jueves, 28 de abril de 2016

Las FAN y la destruccion .......Antonio Sánchez G

La FAN y la destrucción del Estado  Antonio Sánchez G.

28 Abril, 2016
“Homo…non modo corpus naturale est, sed etiam civitatis,
id est (ut ita loquar) corporis politici pars.”
Thomas Hobbes, De homine
Con una porfía, una tozudez y una impudicia sin límites, la orden de los Castro se viene cumpliendo metódica, sistemática e implacablemente: el Estado venezolano está siendo demolido paso a paso, ante el asombro y la impotencia de los venezolanos, que por ese sólo efecto dejan de ser hombres, es decir ciudadanos, para convertirse en sufrientes animales sin historia y sin Patria, sujetos al capricho y la vesania del agente que sirve y cumple las ordenanzas de los tiranos en su faena demoledora. De los que ya dependen, como los perros de sus amos, para encontrar la poca comida que les permiten llevarse a sus hocicos.
Del desconocimiento de la potestad de las instituciones – desde el 6 de diciembre el atropello y menosprecio de la Asamblea Nacional recién electa por una aplastante mayoría de ciudadanos – se ha pasado a la amputación de sus atribuciones. Amparados en la inducida incompetencia de sus dirigentes y la mortal decadencia y colapso de la infraestructura de las instituciones básicas al funcionamiento civilizado de Venezuela – la generación de energía – , los responsables del descalabro deciden ir amputando el tiempo de funcionamiento de la burocracia. El año es recortado a algunos meses, los meses a algunas semanas, las semanas a algunos días. No se enfrentan y resuelven los problemas: se los escabulle. Hasta que terminen por sepultarnos. Legará el día en que no cierren las oficinas públicas. Llegará el día en que cierren el país. El sueño perseguido por Fidel Castro desde que asaltara el poder en la isla de Cuba: hacer desaparecer del Caribe a Venezuela, la única nación que tuvo la sabiduría y el coraje de oponerse a sus delirios.
¿Puede una sociedad ser violada, ultrajada y destruida a estos extremos sin que las instituciones encargadas de su sobrevivencia asuman la histórica responsabilidad de velar por su sobrevivencia? ¿Pueden sus élites políticas estirar los niveles de la tolerancia a extremos tales que amenacen la sobrevivencia del cuerpo político de la Nación al que ellos se deben, el Estado? ¿Pueden las fuerzas armadas, última y crucial válvula de escape para controlar las tensiones, regular los conflictos y aplastar las conspiraciones que pretendan aniquilar la esencia y sustancia de la República, hacerse cómplices de la aniquilación de la comunidad política organizada que le da vida, personalidad e identidad nacional a aquello que sin el edificio del Estado no es más que una aglomeración tribal del salvajismo originario?
Pervertida la esencia que les ha dado densidad y sentido a su existencia – la salvaguarda del Estado y la comunidad territorial llamada Venezuela -, las fuerzas armadas de la República han perdido el fundamento mismo que les diera origen. De haber sido garantes esenciales en la defensa de la integridad nacional cuando ésta fuera invadida y asaltada por comandos armados al servicio de la Cuba de Fidel Castro, hoy parecieran mostrar complacencia ante el impúdico desmontaje del Estado propiciado por la Cuba de Raúl Castro y Nicolás Maduro. Es el golpe de Estado continuado que se arrastra desde el 4 de febrero de 1992, derribara los primeros muros de contención del Estado de Derecho en diciembre de 1998, sentara las bases de un régimen personalista, caudillesco y autocrático en el 2000 y fuera montando la satrapía que hoy nos engancha al último furgón de cola de la agónica realidad de lo que un día fuera la revolución cubana.
¿Es ese golpe de Estado continuado, brotado de los cuarteles el 4 de febrero de 1992 y reafirmado a diario desde entonces, aquel al que se refiere el ministro de la defensa y máxima autoridad de las fuerzas armadas venezolanas, general Padrino López cuando denuncia la existencia de un golpe de estado en curso? Si es así, porque difícilmente puede el golpe mortal que sufrimos desde hace 24 años sobreponerse a otro golpe del mismo signo, me complace compartir absolutamente su denuncia. Si el patriotismo inyectado en la sociedad venezolana por el Libertador corre por sus venas, es de esperar una acción liberadora en contrario. Es el imperativo categórico que nos impone la historia: acabar de raíz con el golpismo cuartelero.
@sangarccs


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Presión revocatoria Trino Márquez



