lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Por qué votare el 6/D? Tulio Hernandez

POLIS


Posted: 29 Nov 2015 04:18 AM PST

Votaré el el próximo domingo 6, en las elecciones legislativas, porque desde que tengo la edad establecida nunca he dejado de hacerlo. Votaré por la razón fundamental asociada a la naturaleza de la elección. Para tratar de recuperar una de las condiciones fundamentales de la democracia, la autonomía de poderes. La posibilidad de que un poder, el legislativo, pueda hacer contrapeso a otro poder, el ejecutivo, de manera que tenga controles, supervisiones, evaluaciones para que el segundo no actúe impunemente. Para que el presidente y los ministros rindan cuentas. Sean interpelados cuando sea necesario. Para que cuando violen las reglas de juego establecidas en la Constitución reciban el castigo que necesario.
Votaré el domingo 6, pensando en los más de 70 activistas políticos que están presos arbitrariamente sólo por disentir del grupo en el poder. Pensaré también en los miles de venezolanos que han estado detenidos por participar en manifestaciones de protesta. En los centenares que han sido violados sexualmente por guardias nacionales, en lo que han sido torturados implacablemente, escupidos, golpeados, vejados, ofendidos, agraviados.
En el momento cuando toque la tecla “Todos”, lo haré en solidaridad con los enfermos de parkinson que han vivido momentos difíciles por ausencia de medicamentos, con los epilépticos que sufren ataques en las calles por la misma razón, por los enfermos de cáncer que no tienen los químicos para sus terapias y por mi mismo que he pasado días sin encontrar las pastillas la hipertensión sólo porque un gobierno pervertido monopoliza los dólares y los asigna a su capricho.
Cuando deposite en la caja de cartón el papelito que registra mi voto pensaré en los miles de productores venezolanos, unos del campo, otros industriales o comerciantes, que han visto como en minutos se esfuman sus esfuerzos de años. En todos aquellos que han sido expropiados por un Estado hambriento de poder pero incapaz de conducir con éxito las unidades productivas que estatiza. Pensaré en la granjera que hizo circular el video en donde muestra las gallinas ponedoras que se van muriendo porque no tienen alimento y llora por ellas como si fueran sus mascotas.
El 6 de diciembre, cuando me despierte y me vista de domingo, o de novio de la democracia, pensaré en los más de 100 mil venezolanos que han sido asesinados desde 1999. La mayoría a balazos. Sin que el gobiermo haya hecho ningún gesto grandioso para contener el fenómeno más grave que sacude a Venezuela, la perdida del valor sagrado de la vida, la banalización del derecho más importante, el derecho a estar vivos. Recordando que es al estado a quien le corresponde hacer cumplir los derechos fundamentales.
Ese día, mientras esté en la cola aguardando por ejercer mi voto, pensaré que con una nueva Asamblea Nacional tal vez podremos investigar a fondo los 800 mil dólares que Antonini le llevó en un avión de Pdvsa a la derrotada Krichner, en los miles de millones de dólares asignados por Cadivi a empresas de maletín, los misterios ocultos en los asesinatos del fiscal Anderson y el diputado Serra, las relaciones entre la familia presidencial y los narcosobrinos detenidos, se supone que para e resto de su vida, en los Estados Unidos.
Al regresar a casa pensaré que he votado por todos los venezolanos que estamos en contra del populismo autoritario y desde hace quince años, todos los días, hemos sido insultados desde los medios cada vez más controlados por los rojos. Recordare todas las veces que nos han dicho traidores, enemigos de la patria, pitiyanquis, malditos, escuálidos, disociados, hijos de puta, sólo por que no estamos de acuerdo con la manera autoritaria y errática como conducen al país.
Y por la noche, cuando la nueva mayoría de la Asamblea sea un hecho, brindaré hacia el cielo esperanzado con la certeza de que, como decía Manuel Caballero, una no sale de una pesadilla cambiando de monstruo, uno sale de una pesadilla despertándose.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Venezuela _ Cuando los votos......Sergio Ramírez

