lunes, 31 de agosto de 2015

En defensa del Tachira. Fernando Ochoa A.

En defensa del Táchira
agosto 30, 2015 1:16 pm
   
La arbitraria decisión de Nicolás Maduro de declarar un estado de excepción en los municipios fronterizos Bolívar, Ureña, Junín, Urdaneta, Capacho Libertad y Capacho Independencia del estado Táchira, sin existir causas suficientes, viola flagrantemente los derechos humanos y muestra un sorprendente desconocimiento de nuestra historia. Las  profundas vinculaciones económicas, culturales y familiares existentes entre los pueblos del estado Táchira y del departamento del Norte de Santander surgieron desde los tiempos coloniales para irse fortaleciendo durante los siglos XIX y XX. Una de las manifestaciones más curiosas de esas relaciones fueron las ferias que se organizaban en las más importantes ciudades de las dos regiones. Además, siempre acogieron con particular simpatía a los exiliados políticos que tenían que pasar las fronteras perseguidos por los gobiernos dictatoriales venezolanos o enfrentar las consecuencias de las guerras civiles colombianas. Buenos ejemplos fueron el gobierno de Juan Vicente Gómez y la guerra de los Mil Días.


Las consecuencias empiezan a sentirse de manera muy dolorosa al resentirse el orden social en los municipios fronterizos: los negocios amanecen cerrados; nadie va al trabajo; la escasez de productos de primera necesidad alcanza niveles de tal gravedad que es posible que lleguen a faltar de manera definitiva; los liceos y las escuelas están paralizadas; nadie se atreve a salir de su casa, ante el temor que produce el convencimiento de que los efectivos militares y policiales pueden actuar sin ningún control, como ya han empezado a demostrarlo en distintas acciones. En definitiva, un verdadero caos. Lo único que ha logrado tan disparatada decisión, si eso puede considerarse un objetivo para una acción de esa importancia, ha sido la expulsión de cerca de 2.000 colombianos indocumentados. Un aspecto difícil de justificar es la destrucción de sus viviendas. Ni siquiera el contrabando se ha paralizado. Empiezan a surgir rumores de que, aun con la frontera cerrada, los productos subsidiados venezolanos ingresan a Colombia por los caminos verdes.


Nicolás Maduro está desesperado. No es para menos. Analicemos algunos aspectos de la última encuesta IVAD: 80% considera que la situación del país es mala; 92,8% ha tenido problemas para conseguir productos de primera necesidad; 87,9% no le alcanza el dinero para comprar lo necesario para el hogar; 70% cree que la gestión de Nicolás Maduro es mala o muy mala; 64,9% no tiene confianza en el gobierno nacional. En conclusión, si las elecciones fueran hoy la oposición obtendría 68,7% de los votos contra 23% del oficialismo. Esta situación, a mi criterio, es irreversible. El voto castigo es una realidad. Nicolás Maduro tiene la esperanza de que el cierre de la frontera pueda generar un mejoramiento de la situación de abastecimiento en el resto del país. Estoy convencido de que fracasará estruendosamente, al no lograr que la realidad actual se modifique en los municipios fronterizos. Otro aspecto a considerar es el desprestigio internacional que enfrenta Venezuela ante los delicados señalamientos de graves violaciones de derechos humanos. .


Los tachirenses deben reflexionar sobre su futuro cercano. Nicolás Maduro ha dicho que la frontera permanecerá cerrada sin importarle el profundo daño que le hace a la sociedad tachirense. El gobernador Vielma Mora está decidido a abrir manu militari los comercios de las principales ciudades fronterizas, sin valorar las causas por las cuales se mantienen cerrados. Definitivamente, el régimen chavista no está dispuesto a considerar la opinión y los intereses  del pueblo tachirense. Su actuación solo está supeditada a los objetivos políticos nacionales ante la cercanía de las elecciones del 6 de diciembre. Esa es la verdadera causa del enfrentamiento con Colombia. Buscar un enemigo externo para que nuestro pueblo olvide sus problemas. Esta realidad deben conocerla los tachirenses. Es un desafío inaceptable a la voluntad popular. Se requiere enfrentar con decisión y firmeza la absurda arbitrariedad centralista. No podemos permitir que la desbordada propaganda oficialista nos divida. Los tachirenses somos un solo pueblo decidido a defender nuestros derechos… ¡Viva el Táchira!