Presión revocatoria   Trino Márquez

28 Abril, 2016
La entrega de la planilla por parte del CNE para recoger 1% de las firmas del Registro Electoral Permanente (REP), con lo cual se inicia el proceso revocatorio, representa un cambio sustantivo en la situación política. Se abre la posibilidad de que el gobierno de Nicolás Maduro sea sustituido de acuerdo con un mecanismo señalado en Constitución, ya probado en 2004 cuando el procedimiento se le aplicó a Hugo Chávez. La entrega del formulario fue consecuencia de la promesa de movilización opositora hacia las sedes del organismo electoral en todo el país, prevista para el miércoles 2 de abril, y de las protestas populares registradas los días previos en Zulia, Bolívar, Vargas y Trujillo, estas dos últimas entidades tradicionalmente chavistas. Probablemente los militares le indicaron a Maduro que era preferible abrir las compuertas para aligerar la presión, a continuar taponando las salidas constitucionales a la peor crisis global vivida por la nación desde la Guerra Federal.
Este primer escalón para nada significa que la escalera hacia la cumbre esté despejada. El régimen colocará en el camino hacia la cima todo tipo de obstáculos, como de costumbre. Cuenta con dos poderosos aliados. El CNE y la Sala Constitucional, aunque esta tenga muy poco que decir y hacer, una vez que el mecanismo se ponga en marcha. El tercer factor, la cúpula militar, a pesar de las declaraciones altisonantes del ministro Vladimir Padrino López, no pareciera estar dispuesta a bloquear una vía ya transitada por Chávez en momentos en los que el país se encontraba al borde de una guerra civil. En esa ocasión se impuso la consigna según la cual era preferible contar votos en las urnas, que urnas en los cementerios. Fue la época de la mediación internacional del entonces secretario general de la OEA, César Gaviria, y del expresidente norteamericano, Jimmy Carter. La nación estaba estremecida por la crisis política luego de los sucesos del 11-A, pero en el plano económico había ido recuperándose del paro económico registrado entre finales de 2002 y comienzos de 2003.
Chávez, padre de la democracia refrendaria tal como esta aparece delineada en la Carta del 99, aceptó, luego de numerosas marchas y contramarchas, ir al referendo revocatorio. Admitió los consejos de Gaviria y Carter, quienes habían comprometido su autoridad y prestigio en impedir que Venezuela se deslizase por el precipicio de la violencia.
Si en 2004 el revocatorio era necesario para evadir la confrontación armada, hoy ese imperativo resulta mucho más urgente y perentorio. Por primera vez, junto a la deslegitimación del régimen, confluyen varios problemas de enorme gravedad e impacto social: pobreza, inflación, escasez, desabastecimiento, incluidas las medicinas, desempleo, inseguridad personal y deterioro alarmante de los servicios públicos, con la electricidad, el agua, la salud y el transporte colectivo a la vanguardia. Una sólida franja de ciudadanos está pasando hambre porque no tiene dinero para comprar alimentos o porque, si lo posee, no los encuentra en los anaqueles. Ciudades como Caracas parecen en guerra. De día, porque las colas alrededor de los mercados y farmacias reflejan la carencia de alimentos y medicinas; de noche, por la desolación. La gente se refugia en sus casas por temor a la delincuencia y porque carece de dinero para gastarlo en diversión.
A Nicolás Maduro y su gobierno, quienes aparecen señalados en las encuestas como responsables del colapso, les resultará muy difícil sortear el revocatorio. Su padre putativo impuso esta fórmula en la Constitución y se sometió a ella. Los militares saben que para preservar la precaria paz existente se necesita resolver las tensiones en el marco de la Carta Magna. Factores importantes del PSUV están conscientes del riesgo que corre la organización si la ira popular se transforma en violencia: las víctimas no serán los dirigentes opositores, sino los líderes de un partido que ha gobernado durante diecisiete años en medio de la mayor abundancia de recursos financieros y sin controles institucionales de ninguna clase.
A partir de ahora quienes militamos en la alternativa democrática tenemos que exigir que los plazos se respeten y las normas se cumplan. La presión revocatoria, a través de la presencia popular en actos, movilizaciones, firmazos y refirmazos, tendrá que ser de millones de atmósferas sobre un presidente acorralado por el legado de su benefactor y la ruina que provocó.
@trinomarquezc

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miércoles, 27 de abril de 2016

Toro, habitante.......Carlos R. Hernández

TORO, HABITANTE ORIGINARIO

Carlos Raul HERNANDEZ
Hace algunos años pequeños partidos autoritarios de clases medias decidieron denominarse “sociedad civil” en desmedro de la auténtica, y asumieron un seudo liderazgo opositor que acabó en tragedia. Hoy mantienen una relación “a beneficio de inventario” con la Unidad, una actitud distante y hostil. Se alegran algo de los éxitos alcanzados, sin expresividad, porque cada triunfo les subraya sus errores de pronósticos y propuestas, y algunos no logran ocultar la alegría cuando algo sale mal. En la otra mano, la Unidad, pese a sus victorias, no conquista en profundidad las clases medias ilustradas, tal vez por cierta vaciedad conceptual, falta de interlocución, y solo ocuparse del “pueblo”. Pero también porque tales grupos del saber técnico, creen por ello conocer de política, arte del que no tienen el ABC y que no comprenden, buenas conciencias portadores de eticismos y moralinas.
El filósofo André Gorz establecía la incompatibilidad diametral de dos tipos de crítica. La crítica interna, es la que en condiciones normales alguien mantiene hacia su familia, allegados, país, o equipo deportivo. Si un hijo, hermano o cónyuge tienen un problema, se equivocan, o fracasan en algo, su gente lo rodea y trata de corregir y ayudar. Igual si pierde el equipo de nuestra preferencia, es nuestra pérdida ¡perdimos! es el grito. Otra muy distinta es la crítica externa, la que se hace a adversarios y enemigos, furiosa y distante. La derrota del contrario es bien propio. La gente sin experiencia que se acerca a alguna forma de activismo político, aunque sea en las redes, y se hace fanática de algún partido o figura, ejerce la crítica externa contra sectores de la misma corriente. Es evidente en tuiter la ruindad con que se cuestionan diferencias entre opositores.
La AN de la democracia
En momentos distintos, fanáticos dentro de la Unidad han celebrado los infortunios o errores de Capriles, López o Rosales como triunfos de su propio líder amado, o partido, sin entender que cuando fracasa o se equivoca un miembro de la Unidad, arrastra a todos. En las dificultades de la Asamblea Nacional este año, los vociferantes, previos abstencionistas o militantes de cualquier bagatela, no pierden chance de volver a llamar traidores a los líderes si no hacen lo que está en su cabecita loca. El triunfo del 6D evidenció que el rey estaba desnudo. El gobierno ha creado crisis de desabastecimiento, inflación, devaluación, inseguridad y electricidad, que drenan su apoyo ya minoritario, y a corto plazo solo se divisa con hueso sano la FAN. Un gobierno con apoyo popular precario y la Constitución en contra, que lleva el camino de Damasco, Siria, hace teatro para ocultar esa debilidad, aunque con los días ya no tiene capacidad ni para mentir con mínima seriedad.
La Asamblea Nacional es la gran reserva política, recién electa por el voto popular ante el mundo, un poder inevitable para enfrentar cualquier crisis y por eso el exangüe gobierno quiere desacreditarla, anularla, degradarla a través del poder de facto. Lo peor en un demócrata es colocarse en crítica externa a la Asamblea Nacional, porque es nuestra Asamblea Nacional, de los demócratas y de la democracia, la institución que ganamos gracias a millones de sacrificios, esfuerzos y votos. Si el gobierno la acosa y devalúa, acusa y devalúa a todo el país que destruye y no se puede asumir la actitud de Toro. En las últimas, sin municiones, atacados por centenares de comanches, el Llanero Solitario se voltea a su fiel amigo indio y le dice (en mexicano-apache) “-querido Toro. Eso está chingado- a lo que el increpado responde -creo que chingado estar tú, cara pálida”.
Inteligencia cabeza hueca
Como en el de kemo sah bee, en este caso se trata de resistir y combatir, porque los comanches solo están fingiendo fuerza. En muchos casos la política es exitista, hay que evidenciar victorias para mantener los seguidores, pero en otras no y se alimenta de la esperanza, no de la utilidad. Un golpista fallido se convirtió en onda sísmica de una sociedad positiva que progresaba aceleradamente, porque subió la apuesta, creó una tenebrosa esperanza, para destruir lo que era un modelo democrático en el mundo. No lo hubiera logrado sin el apoyo de la inteligentzia que convenció a las clases medias de que el país modelo era más bien un pozo séptico, el pacto democrático (Punto Fijo) un contubernio vergonzoso y una bandada de pericos salió a hacer bulla (creo que fue Uslar Pietri el primero que utilizó la palabra puntofijismo para denigrar la democracia).
“Especialistas” cacarearon que Venezuela era una nueva Calcuta, cuando lo cierto es que cada vez había menos pobres, más empleo y mayor bienestar. La ola reaccionaria que comenzó en 1992 levantó fe y emoción entre las sombras tenebrosas, banalidades inútiles y mentiras dañinas salidas de las vacías cabezas esa inteligentzia creole. Esa fue la derrota cultural de la democracia y hay que debatir con las clases medias para que no vuelva a ocurrir. La Unidad tiene que recuperar la esperanza, superar el discurso minimalista, pero cuidando, como Don Corleone, solo contraer compromisos que pueda honrar. Convencer que en esta empresa va la vida al país, que la Asamblea Nacional es la vanguardia del proceso democrático y que su derrota lo sería de todos. Que los diputados opositores son nuestros kemo sah bee.
@CarlosRaulHer