Posted: 25 Nov 2015 07:25 AM PST

El pasado 7 de noviembre, en Myanmar (antes Birmania), el partido oficial, respaldado por el ejército, que hasta hace poco ejerció una brutal dictadura, fue derrotado por la oposición encabezada por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, presa por años. Su partido, la Liga Nacional para la Democracia, ya había ganado en ocasiones anteriores pero los militares burlaron su triunfo.
Ahora, a pesar de que el tribunal electoral estaba presidido por un general de la vieja guardia, los votos fueron contados como se debe, y le dieron a la Liga 387 escaños del parlamento, contra apenas 42 para el oficialismo. Un poeta, Tin Thit, también preso por años, le ganó el asiento a otro poderoso general, U Wai Lwin, antiguo ministro de Defensa. El poeta triunfante dijo algo que no será novedoso, pero es verdadero: "los votos pueden más que las balas".
En América Latina las balas, o sea los golpes de estado y las dictaduras militares van quedando para la historia, como acaba de demostrarse en las elecciones presidenciales de Argentina. La democracia se dilucida en los recintos electorales, y no en los cuarteles. Estuve hace poco en Buenos Aires, y un fraude electoral parecía a todos un asunto de otro planeta.
Ahora sigue Venezuela, con las elecciones que se celebrarán el 6 de diciembre para renovar la totalidad de los escaños de la Asamblea Nacional. En medio de la profunda crisis social y económica, las encuestas auguran la victoria de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que desplazaría del dominio del poder legislativo al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En medio de muchas y graves acusaciones en contra del sistema, la historia electoral de Venezuela bajo el chavismo resulta impecable. Es el país de América Latina donde más elecciones se han dado en los años recientes, y aunque el órgano electoral se halla bajo el control oficial, es poco lo que puede alegarse hasta ahora en contra de la transparencia a la hora de contar los votos.
Los reparos están en cómo el gobierno ha asumido sus derrotas, despojando de sus poderes a los funcionarios electos, gobernadores y alcaldes, mediante maniobras legales o medidas de hecho, o metiéndolos simplemente a la cárcel. Ahora, de ganar la oposición, tal como señalan las encuestas, el presidente Maduro perdería el control del andamiaje legislativo, del que depende buena parte del poder que ejerce.
Sólo para empezar, de acuerdo a la Constitución Bolivariana, la Asamblea Nacional puede delegar en él la autoridad de dictar leyes y decretos por períodos prolongados, en una larga lista de materias. En unas nuevas circunstancias en que la oposición controlara los dos tercios de la mayoría parlamentaria, como parece que podría ser, esta transferencia absoluta de poderes al presidente, que deja prácticamente en receso a la Asamblea Nacional, ya no podría darse.
Un conflicto institucional está a la vista, y acomodar una situación semejante corresponde a los mismos mecanismos de la democracia. Debería imponerse un diálogo de convivencia, para que el país no siga descarrilándose.
Pero las declaraciones del presidente Maduro no barruntan lo mejor. Aunque ha dejado claro que respetará los resultados electorales, también ha dicho que de perder estas elecciones, "no entregaríamos la revolución y la revolución pasaría a una nueva etapa"; y que gobernaría "con el pueblo...y en unión cívico militar... quien tenga oídos que entienda, el que tenga ojos que vea clara la historia, la revolución no va a ser entregada jamás...".
Surgen entonces preguntas inquietantes: ¿Qué significa no entregar la revolución, si la mayoría legítima de los votantes pone a la Asamblea Nacional en manos de las fuerzas opositoras? ¿Una nueva etapa de la revolución significa más radicalización, y pérdida de más libertades ciudadanas, más autoritarismo? ¿Qué significa gobernar con el pueblo, si es que el pueblo ya ha votado en contra del partido oficial? Y peor de todo, ¿qué significa gobernar en unión cívico militar? ¿Qué pito tocan los generales y los coroneles a la hora en que los votos dilucidan el asunto del poder? Eso me recuerda al poeta birmano Tin Thit cuando dice, con tanta razón, que: "los votos pueden más que las balas".
El presidente Maduro también ha dicho que si su partido gana las elecciones legislativas, llamará a un diálogo nacional. Es lo que debería hacer también si las pierde. Y lo que debería hacer la oposición si gana. El diálogo es un instrumento de la democracia, y de un poder irreductible