El cierre de la frontera ......Luis V. Leon

 Blog de Luis Vicente León

El cierre de la frontera con Colombia y las elecciones del 6-D; por Luis Vicente León

Por Luis Vicente León | 27 de agosto, 2015
Luis Vicente cierre de frontera 640
El cierre de frontera de Venezuela con Colombia y la deportación de colombianos ilegales en Venezuela intenta crear un tema estrambótico de campaña electoral. Y puede funcionar.
Lo primero que se debe saber es que, en este momento, es imposible saber qué impacto ha tenido la medida en cuanto a apoyo popular o a rechazo al gobierno de Nicolás Maduro. Tampoco se puede saber si ha compensado las pronunciadas caídas de popularidad previas, pero la dirección que toman puede terminar siendo favorable.
Sobre todo si separamos en el análisis los temas vinculados con la legalidad, la solidaridad, la economía y la política, porque los efectos del decreto no son los mismos en materia social, económica o política. Es un error caer en la visión simplista de quien mete todo en un mismo saco, así que vayamos por partes.
En los aspectos legales, el gobierno venezolano tiene el derecho y la obligación de actuar contra el contrabando y de deportar a los inmigrantes que estén en situación de ilegalidad. Y, precisamente, en eso se escuda. Pero, puesto en dos platos, si usted se pregunta si cerrar la frontera tiene un impacto sobre el control de contrabando o de la inmigración ilegal, la respuesta es simple: no.
En el aspecto económico, cerrar la frontera no detiene el contrabando, porque en nuestro país los estímulos para el contrabando se mantienen intactos. Una medida como ésta encarece los productos y obliga a las personas a buscar mecanismos diferentes, pero no lo detendrá mientras siga siendo negocio. Ahora, el impacto económico del cierre de frontera para ambos países sí es demoledor. Y, además, afecta las economías regionales: las poblaciones de frontera tienen un altísimo nivel de dependencia de las transacciones entre ellos, tanto legales como ilegales.
Y en el aspecto social, el decreto de emergencia tiene los impactos más duros, más crueles y más difíciles de procesar. Empecemos por decir que el cierre de la frontera aísla y afecta a personas cuya vida cotidiana se lleva a cabo en el paso de frontera. Incluso, hay impactos familiares ocasionados por separaciones vinculadas con el cierre de frontera y con la deportación. Y por muy cuidadoso que digan que fue el proceso de deportación, es difícil separar la acción física del Estado venezolano de las violaciones a los Derechos Humanos.
Una medida masiva de deportación deteriora indefectiblemente las relaciones con el país vecino, que se siente agredido. Pero ni éste ni ninguno de los análisis económicos o sociales que usted pueda leer tocan el centro del problema: todo esto se trata de un asunto político.
Y un posible punto de partida para afirmarlo es que los problemas que hoy el gobierno venezolano está atacando existen desde hace mucho, mucho tiempo, pero han decidido abordarlos de manera exagerada y en campaña.
Considere lo siguiente: el gobierno arranca esa campaña con una brecha superior a los 20 puntos en contra y una gran presión política que los obliga a hacer lo que sea necesario para evitar una derrota electoral. Algo más: tome en cuenta que ninguna acción económica populista de las clásicas los ayudaría de manera relevante, porque en este momento la crisis es descomunal. El típico aumento de gasto público que el chavismo ha hecho antes de cada campaña hoy sólo aumentaría la presión inflacionaria y la escasez, pero además su impacto en votos sería mínimo.
En resumen: ésta es una campaña en la que buscar acciones estrambóticas que agiten el escenario local se convierte en una necesidad inminente para el oficialismo. Así que, dentro de este marco, el gobierno va a fabricar culpables de la crisis y distractores del debate económico, todo con una sola intención: evadir los costos políticos.
La acción en frontera cumple todos los requisitos para lo que se llama “un issue atractivo” de campaña. Y el gobierno y no lo va a desaprovechar. Por ejemplo: con el cierre de la frontera, el Ejecutivo Nacional puede resaltar su tesis de que la culpa del desabastecimiento es de los contrabandistas y bachaqueros.
Es obvio que el origen del desabastecimiento no está ni en los contrabandistas ni en los bachaqueros, sino en las distorsiones económicas. También es obvio que los bachaqueros y los contrabandistas son una consecuencia de la crisis y no una causa de la crisis. Pero, en términos políticos, para las masas lo que existe es lo que se ve. Y en estos momentos lo que todos vemos es contrabandistas y bachaqueros, porque el gobierno ha decidido mostrarlos.
Entonces, cuando el Gobierno cierra la frontera con Colombia lo que intenta es mandar un mensaje: “No dejaremos que otros se lleven la comida que te estamos subsidiando a ti”, y así concentran el debate donde tienen un mayor margen de maniobra, alejándose de la inflación y la escasez, donde el gobierno no tiene cómo responder.
La radicalización del discurso sobre contrabando e inmigración ilegal, además, refuerza la construcción de enemigos externos. Y el tema de la deportación dividirá, pero le da al gobierno la opción de convertirse en un aparente “defensor de la soberanía” y así aprovechar las potencias del nacionalismo exacerbado y el chauvinismo.
Es decir: las acciones en frontera no detienen el contrabando, no aumentan la producción ni generan confianza en el país… pero ponen el debate donde al gobierno le conviene. Mientras tanto, las acciones políticas de rechazo que toman los líderes colombianos en su país son positivas para ellos allá y también son útiles para Maduro aquí.
Es imposible no conmoverse con lo que están sufriendo las familias que han sido obligadas a abandonar nuestro país. A ellos hay que considerarlos como unas nuevas víctimas de las mismas causas que hacen que (más allá de los debates políticos y los distractores artificiales generados para servir de campaña) la gente salga a comprar leche y no la encuentre… y de que si la encuentra no puede pagarla.
Lo evidente es que en Venezuela es necesario un cambio inmediato en las políticas económicas. Evadir esa verdad ya está a punto de enfrentarnos contra un país hermano. ¿Cuál debe ser el mensaje correcto? Decirle no al contrabando, no al bachaqueo, pero entender que no son las causas de la crisis. Decirle sí a la producción, sí a la inversión privada, pero no a la corrupción.