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martes, 26 de abril de 2016

Inestabilidad Presidencial Héctor Schamis


INESTABILIDAD PRESIDENCIAL

HECTOR SCHAMIS

El voto en la Cámara de Diputados de Brasil mostró de todo. Fue solemne y absurdo al mismo tiempo, con dedicatorias personales como si fueran goles, libros o canciones. También hubo espanto y tal vez hasta apología del delito: una dedicatoria fue para el torturador de Dilma Rousseff. Ello además de la sopa de letras del sistema de partidos, todo en la pantalla de su televisor.
El impeachment continuará en el Senado, siendo improbable que la presidente pueda detenerlo, y seguirá la disputa sobre su caracterización. Quienes dicen que es un golpe aducen que no hay cargos por corrupción contra la presidente, que las pedaladas fiscales no alcanzan la categoría de delito. Sin embargo, los requisitos legales parecen estar bastante bien cubiertos. De hecho, el Supremo Tribunal Federal ha aprobado el proceso, posición contundente si se tiene en cuenta que 8 de sus 11 integrantes fueron designados por Lula o por Dilma.
Ergo, si el mecanismo de impeachment se admite en la Constitución, no puede ser ilegal. De otro modo, llama la atención que la presidente le entregue el mando al "golpista" Temer para viajar a Nueva York y que éste se lo devuelva a su regreso según indica esa misma Constitución. El argumento no tiene suficiente peso específico.
El problema es que demasiada discusión legal termina siendo una cortina de humo. Ocurre que esta crisis es esencialmente política y viene desde hace tiempo, profundizada por la recesión y el desempleo. Ante cada capítulo de esta historia—Mensalão, Petrolão, Lava Jato—la respuesta del gobierno siempre ha sido una fuga hacia adelante. Tal es el caso del nombramiento de Lula como Jefe de Gabinete para blindarlo ante el juez Moro, lo cual empujó a Dilma al borde del precipicio. Lula no puede eludir su propia responsabilidad, y no menor, en el "Tchau querida".
La destitución, entonces, es una salida a dicha crisis. El juicio político—término castellano por impeachment—también es un enjuiciamiento a todo el partido gobernante por su responsabilidad política, valga la redundancia. Puede ser que haya habido traiciones, puñaladas por la espalda y codazos en la cara en cada tiro de esquina; ese es el juego en cuestión y no solo en Brasil. Golpe es otra cosa.
La crisis brasileña recrea la discusión sobre el parlamentarismo, bajo el cual una crisis de gobierno no necesariamente se traduce en una crisis de régimen político. El contra fáctico entre los expertos ha sido que muchos golpes en la historia de América Latina se habrían evitado en un sistema en el cual la jefatura de Gobierno está separada de la jefatura de Estado. Las crisis se resuelven con un voto de no confianza y a empezar de nuevo. Si Brasil fuera Italia, la maratónica sesión del Congreso habría concluido con Temer como primer ministro y menos trauma.
Pero América Latina produjo un subtipo de presidencialismo flexible, con rutinas institucionales semi parlamentarias—algunos países tienen la figura de primer ministro—y mecanismos de remoción más simples. La realidad es que por mucho menos de lo que se ha visto en esta prolongada crisis brasileña, o en cualquiera de las crisis de los presidentes latinoamericanos que en el último cuarto de siglo no completaron sus mandatos, los militares solían tomar el poder.
Hoy se critica este presidencialismo de coalición, tal vez prematuramente. Se soslayan sus éxitos—véase, sino, la estabilidad de Chile, Perú y Uruguay, por ejemplo—y se pasa por alto que con sistemas de partidos fragmentados—crecientemente, la norma—las coaliciones son la única manera de “formar gobierno”; con deliberadas comillas para indicar el énfasis parlamentario. Tal vez no haya que eliminar el gobierno de coalición sino subir los umbrales, crear mecanismos para reducir el número y de este modo acabar con los “partidos de alquiler”, la sopa de letras brasileña.
La inestabilidad es resultado del comportamiento de los presidentes, más que de los defectos de la institución de la presidencia. Durante el súper ciclo de comienzos de siglo, muchos gobiernos usaron la acumulación de recursos para acumular poder y, en varios casos, asegurarse la perpetuación; en el caso de Brasil, del PT. Para tal fin se incrementó la discrecionalidad del Ejecutivo, alterando el equilibrio constitucional. El ciclo político se convirtió así en una mímica del ciclo económico. El boom de las commodities fue el boom del poder; la corrupción, la grasa en las ruedas.
Ello hasta ahora que el ciclo económico ha cambiado, en Brasil y en todas partes. No es solo que esa estrategia dejó un sistema político dividido y corroído por la desconfianza. También deja una oposición que, vilipendiada desde el oficialismo durante mucho tiempo, acumula resentimiento y está presta a cobrarse las deudas. Quienes han perseguido la perpetuación idearon la mejor de las coartadas institucionales: la reelección indefinida, atributo de un sistema parlamentario, pero en un sistema híper-presidencial sin la disolución del gobierno en caso de crisis, otra característica del parlamentarismo. Eso es jugar con cartas marcadas.
La moraleja de esta historia es que las crisis son inevitables en la política. Lo importante es que existan mecanismos para, primero, neutralizar el daño y, luego, resolverlas con celeridad. De eso se trata este semi-parlamentarismo. Tal vez no esté tan mal la democracia en América Latina, después de todo. Hace tiempo que, con excepción de Venezuela, ni siquiera conocemos el nombre de ningún General.
 Twitter: @hectorschamis

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Reencuentro,........Víctor Rodríguez C.