Ciento once civiles Ibsen Martínez


                   Ibsen Martinez
 
El primer presidente civil que tuvo Venezuela en el siglo XX fue un sobrio y modesto profesor de instituto; uno de nuestros más célebres novelistas: Rómulo Gallegos.
Singularmente, Gallegos fue electo presidente, en 1948, en mitad de una tenebrosa temporada de dictaduras militares latinoamericanas, ganando las primeras elecciones universales, directas y secretas que alguna vez tuvimos en las que, además, obtuvo casi el 80% de los sufragios.
Gallegos hizo campaña electoral recorriendo un país que venía de vivir más de un siglo acogotado por dictaduras militares, y lo hizo tan solo con un libro bajo el brazo. El libro era su novela Doña Bárbara, un positivista, valiente alegato en pro de la civilidad frente a la barbarie encarnada en las dictaduras militares.
Los actos de toma de posesión, en febrero del 48, tuvieron el doble carácter de fiesta popular y de apoteosis intelectual. Un festival folclórico mostró por vez primera a una sorprendida Caracas las manifestaciones populares de un país, hasta entonces, descoyuntado y desconocido de sí mismo.
Decenas de intelectuales y artistas, venidos de 30 países, volaron a Caracas para la ocasión. El poeta Archibald MacLeish, amigo personal de Gallegos, encabezó la delegación oficial estadounidense. Una exposición de arte moderno juntó a la cubana Amelia Peláez con nuestro Armando Reverón. Con todo ello, Gallegos buscaba subrayar el fin de la era de los gamonales y los cuartelazos y exaltar valores de civilidad y de cultura. “No hemos salido de la tutela de broncos guerreros [advertía en su discurso inaugural] para vivir bajo el predominio de una casta militar privilegiada”. Por un día, al menos, doña Bárbara pareció haber sido al fin vencida.
Sin embargo, los altos mandos militares tardaron muy poco en resentir la sujeción al mundo civil consagrada en la constitución del 47, y procurada escrupulosamente por Gallegos desde el primer día de su mandato. En consecuencia, en noviembre del 48, tres coroneles emplazaron a Gallegos a distanciarse de su partido, Acción Democrática, formación socialdemócrata, a permanecer como figurón en la presidencia y dejarles a ellos las funciones de Gobierno. Gallegos optó por poner a los coroneles ante un disparadero: o Gobierno civil encabezado por él o, de lo contrario, “caballeros, tendrán ustedes que derrocarme desembozadamente”. Al negarse Gallegos a ser el pelele de una junta de espadones, los coroneles lo apresaron y lo arrojaron al exilio.
Muchísimos venezolanos pensaron en aquel momento que Gallegos se había portado como un tonto, como un majadero a quien nada habría costado entenderse con los coroneles y permanecer, así fuese miserable y decorativamente, en el cargo.
Este modo de pensar es resabio de una historia política que, solo en los primeros 100 años de vida independiente nos dio 120 pronunciamientos militares y veintitantas constituciones, a razón de una cada casi cuatro años. ¡Ah!, y decenas de polichinelas civiles de los caudillos y mandones.
Nicolás Maduro ha prometido que, de perder el PSUV las elecciones parlamentarias del 6D, se lanzará a la calle a “salvar” la revolución bolivariana y que gobernará con “pueblo y ejército”. Es su manera de decir que está dispuesto a ser el títere de una acorralada camarilla narcomilitar si ésta, demencialmente, decidiese desconocer los resultados que las encuestas ya anuncian auspiciosas para la oposición. Esto no sería una novedad continental; a Maduro le asiste una inspiradora tradición de rastracuerismo militarista.
Por eso el 6D es imprescindible alcanzar el “número mágico”, la cota máxima de 111 insobornables diputados que acometan la dura lucha que permita retornar a Venezuela el imperio de lo civil sobre lo militar.

Lo peor puede estar .......Angel Oropeza

PAUSA: Por Ángel Oropeza. Psicologo Social. "Lo peor puede estar por venir"


- Una cosa es votar o no por unos candidatos o unas opciones políticas, y otra muy distinta es jugarse la vida. Sin exageración, nunca ha estado tan ligada la suerte personal y familiar de los venezolanos a unas elecciones como lo está en las del próximo 6 de diciembre. Expliquemos por qué:

Para nadie es un secreto que el país está sumergido en la peor crisis de la que tenga memoria. Desde ninguna parte del mundo se entiende cómo después de haber gozado de los ingresos petroleros más altos de toda su historia, y de haberse además endeudado hasta límites inimaginables, hoy el país tenga el costo de la vida más alto del mundo, pero además combinado con la escasez más alta de todo el continente y un proceso de empobrecimiento generalizado de la población cuya rapidez es inédita en el planeta. Nuestro gobierno es el hazmerreír de todos los demás, y los venezolanos somos objeto de lástima por parte de los demás pueblos de la Tierra.
Pero lo realmente grave no es esto que ha pasado, sino lo que puede estar por venir. ¿Por qué? Porque frente a este desastre devenido en tragedia, el gobierno no tiene más plan que el de seguir aplicando la misma receta que nos ha traído hasta aquí, al borde de una crisis humanitaria. Y no tiene plan porque la administración de Maduro y Cabello está hoy dominada por rígidos intereses particulares, desde dogmáticos hasta mafiosos, cada uno buscando solo su privada rentabilidad. Para estos grupos, el negocio es que un modelo que empobrece a todo el mundo, menos a ellos, continúe. Incapacitados y prisioneros de sus poderosos intereses, su única respuesta frente a la crisis es la esperanza, casi mítica, de una recuperación mágica de los precios del petróleo, y esto simplemente no va a ocurrir.
Por ello, si no hay un cambio político rotundo el 6-D, no habrá cambios ni en la política económica ni en la forma como se vienen manejando los asuntos públicos, y la ruta del empobrecimiento no solo continuará, sino que se acelerará trágicamente. En otras palabras, usted y yo, su familia y la mía, estarán cada vez peor, y la única forma de evitarlo es provocando un terremoto electoral que abra las puertas a un cambio político ya no solo imprescindible para el país, sino sobre todo para cada venezolano.
Un dato importante es que la gente parece cada vez más entender esto. El porcentaje de la población exigiendo un cambio en la conducción del país supera el 80%, lo que por supuesto incluye mucha de la todavía militancia oficialista que esta abriendo los ojos. Pero hay más. Un análisis detallado de los estudios de opinión pública arroja una reducción sustantiva de la distancia entre la percepción negativa de los venezolanos sobre la situación del país, por una parte, y la percepción –cada vez más negativa– de su propia situación personal por la otra. Esto quiere decir que la población no solo percibe que el país marcha cada vez peor, sino que además lo mismo ocurre con ellos. Y cuando esto sucede, históricamente, la gente pasa al estado psicológico de entender que su situación personal no va a mejorar si no cambia el país. Este es el dato clave.
Para evitar este cambio, el madurocabellismo está echando el resto, raspando el tesoro nacional e inventando cualquier cosa que les permita enfrentar el 6-D. Hasta ahora no les ha resultado, por eso dice el gobierno que hay que ganar las elecciones "CÓMO SEA", que locura no? pero van a seguir intentándolo. Tienen poder, plata y la necesaria ausencia de escrúpulos. El problema es que cada día que pasa el grito de cambio resuena con más fuerza desde lo profundo de los caseríos, barrios y calles de toda Venezuela y hasta en los mismisimos entes gubernamentales. Pero ese cambio ni es fácil ni es automático. Hay que seguir labrándolo al pulso de la perseverancia y la organización popular, sobre todo para hacer entrar en razon a los que aun estan confundidos o increíblemente ignoran la realidad de la situación.
Recuerde: el gobierno no va a cambiar. Y eso significa que, salvo que sufra una rotunda y contundente derrota electoral este 6-D que abra las puertas al cambio político necesario, lo peor para los venezolanos todavía está por venir. Por eso, en sentido estricto, lo que usted haga el 6-D no será necesariamente a favor de algún candidato o parcialidad política, Será a favor de usted, de su familia y de nuestra querida Venezuela.
 No dejes de pasar este mensaje tan importante."DEJ[truncado por WhatsApp]

