martes, 30 de septiembre de 2014

Con Chuo hemos topado Carolina Jaimes Branger

opinión

Con Chúo hemos topado 

29 Septiembre, 2014
Mis primeros recuerdos de Chúo Torrealba se remontan a los tiempos de la Coordinadora Democrática. Pero no fue hasta que compartimos juntos en Radio Caracas Radio que pude conocer de primera mano su infinita capacidad de trabajo, su deseo de hacer las cosas bien y su inmensa calidad humana. 
Jaime Nestares, nuestro jefe, fue un visionario sobre el programa “Del dicho al hecho”. Gente conocedora del medio no apostaba que un programa de ese tipo duraría más de tres meses. Cuando el programa cumplió un año, que invité a Chúo al mío, él me lo recordó. Tal vez no hubiera durado con un conductor que no tuviera la tenacidad de Chúo. Pero la gente de los barrios encontró en él un interlocutor sensible que entendía la dimensión de los problemas que padecían, lo que lo convirtió en un vocero calificado y no en un charlatán en busca de rating. Dicen que del dicho al hecho hay mucho trecho, pero “Del dicho al hecho” tuvo tanto éxito que en un corto trecho llevó a Chúo al “Radar de los barrios”, experiencia que consolidó su dominio de los medios.
Estoy convencida de que la fuerza de Chúo Torrealba radica en que no ha perdido la humildad. “El hijo del señor Laureano y de la señora Marina, el de Caricuao, el de los Magallanes de Catia” no cree que se las sabe todas, ni se cree infalible, ni perfecto, ni galáctico, ni ninguna de esas babosadas que se han creído quienes la soberbia se los ha tragado aún antes de empezar.
En una estupenda entrevista que le hizo Milagros Socorro que publicó la Revista Clímax el 18 de marzo de este año, el nuevo Secretario Ejecutivo de la MUD se revela como un hombre de temple, forjado por las dificultades:
Yo nací en 1958. Clandestinidad, persecución de la Seguridad Nacional. Prisión y exilio de papá. Lo sacaban del país y se regresaba hasta nadando. Mis padres separados por esas circunstancias, se reencuentran al final de la dictadura. Luego vino la errada decisión del PCV de ir a la guerrilla, con la que los dirigentes obreros no estaban de acuerdo, pero que acataron con disciplina. Vuelta a la persecución. Nos mudamos muchas veces. Vivimos en sitios que ni recuerdo, pero sí sé que en Ciudad Bolívar casi morimos mi mamá y yo por el hambre y el calor. Nos dio una anemia que casi nos mata…
–¿Qué le queda de esos años duros?
–Un gran respeto por la gente, por lo solidaria que sé que puede ser; por aquel venezolano que decía con orgullo que era pobre pero honrado y que tenía la certeza de que a punta de estudio, esfuerzo y trabajo podía salir adelante. Me dejó una solidaridad a prueba de bomba con los presos políticos. Yo, que recuerdo lo que era ir a visitar a mi papá en los calabozos de la Digepol, no puedo ver una foto de Simonovis sin estremecerme.
Me queda la certeza de que uno tiene que hacer lo que buenamente cree que tiene que hacer por su país y por lo que cree. No hablo de abstracciones sino de privaciones y de riesgos…
Movilidad social y movilidad urbana del oeste al este. No necesito estudiar Sociología para saber esto. Yo lo viví con mi familia. Y me queda la certeza de que el cemento que mantiene unida a una familia es el amor. Yo tuve esa estructura. El resentimiento es cemento para mantener unida una pandilla.
Me gustó su postura de buscar que su nombramiento fuera por unanimidad, pues recoge el sentido de unión necesarísimo para conformar una vanguardia monolítica que haga frente a los inconmensurables problemas que tiene el país. Además, la hidalguía de reconocer que su nombramiento como Secretario Ejecutivo de la MUD no era la noticia, sino que “la noticia es que la oposición tomó una decisión importante en materia de funcionamiento y de vocería por unanimidad” nos hacía falta. En Venezuela necesitamos voceros que transmitan decencia, honradez, integridad… Ya basta de tanta confrontación y de tanta chabacanería.
Por todo esto celebro la designación de mi amigo Chúo Torrealba. Confío en su inteligencia, en su buen juicio y en su rectitud. Solo lamento que sea magallanero, pero ya habrá tiempo de convencerlo que se cambie para los Gloriosos Leones del Caracas…
@cjaimesb
Canal Noticiero Digital

MUD con Torrealba. Aurelio Useche K.