Reencuentro, reconciliación, justicia, paz y progreso  

VICTOR RODRIGUEZ C.

En su infundada y contradictoria decisión de la semana pasada, el Tribunal Supremo de Justicia declaró inconstitucional la Ley de Amnistía aprobada por la Asamblea Nacional. En su decisión, el TSJ se refiere de manera equivocada a los crímenes de lesa humanidad, a las violaciones de derechos humanos y a los crímenes de guerra para fundamentar la inconstitucionalidad de la ley. Más grave aún, el Tribunal Supremo, o más bien los redactores externos de la decisión, consideran, al justificar políticamente su decisión, desvirtuando el sentido y el alcance de su función judicial, que “las amnistías son manifestaciones de la justicia transicional que se refieren a verdaderos momentos de ruptura y a la necesidad de instaurar una comunidad política (…) lo que invalida (…) la ley bajo examen”. Paradójicamente y al mismo tiempo, al negar el TSJ la posibilidad de un proceso de justicia transicional, Maduro anuncia otro de sus mecanismos, a través de la creación de una comisión de amigos que, lejos de buscar la verdad, no es más que otro brazo del régimen para perseguir y amedrentar, en la que lamentable y penosamente participan personalidades como el ex primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, una vez respetable dirigente social demócrata, defensor de la democracia y de los derechos humanos.
Independientemente de lo que podamos pensar de la decisión del  TSJ y de las aberraciones en la que incurre un régimen en etapa terminal, todos somos conscientes de que estamos en momentos muy difíciles que solo con inteligencia y buena voluntad podríamos superar. No es fácil, por supuesto, encontrar espacios comunes, en pocas palabras, un mínimo común denominador, que permita un acercamiento básico en medio de una polarización de la sociedad antes nunca vista, cuando tenemos a un régimen que irrespeta la Constitución, desprecia las libertades y viola de manera sistemática y generalizada los derechos humanos de los ciudadanos, no solo opositores, perseguidos por su manera de pensar y por la osadía de protestar en contra de los abusos, sino de todos los venezolanos a los que se les impide el ejercicio de sus derechos igualmente fundamentales, el de alimentación y el de la salud por delante.
Para muchos estamos en una situación que supera la simple confrontación y que, lamentablemente, parece conducirnos a la ingobernabilidad y peligrosamente hacia conflictos mayores cuyas gravísimas consecuencias las sociedades, esperanzadas en las soluciones, no perciben en sus inicios.
De la manera más irresponsable, las instituciones del régimen insisten en desconocer la realidad y en despreciar los mecanismos pacíficos que pueden permitir la salida de la crisis y el inicio del camino hacia la construcción de la Venezuela que todos, sin distinción política ni de ninguna otra naturaleza, queremos.
Mientras haya presos políticos y no se abran espacios de diálogo y de consenso no habrá el reencuentro, menos aún la reconciliación y la paz a que todos aspiramos. Y sin ello mucho menos habrá soluciones a la crisis integral que atraviesa el país. Hablar de justicia transicional, en definitiva, favorece al país y no solamente a un grupo de la sociedad. Habrá que recurrir a este mecanismo y en ese contexto habrá de crearse una auténtica Comisión de la Verdad, independiente e imparcial, integrada por gente seria y responsable que con autonomía pueda decirnos lo que realmente ha pasado estos años y por qué ha pasado.
La sociedad venezolana quiere que se determinen las responsabilidades de los autores y responsables de las violaciones de los derechos humanos y por la realización de una serie de delitos que afectan el funcionamiento del Estado, lo que lejos de significar venganza, expresa justicia. Las víctimas y sus familiares, la sociedad entera, exigen que se les reconozca y que se les acuerde la reparación debida ante los daños causados.
Vendrán tiempos de cambio y se reestablecerá el orden y las libertades. Negar la transición es negar la crisis y las soluciones, es despreciar al pueblo, irrespetar a la nación y destruir el Estado.

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lunes, 25 de abril de 2016

Los cuatro pendientes......Ángel Oropeza


LOS 4 PENDIENTES DE LA MUD

ANGEL OROPEZA

Aunque algunos sean tentados a olvidarlo –se dice que el nuestro es un país de memoria ligera– el hecho objetivo es que la MUD desarrolló durante el año pasado una estrategia política inteligente y coordinada que culminó en una victoria contundente, inicio del camino para los cambios necesarios.
En línea con aquella exitosa estrategia, y frente a los complicadísimos retos de los próximos meses, la alianza democrática tendrá que afrontar en lo inmediato cuatro tareas que pueden ser decisivas en la orientación de los acontecimientos por venir.
1) La primera es cómo avanzar en el necesario diálogo con sectores del oficialismo, sin el cual no parece haber hoy solución política a la crisis. Un diálogo no para “enfriar” o calmar las cosas, sino para acelerar y viabilizar las opciones constitucionales de cambio. Lo que acaba de ocurrir en Brasil es por demás elocuente. El inicio del juicio político contra Dilma Rousseff aprobado por la Cámara de Diputados de ese país solo fue posible cuando la presión social se combinó con una inteligente estrategia de convencimiento a los sectores aliados del gobierno, en el sentido de que lo más conveniente para ellos era no hundirse con la corrompida cúpula gobernante y facilitar caminos que destrabaran la severa crisis política.
Nadie perdió tiempo hablando con Dilma, sino con el entorno sobre el cual se apoyaba. La estrategia de ir aislando progresivamente a Rousseff y erosionando su piso político de sustento tuvo su punto culminante cuando el vicepresidente Temer, del aliado Partido del Movimiento Democrático Brasileño, y quien había sido el principal escolta político de la presidente desde el comienzo de su mandato en 2011, se convence de la conveniencia de retirarle su apoyo y prestarse a la transición. Solo hasta entonces fue posible que se acelerara el inicio del cambio político. A buen entendedor, pocas palabras.
2) La segunda es qué hacer con las elecciones de gobernadores de este año. Tanto las encuestas como los resultados del 6-D predicen una victoria opositora en casi 20 estados. Renunciar a ello –a tomar el control de la geografía del país– significaría un error más grave que el abandono de la Asamblea Nacional en 2005. Es necesario convencer al país de que la asistencia masiva a esas elecciones no solo no es contraria o distractora de la lucha por el revocatorio, sino que es consecuencial con ella.
3) La tercera es insistir en la estrategia de construcción de la agenda social, políticamente despolarizada, que aglutine a las víctimas de la crisis alrededor de una oferta centrada en la atención de los problemas reales de la población. No es necesario “llamar a la calle”. La gente ya está allí. Pero cada quien peleando por lo suyo, en plan de supervivencia. El reto es enlazar orgánicamente las crecientes manifestaciones de protesta y descontento popular, comunicarlas entre sí, darles direccionalidad y transformarlas, de reacciones catárticas y desordenadas, en movimientos eficaces de presión política.
4) Y, por último, retomar la dirección y coordinación política de la oposición. La AN tiene unas funciones ya de suyo complicadas para enfrentar los duros retos que vienen, y es necesario robustecer a la MUD como instancia de coordinación y fortalecimiento de las fuerzas democráticas. Si la unidad era indispensable para el triunfo del 6-D, para lo que viene es sencillamente imprescindible.
Esta unidad es necesaria para evitar que caiga la esperanza, para no permitir que se pierda la emoción de que el cambio es posible, e impedir que triunfe la estrategia oficialista de sembrar desesperanza y frustración. Y también es necesaria para dibujar el país posible, para enamorar a la población con el sueño de una realidad distinta. Porque la sola rabia es una fuerza poderosa, pero negativa e insuficiente. La verdadera fuerza transformadora es la de la esperanza, porque si la gente no sabe adónde va, no solo puede aceptar ir a cualquier parte, sino que no habrá emoción que la movilice en la dirección correcta.