Maduro y Lucena ....... Marta Colomina

Maduro y Lucena: ¿así, o más claro?

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No se trata del ex presidente Uribe –comodín de Maduro para las inventadas conspiraciones contra su tambaleante gobierno– sino del informe de la incuestionable Amnistía Internacional (AI) en el que muestra su “profunda preocupación” por las graves violaciones del gobierno de Venezuela contra colombianos humildes en la frontera: en muchos casos “se han denunciado maltratos durante la detención, desalojos forzosos y demolición de casas donde vivían o se cree que vivían nacionales colombianos sin ningún tipo de respeto a sus garantías”. La decisión de cerrar la frontera y suspender garantías constitucionales desató una arremetida contra los colombianos que viven en 5 ciudades del Táchira (hasta el jueves habían sido deportados cerca de 1.200) para buscar a los presuntos “paramilitares contrabandistas” a quienes Maduro culpa del ataque a 3 uniformados y un civil que resultaron heridos. “Vieron cómo sus casas eran marcadas y tuvieron que salir con lo puesto dejando sus propiedades atrás”, dice el informe de AI: “Grupos familiares han sido separados, lo que ha producido que niños queden abandonados en Venezuela después de la expulsión de sus padres a Colombia”, y concluye que el gobierno de Maduro “ha violado las normas internacionales sobre derechos humanos en casos de deportación o expulsión”. Las escenas de tanta gente pobre cruzando el río Táchira con sus escasos enseres en la espalda, reveladas por las redes sociales, desmienten las mentiras oficiales. Esto que dijo Cabello: “Qué vergüenza que la oposición venezolana apoye al gobierno colombiano”, revela no el apoyo de los venezolanos al gobierno de Santos, sino la protesta contra el régimen de Maduro de la Venezuela democrática que, durante décadas, brindó un trato afable y solidario a los millones de extranjeros que llegaron a nuestras tierras en busca de una mejor vida.
Medios internacionales han develado que “fue la guerra entre carteles militares de la droga y del contrabando los que cerraron la frontera colombo-venezolana”: el 17 de agosto una comisión del Ejército integrada por los tenientes Veloz Santaella, Rodríguez Arias (Ej.) y otros efectivos detuvo cerca de la alcabala de Peracal una camioneta tripulada por dos GN, quienes se negaron a que se registrase el vehículo y pidieron un fiscal del MP. Cundió la alarma: llegaron al sitio los comandantes militares y policiales de la zona. La camioneta fue al fin abierta ante el fiscal y se habrían incautado drogas y dinero en efectivo cercano a 47 millones de bolívares y 3 millones de dólares, presuntamente pertenecientes (según versión de los funcionarios de la GN) a un muy alto jefe de dicha fuerza. Dos días después los tenientes (Ej.) que pusieron al descubierto el delito fueron emboscados por un motorizado y resultaron heridos. Maduro, en vez de sancionar y destituir a los GN culpables, arremetió contra los colombianos. Es vox populi que el contrabando, no el del menudeo, sino el masivo (narcotráfico, alimentos, gasolina) es llevado a cabo por quienes oficialmente tienen a su cargo “el control” de la frontera, en connivencia con la guerrilla colombiana y otras bandas.