MUD con Torrealba

Luego de la renuncia de Ramón Guillermo Aveledo a la MUD, esta organización entró en un debate interno sobre su destino y cuáles serían las opciones a tomar ante las circunstancias, en la cuales el país percibe al gobierno, y en particular a Nicolás Maduro, sin el soporte político que viene de un respaldo a su gestión como presidente. En casi todas las encuestas, las cuales he tenido oportunidad de analizar, encuentro una constante: ni Maduro ni la MUD cuentan con una aceptación razonable en sus actuaciones, lo cual implica que hay una gran desesperanza en el país por la floja convicción que tienen de sus dirigentes, tanto en el gobierno como en la oposición. Las encuestas resaltan que, si bien Nicolás Maduro cuenta apenas con una aceptación del orden de 37%, el resto, es decir, 63%, opina que no está de acuerdo con su gestión; no obstante, esa proporción tampoco se manifiesta en apoyo a la MUD. Ese es el cuadro de la opinión nacional.
Mientras tanto, la crisis económica se está carcomiendo las entrañas del país. Y se manifiesta no solamente en cuanto a la escasez de alimentos, sino en una inflación que puede llegar al 100%, debido a la presencia de factores que le imprimen aceleración. Una espantosa situación con la salud pública, epidemias, falta de medicinas, hospitales inhabilitados para prestar sus servicios, y clínicas y centros de salud privados congestionados, los cuales tampoco pueden ofrecer un servicio razonable. No hay insumos médicos. La seguridad pública cada vez está más desasistida. La delincuencia organizada, secuestros y extorsiones, cada vez más frecuentes. Y una violencia en las áreas populares jamás vista, con los actos criminales impregnados de crueldad, como nunca ocurrieron en Venezuela. En fin, una Venezuela destruida y sin esperanzas. Es el colapso del modelo rentista petrolero.
Y, además, con pocas posibilidades de cambio en el orden político en el corto plazo, entre otras causas, por las contradicciones y vacilaciones de los dirigentes de la MUD. Leopoldo López, Maria Corina Machado y Antonio Ledezma propusieron una protesta con el fin de propugnar un cambio por la vía de la acción popular. Pero no tuvieron respaldo de la “curia” que funciona en la MUD. Varias razones alegadas impusieron esa indiferencia, entre ellas, que las soluciones políticas deben ser pacíficas. Pero se olvidan de que, dadas las circunstancias, en Venezuela las soluciones pacíficas no dejan de ser teóricas, en cuanto a que el actual régimen político se resistirá a entregar el poder, cualesquiera que fueren las vías posibles recorridas para alcanzarlo. Porque las revoluciones, según sus mentores, no se entregan. Luchan en todos los terrenos. Muestra de ello es la reserva militarizada y los colectivos armados, los cuales vienen a construir un paralelo de las Fuerzas Armadas, en caso de que ellas se fraccionen y aparezcan disidencias internas.
Lo cierto es que López y dos de los alcaldes opositores están presos. Y desde la MUD, en ningún momento hubo, para ellos, respaldo alguno. Parece como que, irónicamente, más bien hayan exclamado: “¿Quién los manda?”. 
Ante este cuadro, y en virtud de la tragicomedia de un diálogo cuyos efectos fueron anular un sentimiento popular de rebeldía, con una indudable ventaja para el gobierno, ahora la MUD piensa retomar el activismo político, transformándolo en una acción popular hacia los pobres, ubicándose en los barrios y en los ámbitos más abandonados del país. Este cambio de actitud estaría dirigido por Jesús “Chúo” Torrealba. Su gestión sería exitosa en la medida en que las encuestas le otorguen mayores respaldos populares, y que ese cambio procedería de una evidente decepción del mundo chavista, no militante del PSUV, que se manifestaría como una aceptación favorable a la MUD ante su nuevo discurso popular.