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The Revenant Carlos R. Hernandez

THE REVENANT
              



Para mi amigo, hasta después de muerto


CARLOS RAUL HERNANDEZ

EL UNIVERSAL

Es habitual oír que los males del llamado tercer mundo son producto de la “explotación de los países desarrollados” que habrían construido su bienestar sobre el expolio de aquél. En una encuesta, probablemente la mayoría esté de acuerdo con eso. Lo fundamental del pensamiento latinoamericano del siglo XX nació de ese y otros mitos aledaños, y el socialismo del siglo XXI, ese hijo de póstuma aparición del comunismo soviético, se construyó con base en ellos y en la retórica contra el imperialismo y la oligarquía, recurso de déspotas con años luz de retraso con respecto al desarrollo de la realidad y de la reflexión política. Así regresaron a Latinoamérica de Chávez, Ortega, Correa, Kirchner, Evo, los latiguillos fidelistas, el lenguaje soez y brutal y la violencia en la política (lacayos, agentes de la CIA, gusanos, escuálidos, desgraciados) y ahora el simpático término de pelucones imprecisamente ubicable en el Caribe colonial. 
El creador de la teoría de los países explotados es Lenin en El imperialismo, fase superior del capitalismo, en contradicción con Marx y Engels. Según ellos lo mejor para las naciones asiáticas, latinoamericanas y africanas, fue la colonización que les permitió entrar en el área de influencia del mundo avanzado, cuyo efecto benefactor estuvo en el acceso de esos pueblos a la modernización. Así tuvieron ferrocarriles, telégrafo, teléfono, acueductos, electricidad, lenguas modernas, y se inició la destrucción de formas de organización social patriarcales y de la economía tradicional. Marx rechaza las costumbres criminales del atraso; no menos que eso es la monstruosidad de quemar vivas a las viudas en la India con el cadáver de sus maridos o que ajusticien a un intocable si su sombra se proyecta sobre alguien de otra casta.
El último argumento
Lenin entendió que la revolución en Francia, Inglaterra y Alemania había fracasado y que la esperanza estaba en estimular el levantamiento de los países pobres, “coloniales y neocoloniales”. Para hacer la revolución en Rusia, elaboró su propia tesis, el tercermundismo, que resultó victoriosa. Esto lo analiza Carlos Rangel el más importante pensador teórico latinoamericano del siglo anterior, y en su gran obra Del buen salvaje al buen revolucionario, que cumple 40 años, desmonta desde aquel momento la pueril maquinaria conceptual del tercermundismo. Lo hace en el momento de la efervescencia revolucionaria, populista y, precisamente, tercermundista, no solo en Latinoamérica sino en el mundo entero. Para celebrar el aniversario de ese libro-hazaña el Liberty Found y Rocío Guijarro por Cedice organizaron en Aruba un simposio (que terminó ayer sábado 23), con asistencia de un interesante grupo de pensadores, académicos y periodistas latinoamericanos.
Rangel fue una personalidad prometeica, grandiosa, un héroe entre sus contemporáneos, y a quien pocos entendieron. Tuvo el talento para ver mucho más allá que sus ciegos detractores y, además, en medio de la soledad, la hostilidad y la incomprensión, le sobró el coraje para enfrentarse (con apoyo de Sofía, su mujer) al anacronismo, y dejó obras que parecen escritas el mes pasado, mientras hojear (¿ojear?) las de sus oponentes es como levantar una bacinilla rancia. Rangel gozaría enormemente de ver cómo el primero y último mandamiento del tercermundismo ha recibido la más contundente felpa de la realidad: la miseria de los países proletarios es producto de los precios viles que pagan los desarrollados por las materias primas. Venezuela se hundió, paradójicamente, cuando los recursos del petróleo llegaron a alturas inimaginables.
Ahogarse en dinero
Recibió en diecisiete años ocho veces más ingresos que la democracia en cuarenta (en términos netos, dieciocho veces más) y no hay alimentos, medicinas ni electricidad. Se demuestra que el embargo a Cuba fue tal vez el mejor argumento conque contó Castro para mantener la tiranía, pues le permitía victimizarse y culpar a  EEUU de la depredación que el proceso revolucionario produjo. En Venezuela se viven exactamente la misma escasez y racionamiento que en la Cuba revolucionaria, sin ningún embargo, cuya inexistencia folklóricamente quieren suplir con la babosada de una tal guerra económica. El socialismo descalabra Brasil luego de una etapa de esplendor en los ingresos provenientes de sus materias primas, lo mismo que Argentina. Todos los socialismos son tragedias griegas: comienzan con ilusiones de los espíritus simples y terminan en pesadillas.
Aristóteles escribió que mientras en la comedia el protagonista es ligero, torpe, poca cosa, en la tragedia es un sujeto superior a los demás, trascendente, con un destino estremecedor tejido por una conspiración de los dioses. Por eso Marx hizo su brillante, manoseada, trillada frase de que la historia se da como tragedia y repite como comedia. En el drama de Venezuela, Carlos Rangel, aquél vituperado personaje, al que los mejor intencionados veían apenas con condescendencia, terminó como héroe de una tragedia, figura para recordar, ejemplo intelectual y moral, renacido, mientras sus enemigos resultaron meros comediantes, con ridículamente trágicos planteamientos que demostraron -una vez más- su monstruosidad. En el basurero de la Historia, como dijo Lenin a Martov, para no pelar otro poderoso lugar común.