Militares: La Paz depende .......Trino Marquez


Trino Márquez

Militares: la paz depende de ustedes

26 Noviembre, 2015
Todas las encuestadoras, incluidas las que andan por las vecindades del gobierno, les dan una cómoda ventaja a los candidatos de la alternativa democrática en las elecciones parlamentarias del 6-D.
Las proyecciones indican que podría obtenerse una clara mayoría de diputados. Este triunfo modificaría el cuadro político, crearía una nueva correlación de fuerzas e implicaría un reacomodo de las relaciones entre el gobierno y la sociedad. Se habrá acabado el largo ciclo en el que el chavismo decía poseer la mayoría de los votos para imponer su hegemonía con evidentes signos dictatoriales.
Frente a las tendencias que muestran los sondeos de opinión, cada vez más importantes para medir las preferencias de los electores en los sistemas democráticos, ¿cuál ha sido la respuesta del régimen? Su actitud se ha movido entre la promoción de acuerdos bufos con el aval del CNE para “respetar” los resultados de la consulta hasta la amenaza y el chantaje descarados en los que indica que habrá violencia si llegase a triunfar la oposición y que el chavismo es “terrible” cuando toma la calle. Entre esos dos extremos, los últimos movimientos se han inclinado hacia el polo representado por la intimidación. Recientemente la coacción se ha expresado sin cortapisas. Nicolás Maduro ha dicho que convertirá en una intifada el potencial triunfo de la oposición y que él se transformará en un yihadista encargado de decapitar a los dirigentes que pretendan hacer valer la victoria. Al diablo con las formalidades democráticas y el principio del respeto a la voluntad popular y la alternancia establecidos en la Constitución. Lo que se impone es la defensa irrestricta y eterna de los privilegios que otorga el poder.
Maduro no debe de estar pensando en valerse de los militares para desatar la violencia con la cual amenaza. Aunque hay oficiales de los altos mandos enriquecidos de forma obscena durante estos quinquenios signados por la corrupción, o se han plegado a la ideología chavista por el acentuado proceso de ideologización, la mayoría de los militares se han mantenido al margen de la descomposición y de la política partidista. Los oficiales conocen lo que ocurre en el planeta y están conscientes de que los crímenes contra los derechos humanos son considerados de lesa humanidad y no prescriben. El reciente triunfo del liberal Mauricio Macri en Argentina, donde el kirchnerismo parecía vitalicio, sin que esa victoria fuese considerada un trauma o una traición a los valores democráticos, seguramente les servirá de referencia a los militares criollos acerca de cómo comportarse ante el muy probable éxito de la oposición. El mayor peligro, por lo tanto, no reside en que los cuadros castrenses se alíen con el régimen para desconocer o boicotear la victoria de la oposición. Sería un golpe de Estado.
El mayor riesgo reside en que las Fuerzas Armadas se inhiban de actuar frente al terror que podrían desatar los grupos paramilitares conformados por los colectivos y los motorizados financiados por el régimen. Si se manifestase esta actitud, los militares pasarían a convertirse en cómplices de esos grupos irregulares. Serían tan responsables de la violencia como si fuesen ellos quienes la propiciaran. Este comportamiento no pasaría desapercibido para la comunidad internacional. La consulta del 6-D será una de las más vigiladas en la historia del país, aunque el CNE se halla opuesto a aceptar los observadores internacionales y Mercosur haya propuesto un acuerdo grotesco para levantar una cortina de humo para ocultar los abusos del gobierno rojo.
La carta de Luis Almagro a Tibisay Lucena, las denuncias de los ex presidentes y ex jefes de Gobierno de Hispanoamérica, el informe de los diputados de la Unión Europea y muchas otras denuncias formuladas contra los abusos de poder que se cometen en Venezuela, les han puesto la cuesta muy empinada a Maduro y al grupo que lo rodea. La MUD de forma continua e inteligente ha ido cercando al gobierno. Este ha contribuido con la gravedad de los errores que comete. Al régimen no le resultará sencillo ignorar la voluntad popular.
Por el bien del país, y también de los militares, lo mejor que puede ocurrir es que el régimen acate la decisión de la gente. Así es la democracia.