Maduro ha convertido su régimen en una cámara de horrores. Inventa las atrocidades contra los presos políticos; su tardía reacción en defensa del Esequibo, que ya olvidó, o utiliza el testimonio del descuartizador “cooperante” para culpar a la oposición. El  horror de ahora es la violación de los derechos humanos de los colombianos residentes en el Táchira, hecho que se agrava con la llamada de Colombia a su embajador para “consultas” y a pocos minutos Venezuela hizo lo mismo con el suyo. Santos está solicitando una reunión en la OEA para denunciar la violación de los derechos humanos de sus coterráneos en Venezuela y César Gaviria pide salirse de Unasur mientras su indeseable paisano, Samper, siga al cargo.  
Solo cuatro días más tarde de que Tibisay Lucena anunciase eufórica que el “CNE no reculará en la decisión de no tener observadores internacionales”, Luis Almagro, secretario general de la OEA, ratificaba el ofrecimiento para observar las elecciones del 6-D: “Sería importante para todos los venezolanos que la OEA garantizara de una manera fidedigna el resultado y que evitara cualquier conflictividad posterior. El 6-D (…) es un punto de inflexión y por eso el proceso tiene que ser el más transparente y el más legítimo. Los niveles de desconfianza que son públicos (…) hacen necesario un garante reconocido para este proceso (…) Nuestro nivel de insistencia es enorme, descomunal. Vamos a seguir insistiendo (…) porque queremos que la próxima elección en Venezuela no tenga las características poselectorales que tuvieron las dos últimas”.
Nicolás y Tibisay: ¿así o más claro quieren que se los diga Almagro y la comunidad nacional e internacional?: la OEA garantiza “de manera fidedigna” el resultado; el CNE rojo, no. “Sin la OEA y/o la UE, el proceso no será legítimo, ni transparente”, es decir, será, de nuevo, fraudulento. La desvergüenza de Lucena apareció sin ambages contra Almagro, a quien llamó “injerencista” y “heredero del desprestigio y desconfianza de vieja data”. La MUD reaccionó de inmediato diciendo que la “observación” no corresponde al régimen y que invitará a observadores internacionales “con o sin” autorización del CNE.
¿Hay alguien dudoso de que la violación masiva de los derechos humanos de los colombianos deportados, seguida de la suspensión de garantías constitucionales del estado de excepción, tiene el propósito de suspender o retrasar los comicios que saben perdidos? Un informe del Bank of América fechado el 17 del presente mes, basado en las encuestas realizadas en 2015 en Venezuela revela que si la oposición “logra ganar el voto popular por 18,1% o más, será capaz de lograr la importante mayoría de las dos terceras partes de los diputados necesarios para designar a los nuevos jefes de los poderes Judicial y Electoral, iniciar una reforma constitucional y aprobar leyes orgánicas”. Todas las encuestas dan una ventaja promedio de 28,3 puntos, más que suficiente para superar el umbral de 18,1% necesario para obtener esas dos terceras partes. La encuesta de Datanálisis dada a conocer esta semana registra una ventaja opositora de 32%. ¿Entendemos ahora las trapisondas de Tibisay y las suicidas cabriolas de Maduro para suspender los comicios del 6-D?