@CarlosRaulHer




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sábado, 23 de abril de 2016

Punto de quiebre Vladimiro Mujica


Tal Cual / ND

Punto de quiebre

23 Abril, 2016
Ya quedan pocas dudas sobre la naturaleza de la decisión del gobierno venezolano contra su propio pueblo: desconocer la voluntad popular de cambio que se expresó en las elecciones del 6D a la Asamblea Nacional. Las implicaciones de esta conducta de la oligarquía chavista en el poder son profundas y complejas, porque no solamente se viola el espíritu y la letra de la ley sino que, en la práctica, se están bloqueando todas las salidas para que Venezuela salga de este bache histórico pacífica y constitucionalmente.
La decisión de obstaculizar, por la vía de un TSJ atrincherado contra la democracia, las decisiones de la AN no puede interpretarse sino como una emboscada a la esencia misma de la Constitución. De manera deliberada se está conduciendo al país hacia un enfrentamiento cuya única justificación parece ser la voluntad de un grupo ebrio de arrogancia dispuesto a pagar cualquier precio por mantenerse en el poder. La revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI están amenazados de muerte como proyectos históricos por los propios errores y la corrupción de su liderazgo. Lo único que va quedando con vida es el aferrarse al poder con uñas y dientes, aún a expensas de la paz de la República y jugando con la salud y la seguridad del pueblo del cual, con un cinismo sin límites, la oligarquía chavista se sigue expresando como si todavía fuera su centro de preocupación.
Es la hora de que hablen y actúen quienes tienen que hacerlo para salvar a Venezuela de lo que ya no solamente se anuncia como una catástrofe humanitaria sino como el comienzo del camino que termina en el estigma de convertirnos en una nación fracasada: incapaz de pagar sus deudas internacionales; imposibilitada de garantizar los espacios mínimos de convivencia de sus ciudadanos; impedida de atender las necesidades elementales de su población en materia sanitaria, educativa y de seguridad. La situación de las finanzas públicas y el desastre de nuestra principal industria, y casi la única que va quedando, generado por años de mala gerencia y corrupción auguran un escenario de hiperinflación y bancarrota que no pueden ser ignorados.
Del lado de la oposición democrática queda pendiente por resolver una ecuación muy importante. De los tres pilares de la acción opositora: la AN, la MUD, y la movilización ciudadana, la última sigue siendo severamente minusválida comparada con las dos primeras. A pesar de los monumentales avances alcanzados bajo la dirección de la MUD, no se ha logrado integrar la protesta de la gente y la sociedad civil a la acción política opositora. Esto se une a un desánimo creciente por lo que se percibe como un callejón sin salida frente a la arrogancia sin límites del gobierno por desconocer la voluntad popular en la AN y la multiplicidad de opciones que maneja el liderazgo opositor para resolver la crisis de gobernabilidad generada por el gobierno. Nada puede sustituir a estas alturas el integrar a la gente a la decisión opositora, cualquiera que esta sea y el lograr restituir su fortaleza a la MUD. Buena parte del liderazgo de esta se trasladó a la AN y ambas organizaciones cumplen roles muy distintos.
Del lado internacional, es innegable que se han producido importantes avances en lograr la condena y el aislamiento del régimen chavista por la comunidad internacional. Importantes organizaciones como la OEA y la ONU se han pronunciado en relación a las violaciones a la Constitución y el carácter anti-democrático del gobierno. Sin embargo, es necesario exigir mucho más. La conducta cómplice, por acción u omisión, de muchos gobiernos debe ser denunciada y debe apelarse cada vez con más fuerza a los pueblos de otros países para que se entienda la tragedia que vive Venezuela. Aquí podrían jugar un papel importante los venezolanos fuera de nuestras fronteras que deben convertirse cada vez más en la voz de quienes no tienen voz en nuestro país.
El esfuerzo opositor conjunto en los cuatro frentes: la MUD, la AN, la calle y el mundo internacional deberían finalmente converger para que se produzca la fractura del chavismo y los militares de modo que la voz de quienes están comprometidos con la defensa de la Constitución finalmente se escuche con fuerza. No se trata de ninguna manera de llamar a pronunciamientos o golpes militares, un mal que siempre resulta peor que la enfermedad que trata de corregir, sino a asumir una conducta patriótica y de defensa de la soberanía popular en un momento en que Venezuela requiere urgentemente de rescatar su viabilidad como nación. Lo mismo se puede decir acerca de los sectores democráticos del chavismo, que existen y que están llamados a jugar un papel determinante en la reparación de la convivencia nacional y a asumir la defensa de su proyecto político, severamente vulnerado por la cúpula en el poder, en un escenario democrático.
Nos estamos deslizando peligrosamente hacia un punto de quiebre de la República. Cualquier posibilidad de seguir construyendo una salida democrática y pacífica a este desastre requiere que la oposición supere sus limitaciones y que el chavismo y los militares comprometidos con la defensa de la Constitución y el respeto a la voluntad popular dejen escuchar su voz. Eso generaría probablemente el único espacio realista para el diálogo y la paz.