Borges, Barboza, Ramos y Henríquez, entre otros, ante su propia incapacidad y la de sus partidos, de sus dirigentes, para entrar en sintonía con la población y mostrarse como una opción válida de poder, han recurrido a un “importado”, Jesús Torrealba, por cierto, proveniente de las filas del marxismo. Buen comunicador, estratega político, quien se estará jugando su futuro político y el de la MUD en los próximos meses. Torrealba intentará que las clases medias y de bajos ingresos de las áreas urbanas, en las zonas marginales, sientan que existe una organización política, la MUD, que sí los representa en sus aspiraciones. Este inmenso sector de la población se siente muy afectado por el régimen. Ya las misiones no les permiten obtener ingresos para subsistir; la inflación y la escasez han destruido la poca capacidad de consumo que les quedaba. Las colas, el racionamiento tácito que existe y el convencimiento íntimo que tienen, de que los que gobiernan son unos corruptos, ha mermado significativamente su respaldo al régimen. Y mantienen la idea de que con Chávez se vivía mejor.
Me atrevo a advertir que el discurso y la acción de la MUD, bajo la dirigencia de Torrealba, intentará competir con más populismo y demagogia. El mensaje será: “Nosotros, los de la oposición, dirigida ahora por un hombre del pueblo, que viene del pueblo, vamos a ser quienes ayudemos a los pobres”. Y ofrecerán un cambio, desde luego. Pero seguro estoy de que ese cambio a ser ofrecido no se basará en comunicar a las gentes, a las clases medias y de marginales, la imperiosa necesidad de desmontar un régimen económico estatal, “monopólico”, con medios de producción y distribución de bienes en poder del Estado, e ir hacia una verdadera economía de mercado. Que se hace urgente, una intensa participación del capital privado. Las indispensables privatizaciones de Sidor, Cantv, Alcasa, Corpoelec, Cementos, entre otras muchas empresas del Estado arruinadas, para que puedan producir con eficiencia. Y quizás la de mayor peso político, con una conducta de apertura internacional, promotora de la inversión extranjera para aumentar sensiblemente la participación de las más grandes empresas del primer mundo en el negocio petrolero y hacer realidad la aspiración de poner en producción las “reservas más grandes de petróleo”, en una línea ascendente de eficiencia y desmontar ese monstruo burocrático que es hoy en día Pdvsa. Que se impida al BCV crear dinero para financiar al propio Estado, de paso contrario a su misma razón de ser. Que se elimine el control de cambios y de precios. En fin, ofrecer cambios estructurales que sí le darán al venezolano sustanciales mejoras en sus condiciones de vida.
Pero, además, todo ello debe venir simultáneamente –y concomitantemente– con la restitución de un Estado con tres poderes autónomos; con respeto profundo por el Estado de Derecho, así como tener una Fuerzas Armadas apolíticas y no deliberantes. Libertad de opinión y respeto por las opiniones disidentes. En fin, una democracia institucionalmente válida.
Por lo contrario, su discurso, me temo, estará orientado a mejorar en sus palabras ese Estado, pero con una nueva voz “populista”, ofreciendo más misiones, viviendas y abundancia de bienes alcanzados sin esfuerzo. Solo bastaría, según esa voz, con cambiar a los actuales administradores del gobierno. Se agregaría: “En la MUD nos ocuparemos de los pobres. Y que el petróleo sea verdaderamente para el beneficio de los pobres”. Se trataría, en fin, en este cambio de emergencia directiva de la oposición, de sustituir a Chávez, por “otro Chávez”, probablemente más sincero con el pueblo, pero surgido desde las filas de la MUD.
Torrealba, por lo contrario, debe entender y hacérselo sentir a los partidos que integran esa organización política, que ya llegamos al fin de la era del rentismo petrolero. Y, con su muy buen dotada capacidad de comunicación, debe decir que hay que cambiar el modelo económico y político que actualmente rige en Venezuela. Pero pienso que a un marxista le será difícil hacerlo.
No es con más populismo y más demagogia como se podrá poner a Venezuela en condiciones de ser una sociedad moderna, libre, democrática, con empleo, con sostenido crecimiento económico.
No obstante, expreso mi esperanza en torno a que el cambio de orientación en la MUD, conducirá a una salida de este régimen, lo cual será válido si el cambio ofrecido va en dirección de sustituir el modelo “rentista” que se viene manejando. Creo, eso sí, que será necesaria la lucha en las calles. Hay una verdadera desesperación nacional y, al mismo tiempo, una gran indignación colectiva. Por eso concluyo afirmando que no habrá reacción significativa de los factores reales de poder sin una lucha popular con manifiesta intención de cambio. 

Chuo Torrealba, ¡ presente! Andrés Cañizalez

Chúo Torrealba, ¡presente!