sábado, 22 de agosto de 2015

La Venezuela bonita. Laureano Marquez


Laureano Márquez: La Venezuela bonita

Publicado en: Opinión
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ThumbnaillaureanomarquezComo Frost “me fui al bosque a vivir pausadamente, a expeler todo aquello que no es vida para así al morir no sentir no haber vivido”. Tomé unos días para recorrer parte de esta Venezuela que tanto nos duele hasta los entresijos del alma, manejándola, topándome con esos huecos de sus carreteras que casi te destruyen el carro y te sacan del fondo del alma una buena mentada de madre; con sus autopistas no terminadas por obra de algún corrupto impune. No sé cuántas veces salieron ami encuentro afiches, vallas, megacarteles con la imagen del comandante Chávez, una inversión publicitaria que quién sabe cuántos millonarios ha producido. Venezuela es efectivamente un país monoproductor, pero el único producto ya no es el petróleo, el personalísimo lo desplazó, es lo único que se consigue, lo único que se anuncia y que la gente puede y debe comprar sin tener que madrugar: palabras, discursos viejos que nos hablan de un pasado del que ellos mismos son ya la peor parte. Pero debajo de los abusos y las inoperancias, de la justicia parcializada, de la corrupción obscena, del sapo cooperante y las cuentas mil millonarias de Andorra, por debajo de la maldad convertida en destino, un país mayoritariamente bueno resiste desde la esperanza de que tiempos mejores han de venir. Al encuentro de ese país me fui, cual Valentina Quintero de la vida, dejando al azar de cada día el gusto de mostrármelo.
Pasé por Choroní, que aún mantiene sus calles coloniales, perfectamente conservadas y su gente amable, con el alma entradora y generosa del costeño. Con razón este pueblo nos dio, en la Madre María de San José, nuestra primera beata. Es un lugar seguro, “en Choroní, ni choro”, podría ser su lema en cuanto a seguridad se refiere. Cientos de posadas de gente amable, como Casa Mori con los masajes senadores de Alevis en Puerto Colombia, puerto, por cierto, donde los pescadores inician su faena diaria en “los hombros de América”. Un ambulatorio limpio, bien dotado y de gente atenta, una iglesia bellamente conservada, con sagrario nuevo, luminoso, obra, según me cuentan, de la gran artista Belén Girard. Me fui a Chuao con Pedro Di Palma (@paraisochoroni) de guía , un enamorado de la zona y Carlos, un pichón de cura, de esos que necesitamos de alma bondadosa y compromiso. Nos llevó “El Niño” en su peñero; un hombre de palabra, honesto. Chuao es tierra de gente inteligente que prefirió que el gobierno le pavimentara las calles internas antes que una vía para comunicarlos con el mundo por tierra; quieren seguir siendo gente de mar y no les importa la dificultad de que hasta sus autobuses tengan que venir sobre los hombros de los peñeros. Chuao es un nombre delicioso para el mundo entero, es la denominación de origen de nuestro mejor cacao, que lo cultiva y lo procesa la comunidad que practica un socialismo auténtico, del que brota del acuerdo de la gente, de su sentir cotidiano y no de la imposición arbitraria de quien quiere obligar al hombre a ser lo que no es y a sentir lo que no siente. Los helados de cacao de la señora Aquilina son una delicia salvadora en el solazo de la plaza de secado de las semillas, frente a la iglesia colonial.
De la costa me fui a los Andes, parando en Puerto Cabello en la posada Santa Margarita, una verdadera joya colonial. Puerto Cabello podría ser nuestra Cartagena de Indias y el Castillo de San Felipe un centro de difusión de toda la historia que debemos aprender para evitar errores ya transitados. Los pueblitos andinos exhiben la certeza de que los venezolanos no somos flojos. Mérida y su gente siempre anima el alma. El pueblo hace colas inmensas, inocultables, por toda la ciudad, con sol y lluvia. Es triste comprobar que las penurias de Luz Caraballo aún no terminan, pero reconforta ver a personajes como Don Manuel Da Silva Oliveira, alma de la Heladería Coromoto con su Guiness de ser la heladería con más sabores del mundo. Vino de Portugal, como tanta gente trabajadora en 1954 y hasta el sol de hoy, como buen colibrí, hace lo que tiene que hacer y aguanta. En Apartaderos, Giovanni y Francisco mantienen la Casa del Páramo, con artesanías hermosas y un restaurante pensado para el turista que quiere disfrutar de una buena comida rodeado de arte. En la Mucuy Baja, Xinia y Peter con pasión y años han edificado un amoroso remanso de paz para turistas que buscan reposo, serenidad, naturaleza y rica gastronomía, tan amoroso como ellos mismos que andan agarraditos de manos como el primer día de noviazgo.
Es una pequeña muestra de ese otro país, mayoritario, honesto y trabajador, que por todos aguarda el renacer de esa esperanza de la que ellos, a veces sin siquiera saberlo, son guardianes y refugio. Son la Venezuela bonita de la que seguimos enamorados.
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