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viernes, 22 de abril de 2016

Linchamientos : el hombre ..........Trino Márquez



Linchamientos: el hombre nuevo socialista

21 Abril, 2016
A estas alturas de la historia humana no es posible invocar una cándida ignorancia o ingenuidad para desconocer que el socialismo genera miseria en una escala continua y creciente. Desde octubre de 1917 cuando los bolcheviques toman por asalto en Palacio de Invierno en San Petersburgo hasta el día de hoy, ninguna experiencia revolucionaria que invoque los principios sustentados por el marxismo leninismo para conducir el Estado y la sociedad ha producido algo distinto a la acromegalia del sector público, la ruina de los ciudadanos y la extinción de la libertad en todos los campos. El estatismo y la extinción de la propiedad privada de los medios de producción, desde la Rusia Soviética hasta Cuba, siempre han ido acompañados de la aparición de una burocracia tan soberbia como ignorante, que a través de la represión, el control de los medios de comunicación y el chantaje, trata de eternizarse en el poder.
El régimen instalado en Venezuela hace ya más de 17 años conoce muy bien esa historia. Luego de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, trató de revivir el socialismo, darle un rostro distinto, menos áspero y más humano del que tuvo el “socialismo real” durante siglo XX. En esta empresa fracasó. El socialismo del siglo XXI retoma los lunares más oscuros de sus antepasados y agrega otros, que hacen del ensayo socialista venezolano una experiencia aún más traumática que las anteriores. En la URSS y sus países satélites la gente carecía de un empleo de calidad y bien remunerado, no tenía alimentos, productos básicos que aligeran la vida cotidiana haciéndola más amable y llevadera. Los ciudadanos de las naciones comunistas no conocieron el confort de tener agua caliente en sus duchas, automóviles cómodos, un sistema de transporte público confortable u hospitales dotados de aparatos tecnológicos de última generación. Los comunistas nunca inventaron productos que cumplieran con dos requisitos básicos: mejorar la calidad de vida y democratizar la sociedad. Siempre dependieron de las innovaciones del capitalismo para copiárselas y adaptarlas a sus empobrecidos países.
En lo único que se anotaron un éxito relativo fue en seguridad ciudadana. Pasado el convulsivo período inicial, la Revolución de Octubre, aunque no le garantizaba alimentos ni bienes materiales a la gente, al menos les proporcionaba la seguridad de sus vidas y sus escasos bienes. Hasta los más enconados enemigos de los gobiernos tras la Cortina de Hierro reconocieron que la delincuencia era baja, lo mismo que la tasa de homicidios. El terror servía para disuadir a los potenciales delincuentes y, desde luego, a los adversarios de la jerarquía del Partido Comunista.
El régimen rojo venezolano no ha servido ni para mantener la paz ciudadana. El nivel de criminalidad se disparó hacia la cumbre sin que ninguna barrera lo detenga. La persecución del gobierno se concentra en los dirigentes opositores. El régimen es militarista, pero solo contra quienes lo adversan. Con los delincuentes es amplio y tolerante, a pesar de la guerra que le declararon a la sociedad y a los cuerpos policiales uniformados. El Estado chavista les entregó a las bandas criminales zonas completas para que impusieran su ley: la del más fuerte, agresivo y desalmado. Los jueces y tribunales se convirtieron en piezas claves de ese entramado. Un delincuente apoyado por una pandilla más o menos poderosa sabe que sus días en las cárceles son escasos y el castigo benévolo. El soborno o el chantaje directo a los magistrados harán que el transgresor en poco tiempo vuelva a sus andanzas.
Este clima de descomposición que envuelve a la policía, el Poder Judicial y la Guardia Nacional, quebró la confianza en la justicia ordinaria, en el Estado de Derecho, de un vasto sector de la población. Este grupo decidió aplicar el castigo con sus propias manos, tal como en los estados de naturaleza de los cuales habla Thomas Hobbes en Leviatán. El linchamiento es el reflejo ominoso de esa desintegración. El “hombre nuevo” que se levantó tras más de tres lustros de los chavistas en el poder es un ser agresivo y destructivo, sin barreras morales que lo contengan. Tanto el delincuente convertido en víctima como sus agresores, reflejan la podredumbre del socialismo del siglo XXI.

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jueves, 21 de abril de 2016

No hay otra salida Bernard Horande

No hay otra salida


Bernard Horande - @BHorande

Algunos amigos y conocidos me preguntan si saldremos de "esto". Que "cuándo". Que "cómo". Que "por qué no pasa nada". Que la gente está demasiado tranquila calándose "esto". Muchas interrogantes con respuestas no precisamente fáciles.
En cuanto a lo primero, sin dudar en lo más mínimo, mi respuesta es sí. Saldremos de esto.
Por supuesto, enseguida viene la pregunta: "¿cuándo c....?". Aquí empiezan las dificultades.
Porque el "cuándo" va muy ligado al "cómo". Aunque según va pasando el tiempo, a mucha gente con toda lógica le va importando cada vez más el "cuándo" y cada vez menos el "cómo", lo cierto es que este último sí es muy importante.
Algunas personas me dicen - creo que sin reflexionarlo mucho - que ojalá que de una vez la gente se amotine, que salga todo el mundo a la calle, que se arme el alboroto del siglo,  y así resolvemos de una vez "esto".
No es tan sencillo. Cuando se desea una salida de este tipo no se miden las consecuencias. El Caracazo del 89 nos dio una muestra de lo que un acontecimiento como ese puede provocar.
En las circunstancias actuales, mucho peores que las que dieron origen a aquél episodio, con los problemas elevados a la enésima potencia, uno puede pronosticar que los saqueos y desórdenes callejeros, con su respectiva cifra de muertos y heridos, dejarían un país en condiciones más que dantescas.
Observo que algunas personas que me comentan esta posibilidad creen que ante algo así pasarían "lisos". Que no les afectará. Que otros serían quienes sufrirían las consecuencias.
No es así. Aterricen.
De modo que suelo responder que el camino para solucionar "esto" debe buscarse por el lado de la paz.
La paz es una vía que no se decreta, sino que se construye paulatinamente, y que, generalmente, conlleva tiempo.
Conlleva crear presión. En todos los niveles: en lo legal, en lo social, en lo político y, por supuesto, en la calle.
Conlleva comprender a cabalidad que el régimen venezolano seguirá colocando obstáculos en su objetivo de ganar tiempo y no salir del poder. Y no desesperarse por ello.
Conlleva negociaciones políticas. Nacional e internacionalmente. Negociaciones necesarias, porque la política es precisamente eso: negociación.
Conlleva la aceptación de una transición en condiciones y con personajes que, muy probablemente, no serán del gusto de algunos extremistas de ambas partes.
Conlleva estrategia. Dejar los atajos y los "atores", muy comunes entre nosotros los venezolanos. Ir utilizando de forma inteligente y ojo, muy importante, de modo progresivo, los diversos mecanismos de sustitución del régimen como, por ejemplo, el Referendo Revocatorio, la Enmienda Constitucional y la Asamblea Constituyente.
Por cierto, algunos apresurados por la realización de una Asamblea Constituyente seguramente deben saber que para convocarla se necesitan las 2/3 partes de los integrantes de la Asamblea Nacional, cosa que no tenemos en este momento dada la remoción ilegal de los 3 Diputados de Amazonas.
O en su defecto, se requiere el 15% de las firmas de los electores, recogidas bajo las condiciones leoninas y con las inimaginables trabas a las que nos tiene acostumbrados el órgano electoral, y que, en virtud de la insistencia por el Revocatorio, hemos tenido la mala suerte de experimentar una vez más estos días.
Finalmente, conlleva tres cosas más: primero, persistir en la Asamblea Nacional, en la cual ya tenemos una sólida mayoría, para que siga haciendo su trabajo de promulgación de leyes de tipo político para la salida de este perverso régimen, pero también leyes para la solución de los problemas diarios de la gente.
Segundo, conlleva insistir en la elección de Gobernadores de este año. Ganar entre 16 y 20 gobernaciones marcaría un cambio significativo en el país en lo referente al Poder Ejecutivo a nivel regional.
Y tercero, conlleva resistir.
Entender que el proyecto chavista fracasó, se acabó. Entender que cada día son más minoría. Que la gente ya no los quiere. No sólo eso: los detesta.
Comprender que lo que les queda todavía es el beneficio de la inercia, porque el entramado que estos gaznápiros y maleantes han logrado imponer en Venezuela durante 17 años no se borra de un día para otro. Que sólo les queda un grupito, cada vez más pequeño, de civiles, militares y negociantes enchufados que buscan desesperadamente cómo salir de "esto".... ilesos.
Si resistimos hasta hoy, resistiremos el tiempo que falta.