Con la llegada de Chúo Torrealba están ocurriendo de forma simultánea varios cambios de envergadura en la Mesa de la Unidad Democrática, la cual desde su creación en 2009 paulatinamente fue conquistando terreno cada vez más amplio en el campo electoral, pero, al mismo tiempo, exhibía un cierto inmovilismo en un año como este, en el cual no se realizarán elecciones en Venezuela.
El primer gran viraje que vive hoy la MUD, y me atrevería a decir que el conjunto de fuerzas opositoras en Venezuela, es que la conducción política no la ejercerá un político profesional en el sentido estricto. Aveledo contó con su largo bagaje como diputado en las décadas de los años ochenta y noventa, formó parte del círculo del poder en el gobierno del socialcristiano Luis Herrera Campins (1979-83) y, en un sentido general, puede decirse que es una figura política tradicional. Ese bagaje fue clave para lograr sentar en una mesa a partidos políticos muy disímiles y lograr diseñar una estrategia electoral que se ha mantenido en el tiempo.
Chúo Torrealba, en tanto, si bien fue militante de la izquierda venezolana, desde hace largo tiempo no es un activista político, sino que principalmente se distingue como un luchador social. Ha usado estratégicamente los medios de comunicación (en sus diversas plataformas: prensa, radio, televisión, redes sociales) para posicionar su imagen pública junto con el nombre de su espacio mediático: El radar de los barrios. Enfatizando, no ahora, sino desde hace varios años, la idea de que la clase media venezolana debía concertar con los sectores populares para lograr el cambio político.
Una de las fortalezas que desarrolló Hugo Chávez, y que tomó su heredero en el poder, ha sido el aparato de propaganda y comunicación gubernamental, que tiene muchas vertientes (presiones sobre medios críticos, aumento del aparato mediático oficial, transmisión obligatoria de los discursos presidenciales por toda la red de radio y televisión del país, etc.). La MUD, en tanto, ha sido inconstante y en muchas ocasiones errática en su propuestas comunicacionales al país a favor del cambio. La experiencia de Torrealba en este campo debería imprimirle un sello diferente a la lucha política desde el terreno comunicacional.
El propio fenotipo de Chúo Torrealba es en sí un enorme cambio. No es que los líderes opositores de Venezuela sean oligarcas, pero en su gran mayoría (al igual que la dirigencia chavista) provienen de una clase media que ascendió socialmente gracias al maná petrolero que caracteriza a esta nación. En un sentido estricto, esa dirigencia se dirigía al pueblo, pero no era tan parecida al pueblo como lo es Torrealba. No se trata solo un cambio de rostro o del fenotipo de quien ahora ejerce la conducción de la MUD, es también un cambio en el discurso, como quedó en evidencia al asumir la secretaría ejecutiva. La palabra “pueblo” fue la que más repitió Torrealba y eso es vital, ya que el chavismo, y ahora Maduro, en el campo simbólico, parecían tener bajo su égida el uso de esta palabra, mientras que la oposición parecía cohibida o se refugiaba en los términos ciudadanía o ciudadanos.
Torrealba no solo comunicará, tiene, a mi modo de ver, tres grandes desafíos político-estratégicos: sanar las heridas patentes entre los actores opositores y salvar la unidad como respuesta ante el poder del chavismo; definir una hoja de ruta consensuada para lo que resta de 2014 y 2015, en la que claramente se establezcan prioridades dentro de una diversidad de acciones a desarrollar; finalmente, reanimar y rearticular al pueblo opositor y, en especial, captar la adhesión del pueblo chavista, que de forma notable se deslinda de Maduro pero que no termina de cruzar la línea y permanece en un estado de malestar y descontento, pero no tiene canalización política, al menos hasta ahora, por las fuerzas de oposición.

