprecio en sus Bodas de Oro como maestra". Fue una fiesta de cultura y fe.
Caracas, 7 de febrero de 2013.
Hector Corro I.
Serie : RECUERDOS
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