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El Impeachment ......José Toro H.



 El impeachment de Dilma - José Toro Hardy
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(Ya se dió la votación, dándole la razón a JTH )

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En el momento de escribir estas líneas aún no se ha producido la votación en el Congreso de Brasil que va a decidir el destino de Dilma Rousseff. Hagamos un pequeño recuento de lo que ha ocurrido, de lo que puede ocurrir y de cuáles serían las consecuencias.
Dilma es la heredera escogida a dedo por Lula. Su trayectoria es de luchas y confrontaciones. En su juventud estuvo afiliada a las organizaciones de extrema izquierda, enfrentándose a las dictaduras militares de su país y militando en la organización revolucionaria  marxista Política Obrera y el  grupo Guerrillero Colina. Detenida en 1970 fue torturada y un tribunal militar la condenó, permaneciendo presa durante tres años.
En el 2001 ingresó en el Partido de los Trabajadores (PT), encabezado a nivel nacional por Lula da Silva quien, al asumir la presidencia en 2002, la nombró Ministro de Minas y Energía. Presidió el Consejo Directivo de Petrobras, el gigante petrolero del Brasil. Tras el escándalo de las mensualidades (mensalão) pasó a ser Jefe del Gabinete de Lula. El 31 de marzo de 2010 se presentó a la presidencia de Brasil, resultando electa en segunda vuelta. El 11 de enero del 2011 asume como la primera mujer que alcanza el cargo de Presidente en Brasil y después fue reelecta para un segundo período.
Su antecesor Lula da Silva había ascendido, hasta alcanzar la presidencia del Brasil como un combativo líder sindical que en el año 1990 había sido  junto con Fidel Castro el protagonista del Foro de Sao Paulo, donde los partidos de izquierda latinoamericanos se relamían las heridas convencidos de que los sucesos en la URSS los había reducido a la nada. En efecto, durante un lapso relativamente corto se había derrumbado la Cortina de Hierro concebida por Stalin, se había venido a pique el Pacto de Varsovia que servía de salvaguarda militar a las naciones comunistas, el presidente comunista -Jaruzelsky-  de Polonia había caído vencido por Lech Walesa; había caído también el Muro de Berlín construido por orden de Nikita Krushev para impedir que los ciudadanos de Alemania Oriental  huyeran en tropel hacia Alemania Occidental. Finalmente en 1991 el comunismo fue derrotado en  la propia URSS, que se desintegró en 15 países.
El sistema había muerto por incompetente en el seno mismo de la segunda nación más poderosa del mundo. Es el fin de la historia proclamó Fukuyama.  El mundo había pasado a ser unipolar. El capitalismo había vencido.
Ese fue el escenario bajo el cual se reúne el Foro de Sao Paulo en 1990. Allí se trazan estrategias para tratar de revivir a las izquierdas latinoamericanas. No sabían ellos que la historia les depararía una nueva oportunidad.
En efecto, naciendo el Siglo XXI un suceso económico vendría a cambiarlo todo: impulsados por el crecimiento de China, los precios de las materias primas experimentaron alzas inusitadas. Ese “súper ciclo de commodities” fue como un maná caído del cielo para el populismo.
Deslumbrado por los precios del petróleo y aconsejado por Fidel Castro, desde Venezuela Hugo Chávez comienza a darles respiración artificial a sus correligionarios. Casi en fila india llegan a la presidencia Lula en Brasil,  Kirshner en Argentina, Fernando Lugo en Paraguay, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua. Pertenecían a la misma especie. Latinoamérica se volvió chavista, o lulista, o kirshnerista. En dos platos Latinoamérica se volvió populista.
Pero ahora la rueda de la historia giró. Hoy los precios del petróleo, del hierro, del acero, del níquel, del cobre, del estaño, del trigo y la soya y, en general, de todas las materias primas -que habían dotado a estos gobernantes de posibilidades rara vez imaginadas- se están viniendo a pique.  Aquellos gobernantes se están viniendo a pique también en fila India. Todos ellos fueron demagogos y todos desperdiciaron inmensas oportunidades incurriendo en espantosos casos de corrupción. Como hubiera dicho Andrés Eloy Blanco, fueron vapores de la fantasía.
Para el momento en que estas líneas aparezcan publicadas es probable que un nuevo episodio de la tragedia de las izquierdas ya se haya escrito. Es probable que la plenaria de la Cámara de Diputados del Brasil haya votado por el impeachment de Dilma y que dentro de pocos días el Senado del Brasil la saque del poder. Lula, quizá, esté en las puertas de la cárcel.(si DIOS quiere) 
Un Mercosur rejuvenecido bajo el liderazgo de Macri en Argentina, Temer en Brasil y Horacio Cártens en Paraguay, presionará a Tabaré Vásquez para acudir en auxilio de la democracia en  Venezuela, a quien podrían aplicarle la Claúsula Democrática del Protocolo de Ushuaia. Le seguiría la OEA. El gobernante venezolano podría quedar deslegitimado.
En fin, la historia está tomando nuevos rumbos y los vientos que traen consigo no lucen favorables a los gobernantes populistas.

@josetorohardy




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