@infocracia

Las mentiras del gobierno. Pedro Luis Echeverría

Las Mentiras del gobierno

                                         
  Para quien navega sin rumbo, ningún viento 
le es favorable.
                                                           Séneca
                                                                                     
Pedro Luis Echeverria

La alto mando gubernamental espurio, falaz e ineficiente que ha tomado por asalto el poder en nuestro país, adoptó a la “chita callando”, la más y peor perversa medida contra el poder adquisitivo del ingreso de los venezolanos al devaluar la moneda nacional con el único objetivo de tratar de paliar el fuerte déficit que acusan las cuentas fiscales y obtener recursos financieros adicionales para utilizarlos descarada y alevosamente en la campaña electoral que se avecina. Esta acción del gobierno, aislada y carente de la necesaria racionalidad económica para adoptar simultáneamente otras medidas destinadas a morigerar y compensar las negativas consecuencias de una devaluación que afecta a todos los venezolanos por igual, es, por decir lo menos, criminal. Hay que recalcar que las  correcciones  que demandan los desequilibrios macroeconómicos son causadas, precisamente, por la  intrínseca incapacidad administrativa gubernamental, por el irresponsable malbaratamiento de los ingentes recursos recibidos por el país  y por las malas y equivocadas políticas que ha venido aplicando desde hace quince años. Esa decisión adoptada por el gobierno de forma soterrada y sin mayores consultas a los conocedores de esos temas, tendrá como únicos resultados: mantener la sobrevaluación del bolívar, afectar negativamente la competitividad de las exportaciones no petroleras, las importaciones continuarán su ritmo ascendente, igualmente seguirá la quiebra de empresas con la consiguiente merma de nuestro aparato productivo,  profundizará el establecimiento de más opresivos controles a la ciudadadanía, más inflación, más corrupción, más falta de incentivos para la  inversión, más desempleo y escasez, más vulnerabilidad a una economía altamente dependiente del comportamiento de los precios del petróleo y, por si fuera poco, mantiene abierta la tendencia para  futuras devaluaciones adicionales como ya ha ocurrido, en varias oportunidades, durante los largos años en que ha gobernado. Es decir, en lugar de solventar los serios desajustes  económicos que padecemos, por el contrario, los profundiza  y cierra las posibilidades de recuperación  lo que peligrosamente nos acerca, aun más, a la noción  de un Estado fallido.
La propaganda del régimen a través de las rimbombantes y estólidas declaraciones de sus exégetas tiene como  finalidad  esconder la terrible realidad que los proventos petroleros no alcanzan para mantener el enorme gasto fiscal y que sus desesperados intentos de obtener recursos  externos para financiarlo no obtuvieron resultado alguno. Esa es la secuela de su  incompetencia y la desestabilización a la  que sistemáticamente ha sometido  al aparato productivo nacional y cuyos efectos se expresan en  baja productividad, pérdida de la capacidad competitiva de la industria y el agro, la desaparición física de muchas empresas tanto por su vulnerabilidad operativa, como por  las expropiaciones y, un enorme endeudamiento improductivo y dañino que no ha aportado nada positivo a la calidad del desenvolvimiento económico.

Chávez, es el gran responsable de esta caótica situación. Los actuales segundones usurpadores  continuarán gobernando, ayunos de ideas y “auctóritas” y pletóricos de mentiras y banalidades. Por sus propias carencias no han podido ni podrán  superar la grave crisis de la que son los únicos responsables. Salta a la vista que no  están resolviendo los problemas. ¿Podrán seguir engañando al sufrido pueblo o éste finalmente se percatará que el modelo del Socialismo del Siglo XXI es una utopía perdida y que arteramente el gobierno  lo está usando para eternizarse en el poder? 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Propongo un pacto con los pobres............Roberto Giusti

Entrevista a Jesús "Chuo" Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD

"Propongo un pacto con los pobres y la clase media"

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Roberto Giusti
El Universal
Por ahora despacha desde su camioneta, su secretaria es el celular y no sabe aún desde donde va a cumplir su novísima y arriesgada función como Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática. Pero, eso parece tenerlo sin cuidado porque lo suyo es recomponer el esquema unitario de la oposición venezolana a partir de premisas como aquella según la cual "hoy la polarización es una nostalgia" porque el país que antes se dividía en chavistas y antichavista ahora concentra una gran mayoría descontenta que ha roto el ya viejo esquema: "Durante mucho tiempo me hicieron el planteamiento sobre la Secretaría Ejecutiva y yo respondía que no porque mi espacio está en la construcción de ciudadanía, en el ámbito de lo social y comunitario, dentro de un proceso político convencional. Hace dos domingos Antonio Ledezma insistió y yo le di la respuesta de siempre. Pero tres días después Henrique Capriles me reiteró la propuesta y eso me llamó la atención porque se trataba del mismo planteamiento, hecho por dos personas que se mueven en distintos espacios de la alianza democrática. Le comenté el hecho a la gente que me acompaña en la Asociación Civil Radar de los Barrios, hicimos el análisis y concluimos que había una suerte de consenso creciente" 