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Canal Noticiero Digital

martes, 24 de noviembre de 2015

Argentina, dos modelos Gustavo Roosen

Argentina, dos modelos 

Argentina eligió ayer un nuevo presidente. Hace una semana el debate entre los candidatos marcaba el punto más alto de sus esfuerzos por dibujar el cuadro de sus propuestas y para buscar la adhesión a una visión de país y a un modelo de gobierno.
Cuánto pesó el debate en la decisión de los argentinos es algo sobre lo cual los analistas continuarán ensayando explicaciones. Donde no cabe duda es en el contraste entre los pensamientos y propuestas de cada candidato. El debate dejó también pistas, es honesto decirlo, sobre posibles coincidencias, las que no se declaran en el fragor de la campaña por la presión estratégica de acentuar los contrastes. De hecho, de los cuatro bloques temáticos propuestos a los candidatos el punto más alto de las diferencias correspondió al tema del desarrollo económico y humano, mientras las posturas menos antagónicas se hicieron visibles en los de educación e infancia, seguridad y derechos humanos y fortalecimiento democrático.
Airear las posturas de cada lado puso de relieve, además, que en el resto de los países del continente está presente, con más o menos radicalidad, la misma disyuntiva entre dos caminos. Uno de los modelos pone el acento en el papel predominante del Estado, el asistencialismo, la distribución, el paternalismo. El otro atribuye más importancia al individuo, al ciudadano, a la producción, a la acción concertada.
La afirmación de la supremacía del Estado va de la mano, en el primer modelo, con el autoritarismo, la concentración del poder, la multiplicación de los controles. El segundo, fundado en el equilibrio de Estado y sociedad, alienta en cambio la iniciativa privada, la separación de poderes, el diálogo, el juego democrático, la eficacia de los controles.
Si en principio deba admitirse que ambos modelos se proponen el bienestar de la gente, las diferencias se ponen de manifiesto en la concepción de los autores, de los procesos y de los medios. Es allí donde, con mayor o menor radicalidad, se hacen presentes las dicotomías Estado o ciudadano, concentración o diversificación, autoritarismo o libertades, exceso de controles o eficiencia en su aplicación, aislamiento o apertura.
Frente a la realidad económica, que es la que en gran medida determina la realidad del bienestar de la gente, los primeros piensan en el incremento del gasto público, la multiplicación de los subsidios, el endeudamiento desmedido; los segundos proponen, en cambio, un mayor control del gasto público, su mayor eficiencia, la búsqueda del equilibrio fiscal. La dinamización de la economía es, para unos, efecto de la acción directa de un Estado empresario-repartidor; para otros, de la estabilidad económica, del estímulo a la empresa privada, a la acción de los particulares, a la inversión nacional y extranjera, a la innovación, a la competitividad.
En la perspectiva política de la primera de las posturas se privilegia el principio de las reivindicaciones para un determinado sector, no sin cierto contenido de revanchismo; para la segunda pesa más la sociedad en su conjunto, la inclusión por la vía de la igualdad de oportunidades, el crecimiento como camino al bienestar.
Las consecuencias en el discurso se manifiestan por una mayor apelación, según el modelo, al miedo o a la esperanza, a la dádiva o al trabajo, a la comodidad o a la responsabilidad, a los derechos sin obligaciones o con ellas. La primera quisiera atribuirse el monopolio del interés social, la segunda propone la atención prioritaria al desarrollo y al bienestar de la gente, sin privilegios y sin exclusión.
El resultado de la aplicación de uno u otro modelo se traduce en dramáticos contrastes. De un lado se encuentran países abrumados por la pobreza, la escasez, la inseguridad, la inestabilidad económica y social, con tendencia al atraso y azotados por la inflación. Del otro, países con estabilidad económica, mejores perspectivas de crecimiento y calidad de vida, mayor y más productiva incorporación a la dinámica mundial.
Los argentinos seleccionaron ayer, libre y conscientemente, uno de los dos caminos. No tardaremos mucho en palpar los resultados. 




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sábado, 21 de noviembre de 2015

La casa por la ventana Miguel Sanmartin

La casa por la ventana

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 21 de noviembre de 2015  12:00 AM
Mucho se ha dicho y escrito, camarita, sobre la exasperación del oficialismo de cara a las elecciones parlamentarias del seis de diciembre. Con el correr de los días aumenta la angustia, la enervación y la impotencia -que no resignación- de los candidatos del continuismo.

