sábado, 21 de noviembre de 2015

La casa por la ventana Miguel Sanmartin

La casa por la ventana

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 21 de noviembre de 2015  12:00 AM
Mucho se ha dicho y escrito, camarita, sobre la exasperación del oficialismo de cara a las elecciones parlamentarias del seis de diciembre. Con el correr de los días aumenta la angustia, la enervación y la impotencia -que no resignación- de los candidatos del continuismo.

Son estos los signos (evidentes) que trasluce el discurso y marcan las acciones de una marea cada vez más roja, pero por la furia-despecho que le produce la desafección de un pueblo que hoy se considera engañado, defraudado y actúa resentido por los padecimientos y privaciones a los cuales lo sometió la revolución castrochavista. Asimismo, está abochornado por la corrupción y otros escándalos e ilícitos que involucran a personajes cercanos al poder. Ese estado de crispación lo drenará contundentemente el "soberano" el 6D en las urnas de votación.

Dos cosas están claras hoy. Primero, el rechazo de las mayorías (80% según reflejan las encuestas) a la prolongación del Socialismo del Siglo XXI, modelo político, económico y social calcado de Cuba y causante de los históricos, desconocidos y deplorables niveles de escasez e inflación, del racionamiento y colas para adquirir productos indispensables -incluso autopartes como baterías para vehículos-, de la especulación de los bachaqueros, de la criminalización de comerciantes y el decomiso de su mercancía, del cierre de empresas y del aumento del desempleo formal. Segundo, y pese a los esfuerzos por disiparlo, es palpable el presentimiento de descalabro que agobia al oficialismo. Pese a ello arrecia la campaña proselitista con ofertas fantasiosas y, en paralelo, aumentando la carga de denuestos, injurias y descalificaciones contra los adversarios políticos y el sector productivo nacional. ¿Huevos a 420 bolívares el cartón? ¿Dónde están? ¿500 mil viviendas en 2016? ¿Con qué se sienta usted, caballero?

Lo mismo puede colegirse de las "advertencias" presidenciales en el sentido de "ganar como sea", "gobernar con el pueblo y la Fuerza Armada" o "tomar las calles si el Gran Polo Patriótico pierde las parlamentarias". Si eso ocurre, como indican los sondeos y hace suponer el malestar colectivo que se percibe en la calle, el partido de Gobierno y sus acólitos no tendrán más remedio que acatar la voluntad popular como hizo la oposición -aun objetando aquellos resultados, los cuales protestó en las instancias correspondientes- aceptando el pronunciamiento del CNE en abril de 2013.

En su afán de reconquistar el afecto de los sectores populares (con la aspiración de convertirlo en votos) el oficialismo insiste en "producir" un acontecimiento que inflame la fibra nacionalista de los ciudadanos. Antes fracasó en este mismo empeño tentando conflictos con "enemigos" clásicos como Estados Unidos y España. Pero no desistió. Por lo cual cambió de cuadrantes para agitar avisperos en los límites con Guyana y la frontera con Colombia.

El enésimo "engrinche" con el Imperio (el supuesto espionaje que habría realizado la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU a las comunicaciones internas de Pdvsa, según documentos revelados en 2011 por el prófugo de la justicia de su país Edward Snowden) apunta a lo mismo: distraer la atención pública de los más graves problemas del país, entre los cuales destacan el despilfarro, la inseguridad, la impunidad, los presos políticos, la violación de los derechos humanos y el deterioro de la infraestructura educativa y hospitalaria. También diluir los reclamos que la oposición democrática viene formulando al CNE para lograr condiciones transparentes, fiables, equilibradas y una observación internacional independiente para los comicios del 6D.

msanmartin@eluniversal.com 


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