-¿Solo sobre tu nombre?
-También se logró un consenso sobre definiciones básicas. Hay un documento, con fecha 6 de agosto, aprobado por unanimidad, donde se establece el objetivo político de la alianza y la estrategia común para conseguir un cambio político urgente a través de métodos constitucionales, democráticos, pacíficos y electorales.
-¿Cuál es la estrategia?
-La construcción de una mayoría que haga posible el cambio y garantice gobernabilidad.
-Entiendo que tú argumentabas, para no aceptar la propuesta, que se requería un constructor de consensos. ¿No te sentías capaz de asumir ese rol?
-Pensaba que si ese era el rol, otros lo podían cumplir con igual énfasis que yo, mientras que la actividad que ejerzo en la calle no tiene muchos candidatos. Pero la circunstancia del consenso creciente en una oposición hasta entonces con problemas para encontrarse, indicaba que podíamos aportar en esa dirección. Otra razón era la peculiaridad del perfil. No soy militante partidista ni tengo aspiraciones político-electorales. Tengo, sí, una trayectoria de lucha social y entonces la pregunta es si el gesto se asume como inicio de un estrechamiento de relaciones entre el liderazgo político-partidista y el social-comunitario.
-¿No se reconoce, con ese gesto, que los partidos de la Unidad han estado divorciados de la realidad social?
-No. En una década que tengo de activismo social y en todos los conflictos en los cuales me he visto involucrado, siempre me encontré con militantes y dirigentes de los partidos.
-Dirigentes de base.
-Dirigentes de todos los niveles. Ahora, en pocas ocasiones ese militante o dirigente, involucrado en la lucha social, recibía de su mismo partido respeto, reconocimiento y visibilidad. No es una desconexión de los partidos con respecto a la lucha social , sino un problema de comunicación entre la base militante y la dirección política que le da la cara al país.
-Una primera conclusión. El consenso surgido al alrededor de tu nombre es la primera señal de reunificación de la MUD.
-Creo que puede leerse así.
-Luego hay un reconocimiento tácito sobre la necesidad de acercarse a una porción del país que no termina de ubicarse en el lado de la oposición.
-Esa es la parte más importante. Yo no estoy aquí por mi frondosa cabellera o por mi simpatía desbordante. Estoy porque tengo perfil de luchador social y ante eso hay dos posibilidades. Se puede pensar, por ejemplo, que esto es una operación de fachada: pongamos al frente una cara que sugiera vinculación con el tema y utilicémoslo en una operación de mercadeo. Pero yo creo que esto responde a la comprensión de que se impone un acercamiento entre dos liderazgos complementarios e incluso, yendo más allá, la perspectiva de que se plasme un pacto entre la clase política que quiere ser alternativa y los pobres y empobrecidos 
-¿Por qué hablas de "pobres y empobrecidos"?
-Nosotros no incurrimos en el nefasto error de contraponer sectores populares y clase media. Primero porque nuestra clase media es una realidad reciente, aparecida durante la democracia. Esto quiere decir que el nexo entre los sectores populares y la clase media, no solo es teórico, sino consanguíneo. Toda familia de clase media tiene a su papá o a su abuelito viviendo en el barrio. Por tanto, la clase media es pueblo que aprovechó las oportunidades de la democracia para mejorar su condición de vida.
-Pero ahora esa clase media, está "empobrecida".
-El problema de la pobreza no lo inventó Chávez, pero lo agravó al punto de crear una nueva realidad : las de los "pobres" y los "empobrecidos" Y sí, la clase media está seriamente empobrecida. Por eso, cuando hablamos de acercarnos a los sectores populares no se trata solo del barrio, sino también de la clase media.
-El hecho es que tú provienes de los sectores populares y tu designación reta el perfil convencional del político de salón. Contigo se quiebra un estereotipo (no se sube cerro sino el cerro baja) y eso constituye el reconocimiento implícito de que los dirigentes deben salir de las grandes mayorías.
-Hay una frase hermosísima del papa Francisco: "El que quiera ser pastor debe oler a oveja". Yo creo que quien quiera ser dirigente político, en la Venezuela del presente y del futuro, tiene que oler a pueblo y saborear pueblo.
-¿Y ese no es el problema de la dirigencia de la Unidad, que no huele a pueblo?
-Ese es un problema de la clase política venezolana y no solamente la dirigencia opositora. En la versión oficialista de la clase política hay problemas terribles. El pretendido origen popular de muchos de sus integrantes choca estruendosamente con su actual nivel de vida de nuevo ricos boliburgueses. No hay cosa más distinta y distante al pueblo que un enchufado en una camioneta blindada con cinco malandros motorizados de escoltas. Eso repugna e indigna al pueblo.