Son estos los signos (evidentes) que trasluce el discurso y marcan las acciones de una marea cada vez más roja, pero por la furia-despecho que le produce la desafección de un pueblo que hoy se considera engañado, defraudado y actúa resentido por los padecimientos y privaciones a los cuales lo sometió la revolución castrochavista. Asimismo, está abochornado por la corrupción y otros escándalos e ilícitos que involucran a personajes cercanos al poder. Ese estado de crispación lo drenará contundentemente el "soberano" el 6D en las urnas de votación.

Dos cosas están claras hoy. Primero, el rechazo de las mayorías (80% según reflejan las encuestas) a la prolongación del Socialismo del Siglo XXI, modelo político, económico y social calcado de Cuba y causante de los históricos, desconocidos y deplorables niveles de escasez e inflación, del racionamiento y colas para adquirir productos indispensables -incluso autopartes como baterías para vehículos-, de la especulación de los bachaqueros, de la criminalización de comerciantes y el decomiso de su mercancía, del cierre de empresas y del aumento del desempleo formal. Segundo, y pese a los esfuerzos por disiparlo, es palpable el presentimiento de descalabro que agobia al oficialismo. Pese a ello arrecia la campaña proselitista con ofertas fantasiosas y, en paralelo, aumentando la carga de denuestos, injurias y descalificaciones contra los adversarios políticos y el sector productivo nacional. ¿Huevos a 420 bolívares el cartón? ¿Dónde están? ¿500 mil viviendas en 2016? ¿Con qué se sienta usted, caballero?

Lo mismo puede colegirse de las "advertencias" presidenciales en el sentido de "ganar como sea", "gobernar con el pueblo y la Fuerza Armada" o "tomar las calles si el Gran Polo Patriótico pierde las parlamentarias". Si eso ocurre, como indican los sondeos y hace suponer el malestar colectivo que se percibe en la calle, el partido de Gobierno y sus acólitos no tendrán más remedio que acatar la voluntad popular como hizo la oposición -aun objetando aquellos resultados, los cuales protestó en las instancias correspondientes- aceptando el pronunciamiento del CNE en abril de 2013.

En su afán de reconquistar el afecto de los sectores populares (con la aspiración de convertirlo en votos) el oficialismo insiste en "producir" un acontecimiento que inflame la fibra nacionalista de los ciudadanos. Antes fracasó en este mismo empeño tentando conflictos con "enemigos" clásicos como Estados Unidos y España. Pero no desistió. Por lo cual cambió de cuadrantes para agitar avisperos en los límites con Guyana y la frontera con Colombia.

El enésimo "engrinche" con el Imperio (el supuesto espionaje que habría realizado la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU a las comunicaciones internas de Pdvsa, según documentos revelados en 2011 por el prófugo de la justicia de su país Edward Snowden) apunta a lo mismo: distraer la atención pública de los más graves problemas del país, entre los cuales destacan el despilfarro, la inseguridad, la impunidad, los presos políticos, la violación de los derechos humanos y el deterioro de la infraestructura educativa y hospitalaria. También diluir los reclamos que la oposición democrática viene formulando al CNE para lograr condiciones transparentes, fiables, equilibradas y una observación internacional independiente para los comicios del 6D.

msanmartin@eluniversal.com 


Otro país Fausto Maso

OTRO PAÍS

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                 FAUSTO MASÓ