-Puede que carezcas de esa parafernalia que da el poder, pero tampoco te metes en la candela. 
-En el ámbito de la oposición veo, desde hace tiempo, la comprensión de que en Venezuela la pobreza no es incidental, sino estructural y mayoritaria. Los pobres no son un nicho del mercado, son el mercado. El 54% de la población vive en barrios y 16% en urbanizaciones populares, es decir, 7 de cada 10 venezolanos habita espacios económicamente deprimidos y socialmente segregados. Entonces, si quieres hacer política democrática actúa desde la mayoría y para la mayoría. Si lo haces desde una sede partidista o un hotel 5 estrellas, es inevitable que rebotes en esos espacios donde está la mayoría.
-Considerando tu conexión con los sectores sociales y la debilidad de los partidos, ¿no puede ocurrir que trasciendas la tarea encomendada y asumas el papel de líder político nacional?
-Eso no es posible. Le doy gracias a la vida porque este momento me ha llegado cuando tengo claro quién soy y se como quiero que me recuerden mis hijos, es decir como servidor social. Hay una pregunta clave: ¿A quién le es útil lo que haces? Como activista social puedo responder, como dirigente político no sé. Prefiero entender que, como lo definió Rafael Poleo, mi designación es una decisión atípica para una situación atípica. Y Venezuela no vive una situación, sino una crisis. El de Maduro no es un mal Gobierno sino una catástrofe. Un país con 80% de restricción en su inventario de medicinas está viviendo una crisis haitiana. Frente a eso no es posible abstenerse por cuidar militancias sociales. 
-¿No tienes la desventaja de que se te identifica con posiciones moderadas? ¿Cómo concilias esa posición con las tesis más radicales?
-Yo no tengo una desventaja sino un gran defecto: pasé por el Pedagógico de Caracas. En fin, soy un maestro de escuela, asumo mis tareas como un hecho pedagógico y desde esa perspectiva pretendo que el país logre llenar de significado 4 palabras: moderación, radicalidad, calle y diálogo. En un escenario envenenado desde hace 15 años por los antivalores de la violencia, donde el militarismo no es más que un machismo de uniforme y el populismo, transformado en política de Estado, alienta posturas supuestamente radicales, se debe tener valor para asumir la moderación. En cambio, para ser "radical" basta con deslizarse por el tobogán de la verborrea incandescente. Ser moderado exige valentía, convicciones, un compromiso profundo y una visión de futuro con el país. En cambio para ajustarse a la visión machista de la radicalidad basta con tener odio.
-Hay quienes sostienen la idea de ir a Constituyente, mientras otros señalan como prioridad prepararse para las elecciones legislativas del 2015. ¿Por cuál de las dos opciones te decantas?
-La polarización no es solo un problema político, sino un morbo, una forma de estructurar la visión que se tiene de la vida y nosotros, por facilismo de la cultura petrolera, la practicamos desde hace mucho tiempo. Así, nos pronunciamos por uno de dos marcas de gaseosas, por una de dos marcas de cigarrillos, por uno de dos partidos políticos. Con el chavismo eso se transformó en una pandemia, (chavistas y antichavistas), en lamentable proceso de estupidización.
-En este caso la polarización es en la oposición. 
-En ese marco nos preguntamos si las elecciones parlamentarias y la Constituyente son irreconciliables. Y yo creo que no. El documento del 6 de agosto plantea que la estrategia de la Unidad implica la lucha democrática y la Constituyente lo es. Tiene el problema de que no es consensual, ni en el país ni dentro de la alianza. Por su parte las legislativas presentan el inconveniente de que no dependen de la inspiración de un líder o de la voluntad de un partido. Están en un cronograma electoral y no asumirlas sería irresponsable. Entonces tenemos un reto que enfrentar y ganar. No solo porque se puede lograr cambios sustanciales en los poderes públicos, que faciliten la solución electoral de la crisis, sino porque se trata de que el poder legislativo cumpla su papel de control del Ejecutivo. Ahora, puede ocurrir cualquier cosa porque dos voceros del chavismo, los diputados Cabello y Farías, han llamado la atención sobre la inconveniencia de unas parlamentarias en medio de una crisis económica y una erosión de su base electoral. Hay que tener cuidado porque una propuesta como la Constituyente podría significar la puerta falsa del oficialismo para huir hacia adelante. 