Venezuela fue otro país con un gran futuro, nadie adivinó que terminaría en este presente bochornoso. Era una democracia modelo, en una América Latina plagada de dictadores, que había sacado de la pobreza a millones de personas, un lugar a donde emigraban italianos, colombianos, chilenos, cubanos… Una maravilla, pues, que ignoraban los propios venezolanos.
Venezuela fue otra, contó con los dirigentes políticos más ilustrados y hábiles del continente, en tiempos que en los países vecinos se mataban unos a otros.  Esa Venezuela cambió, en buena parte porque nos convencimos de una estupidez, de que aquel país era un desastre, nos vendieron que había que destruirlo todo para edificar algo nuevo. Votamos masivamente por Hugo Chávez. Así nos fue y todavía no reconocemos la grandeza de los presidentes civiles.
Desde los tiempos de la Colonia hasta hoy esos gobiernos de presidentes como Rómulo, Caldera, Leoni y el mismo Pérez, han sido insuperables. Inexplicablemente el país se convenció de lo contrario y creyó de nuevo en los militares, en los que habían arruinado a los venezolanos durante 200 años.
En estos días el fallecimiento de Enrique Tejera París nos recordó esas verdades, de esa Venezuela decente, inteligente, preparada y capaz de construir una gran sociedad. Tejera, un personaje de otra época que no era simpático a muchos porque no lo habían conocido de cerca.
Hace tres años Tejera París en un almuerzo me contaba cómo rezaba constantemente el Padre Nuestro, temía morir en cualquier momento. Al final esperó la muerte tranquilamente. Y hasta me anunció la proximidad del final en su propia casa, estaba enfermo, enfrentaba plácidamente sus últimos días. No hablamos sobre lo poco que le quedaba de vida, quizá porque deseaba que se equivocara, a pesar de que a su edad la muerte siempre está tocando la puerta, o soñábamos con que viviera 100 años. Estaba dispuesto a dejar esta vida sin dramatismo, como algo natural. Además, bromeó. Habló de sus memorias, quizá yo le insistía en que ocuparían un lugar en la historia de Venezuela, comprobé que el tono plácido de sus memorias lo acompañaba hasta el final, como si ya se hubiera reconciliado con su propia desaparición, o supusiera que marcharía a un lugar mejor. Salí de viaje, y a la vuelta supe que había fallecido.
Al releer sus memorias vuelve a admirarnos la tranquilidad con que menciona, por ejemplo, su amistad con el Che Guevara, su plácida visión del nacimiento de la democracia en Venezuela, su relación con tantos líderes venezolanos. El tiempo le había dado una tranquilidad para contemplar la historia como un gran paseo, una oportunidad que nos concede la providencia. Saber que estaba muriéndose, como me dijo, no le quitaba la sonrisa de su rostro y en ese sentido me dejó un último recuerdo, o quizá ocurría que se reía mucho conmigo, con mi falta de respeto por la historia, el futuro y el destino.
Enrique Tejera París fue fundador de Cordiplan y de la CVP. Tardó 20 años en construir una casa en el terreno que había comprado, era un hombre honesto a carta cabal. Presidente del Banco Industrial, dejó la institución con el capital duplicado, fue además director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional. Y un gran memorialista, el mejor que ha habido en Venezuela.
A Tejera lo olvidarán en esta Venezuela atareada por la miseria, acosada por los militares que nuevamente la han arruinado. Pero sus memorias se seguirán leyendo, fue un gran prosista. Volverá entonces a renacer. Como debe ser, porque este presente lamentable es un simple borrón en la historia venezolana.

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viernes, 20 de noviembre de 2015

Voto por el cambio Luis Ugalde S.J.

LUIS UGALDE |  EL UNIVERSAL
viernes 20 de noviembre de 2015  12:00 AM
Hoy la Constitución es violada, no accidentalmente, ni por simple negligencia, sino  porque desde el poder se considera que es un obstáculo para imponer su dominio político estatista absoluto. Son enemigas de la "revolución" la constitucional separación de poderes, la Fuerza Armada apartidista, las alcaldías y gobernaciones que impiden  "todo el poder para las comunas" (partidistas, sometidas al Ejecutivo con asignación discrecional de dinero), la educación plural con responsabilidad de los padres, las universidades autónomas y la empresa y la propiedad privada que la Constitución defiende. Por eso en 2007-2008 el chavismo decidió sustituir la actual Constitución por otra totalitaria a la cubana. Afortunadamente fueron derrotados, pero no respetaron esa derrota y en la práctica han seguido imponiendo leyes y decisiones anticonstitucionalmente.

El artículo 333 de la Constitución dice que, cuando Esta es violada, todos los venezolanos tenemos el deber de colaborar decididamente en su restablecimiento: "Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia" (Art. 333).

Cumplamos el deber para rescatar la Constitución y el país de un desastre mayor. ¿Qué medios pacíficos y constitucionales tenemos para iniciar un vigoroso proceso de restablecimiento de los principios hoy violados? Por ahora ninguno más importante que la masiva votación en las elecciones del próximo 6 de diciembre, de inmensa trascendencia para el futuro del país. Un triunfo rotundo de la unidad democrática abre la puerta a un nuevo poder legislativo con muy urgentes tareas para reconstitucionalizar el país y enderezar todas las violaciones, empezando por los presos políticos... Al mismo tiempo, una derrota importante le dirá al gobierno que el país abrumadoramente quiere que el Ejecutivo abandone el modelo económico-social y político, estatista y totalitario que ha traído miseria con quiebra de la producción, inflación desbocada y empobrecedora, desabastecimiento desesperante, un déficit fiscal asombroso, con una corrupción e impunidad increíbles  y...  Si la gran mayoría del país exige cambio, el gobierno no tendrá más remedio que abandonar el insensato y fracasado modelo. De eso están convencidos hasta los chavistas pensantes. Desde el comienzo mismo del nuevo año (si no antes) el Ejecutivo tendrá que enfrentar los cambios sin los cuales Venezuela no podrá salir del actual desastre, sino que se hundirá más.

El régimen lo sabe y por eso está extremando todas las maniobras y abusos de poder a fin de torcer la voluntad democrática y deseo de cambio que se respira muy fuerte en el país: han inhabilitado, cambiado en las circunscripciones, inventado tarjetas y otros modos de confundir a los votantes, coaccionan y amedrentan; por lo que se han disparado las alarmas nacionales e internacionales. De ahí la decidida y muy concreta carta a la presidenta del CNE por parte Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, donde, de manera precisa, hace un recuento de las trampas que el Consejo Nacional Electoral debe evitar, impedir y perseguir, si quiere cumplir con su obligación de árbitro electoral que garantiza la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia, exigidas por la Constitución (Art. 293).