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Nuestra contribución al invernadero Gustavo Roosen

Nuestra contribución al invernadero

La reciente reunión de la ONU sobre el tema del cambio climático ha servido para muchas recriminaciones, además de para muchas promesas. La preocupación por la concentración de gases de efecto invernadero no ha hecho sino crecer con el tiempo, pese a las apremiantes declaraciones oficiales y a las medidas que algunos países han venido tomando, con resultados no del todo satisfactorios todavía.
En el centro del debate está el uso de los combustibles fósiles, incluida la perspectiva de los factores eficiencia, productividad y alternativas energéticas. La condena generalizada a los países industrializados hecha por voceros de Venezuela contrasta en este punto con dos realidades muy elocuentes: el enorme subsidio interno al combustible y su consecuente derroche por una parte y, por otra, la ineficiencia en la búsqueda de alternativas más eficaces y menos contaminantes para el transporte público.
Un reciente estudio de José Ramón Morales, investigador y profesor del IESA, muestra hasta la evidencia el alarmante nivel de improductividad que exhibe el país en el uso de los combustibles fósiles. El subsidio al combustible no solo es altamente costoso (13.500 millones de dólares solo en transporte, 27.000 millones sumando la generación de energía termoeléctrica), sino, además, altamente ineficiente. Nuestro consumo de energía per cápita duplica el de Brasil o Uruguay y triplica el de Colombia y Perú. Sin embargo, con la misma unidad de energía producimos la mitad que Uruguay y un tercio que Perú y Colombia.
Los datos son especialmente reveladores en el sector transporte. En transporte vehicular cada venezolano consume en promedio cuatro barriles anuales de combustible, cuando lo esperado para un país con nuestro nivel de actividad económica es de dos barriles y de apenas uno lo logrado por los más eficientes de entre ellos. Consumimos en transporte cuatro veces más energía que los peruanos o los colombianos.
Las estadísticas, en este punto, obligan a volver la mirada a la realidad: un sistema de transporte público insuficiente e ineficiente, evidencia del fracaso de las políticas públicas en esta materia y de la falta de capacidad y voluntad para cumplir las múltiples promesas hechas al país. Para constatarlo no hay sino que ver, por ejemplo, el estado de abandono de los proyectos ferroviarios, el deterioro de los equipos, la acumulación de problemas con los contratistas, el retraso de los proyectos, la pérdida de las inversiones. Hemos vivido una política de anuncios y de rieles fundacionales. El estado de los proyectos, marcado por el atraso o el abandono, justifican la desconfianza popular en el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario, con su meta de 13.665 kilómetros de vías férreas para el año 2030. De hecho, los ofrecimientos para 2012 y 2013 no han sido cumplidos.
El compromiso con el ambiente no puede reducirse a los discursos en la ONU. No basta con mostrar el aporte de una naturaleza excepcionalmente rica y biodiversa. Hace falta, además, afirmar el compromiso en medidas concretas para reducir nuestra contribución al calentamiento global. Hace falta pensar que el despilfarro de combustible alentado por el subsidio y la ausencia de una eficaz política de transporte público se miden finalmente en contaminación. Emitimos mucho más CO2 que otros países con economías de igual tamaño. Solo en transporte nuestras emisiones per cápita triplican las de Colombia. Suman 1,7 toneladas métricas de CO2 por persona, contrastando con el nivel deseado de 0,9 y, más aun, con el 0,5 de los más eficientes.
A los países desarrollados les corresponde hacer un esfuerzo visiblemente mayor que el observado hasta el presente para cumplir las metas fijadas y los compromisos adquiridos. Este imperativo de ninguna manera exime al resto de países de la obligación de avanzar hacia una mayor eficiencia energética y de promover políticas públicas que eviten el despilfarro de combustibles fósiles y reduzcan el daño al ambiente. Venezuela, en concreto, tiene algo que hacer. En este como en otros campos, el gobierno no puede hacerlo solo.