También la Iglesia católica está en alerta y sus autoridades episcopales acaban de convocar a una nueva actitud espiritual despierta y activa para recuperar la paz y la esperanza en Venezuela. Esperanza de cambio para que la política y la economía funcionen centradas y ordenadas hacia la persona humana y no sometida al poder político y económico. Convocan a una gran jornada de oración en todas las iglesias, capillas y a personas, pidiendo "la sabiduría e inteligencia espiritual que necesitamos para construir una patria donde se conviva pacíficamente en la tolerancia y el respeto mutuo". Frente a la triste pérdida de esperanza, oración y acción, pondremos todo nuestro esfuerzo y responsabilidad para hacerla realidad democrática.

fernandamujica@gmail.com


martes, 17 de noviembre de 2015

La trampa de las lealtades.....Angel Oropeza

La trampaLa trampa de las lealtades políticas

A confesión de partes –dicen los abogados– relevo de pruebas. Y no ha habido confesión más palmaria y reveladora en los últimos días que la que viene realizando el madurocabellismo en actitud mendigante ante sus todavía seguidores, pidiéndoles desesperadamente “lealtad” para con ellos y su desastrosa administración. Este último fin de semana, y por enésima vez, el actual presidente volvió a rogar al pueblo oficialista “confundido” que “no lo abandonen”.
En las democracias populares modernas, los gobiernos existen –por encima de cualquier otra consideración– para manejar los recursos disponibles con miras a resolver las múltiples demandas y necesidades de la población, administrar sus diferencias, y garantizar la paz, la libertad y la justicia para todos. El gobierno está al servicio del pueblo, y nunca al revés. Por el contrario, en las concepciones fascistas de dominación, el Estado-gobierno ocupa la primacía de la pirámide social, y por tanto se sirve de las personas, antes que servirlas a ellas. En los primeros, la gente pide resultados y los gobiernos se esmeran en rendir cuentas. En los segundos, los burócratas les exigen “lealtad” a los ciudadanos, porque se sienten dueños y superiores a ellos.
La trampa de exigir “prelealtades” hacia el establishment gobernante es un intento de eludir la responsabilidad que  realmente importa, que es la de ser ellos leales a su deber de resolver los problemas concretos de la gente. Pero, además, busca alejar el debate político del terreno racional de exigencia de resultados y demanda de obras concretas, y migrarlo engañosamente al campo gaseoso de los afectos intangibles y de las lealtades etéreas. Así, la discusión se aparta de la evaluación y escrutinio del desempeño real del gobierno –tal como ocurre en los sistemas democráticos modernos– y se centra en la cuestión primitiva y típicamente bananera sobre las intenciones de quien gobierna, no importa si su desempeño es deplorable y ruin. 
Los pueblos inteligentes no caen en la trampa de las “lealtades” ciegas a burócratas de turno, porque entienden que la primera lealtad debe ser hacia ellos mismos y sus familias. Por eso la pregunta, de cara al próximo 6-D, no es a quién escojo entre las diferentes tarjetas electorales, sino a quién escojo entre Maduro y yo. Dicho de otra forma, la pregunta es si me conviene que siga el actual estado de caos: delincuencia siempre al acecho, alimentos caros y escasos, salud y educación en el suelo, colas humillantes para conseguir cualquier cosa, empleos de mala calidad, sueldos que no alcanzan, intranquilidad y angustia. No se trata de escoger desde afuera, como quien apuesta externamente en una contienda de boxeo, sino de entender que la decisión tiene implicaciones personales graves. Es escoger entre lo que le conviene más a Maduro y a Cabello, o lo que le conviene más a mi familia.
Una última palabra a los hermanos seguidores del poschavismo, a quienes la actual clase gobiernera busca manipular constantemente con el jueguito de las lealtades, las traiciones y demás ridiculeces. Pocas cosas son tan convenientes para un mal gobierno como que la gente permita convertir la política en un asunto de fe, de afectos prehechos y de lealtades impermeables a la exigencia de resultados. Es el paso buscado de transformar ciudadanos críticos en un rebaño adormecido y manso. Respétense a sí mismos, y no lo permitan.
Los millonarios del gobierno gritan y repiten que aquí lo único que importa son ellos y su placentera vida de poder, corrupción y riqueza. Ruegan lealtad para con sus chequeras, y que nos los abandonen, que ellos están viviendo muy bien. Usted, desde su penuria particular, piense que así no debería ser, que lo importante es usted, es su familia, es el país, y no la fortuna de los mandatarios de turno. Y piense también que el cambio de rumbo está en sus manos. Solo depende de usted, no de los gritos narcisistas e interesados de quienes disfrutan con una crisis que solo les beneficia a ellos.