domingo, 18 de diciembre de 2016

Un camino para Venezuela Rafael Pinto


Un camino para Venezuela

Rafael Pinto
16 Diciembre, 2016
Venezuela se encuentra atrapada entre dos “tableros”, uno, el régimen, que ha venido secuestrando su dignidad en procura de su sometimiento y el otro, el liderazgo opositor, quien aspira ser la llave que resuelva las penurias. Sin embargo, mientras el régimen aprieta la mano asfixiando las libertades y bienestar ciudadano, la oposición no muestra salidas creíbles, este es el problema.
Todo el liderazgo opositor tiene un objetivo común, salir del régimen por la vía electoral. El trauma se centra en cómo llegar a ella, y ahí está la diferencia. Mientras un sector se muestra acorde con usar la vía del diálogo y en medio de la puja poner al régimen en la situación que se vea forzado a aceptar las elecciones; el otro defiende la tesis de la presión de calle hasta ponerlo contra la pared, para una vez ahí se vea forzado a facilitar la salida electoral.
Como se aprecia, ambos sectores se inclinan por la vía electoral la cual descansa en las manos del CNE, institución sometida al régimen, quien sabe que de llegar a elecciones las perdería, lo cual obliga a salir del poder y con ello entregar privilegios y la protección que ese poder les ha venido dando. Vale decir que públicamente se han hecho señalamientos de corrupción (entre muchos el caso pudreval) y de narcotráfico (como lo es el caso del cartel de los soles) los cuales merecen investigación a objeto de determinar su veracidad y responsabilidades. En todo caso su ocultamiento y el evitar averiguaciones genera la tesis de que algo no se quiere afrontar, por lo que la pérdida del poder, el cual cubre estos y otros señalamientos lleva a concluir que confirmada la hipótesis, esa pérdida del poder expondría a juicios a unos cuantos, tanto del mundo civil como el militar, lo que podría significar pasar de la realidad VIP a una celda, y ello lo van a evitar por todos los medios.
De ser así, la lucha opositora es estéril, por cuanto la vía electoral descansa en la voluntad del régimen quien, en virtud de los que tiene en juego, no está dispuesto a concederla ni siquiera en condiciones desfavorables extremas. En este sentido el régimen tiene ventajas naturales, la oposición obra para evitar un estallido social, algo totalmente razonable, por lo que es de esperar que al estar cerca el país de una realidad como esa, sus líderes se desdoblarán por frustrarlo, lo cual limita su capacidad de maniobra, entonces al llegar al punto del aguante social parará, lo que beneficia el objetivo del régimen. La oposición se encuentra entrampada en su realidad y luce desorientada.
Mientras la mayoría del país sufre una realidad miserable, el régimen toma medidas para empeorar la situación, y ello ha puesto contra la pared al liderazgo opositor que no atina en mostrar una ruta de solución. La ruta electoral está obstruida por las manos de los únicos que tienen la posibilidad de destrabarla y no lo van a hacer, el país gritando a la MUD que muestre estrategias creíbles para superar la crisis, y la pasividad hace que se erosione la confianza que una vez se depositó en ella.
Venezuela necesita una salida pacífica y electoral, que no se dará con el actual CNE. Por eso la oposición tiene que darla al margen del parecer de las instituciones oficiales. Por eso hay que poner la decisión en manos del pueblo, saltando por sobre los candados que le han puesto. De ahí que en esta columna, de la pasada semana, se propuso una que consistía en hacer que la Asamblea Nacional elija los cincos rectores del CNE, que constituirán un órgano electoral no paralelo y si adaptado a la norma constitucional. Es de hacer notar que todos los rectores actuales fueron designados por un órgano no facultado para ello, por lo que su situación es ilegítima o a lo menos accidental, con la designación por parte de la AN recupera el CNE su correcta condición jurídica. Luego ese CNE, disponiendo de recursos que extraordinariamente el ciudadano ponga en sus manos, llame a elecciones. Claro la institucionalidad oficial las desconocerá e identificará como ilegítima mientras que la oposición las señalará como correcta. Entonces que sea el país quien califique.
Ante este escenario, si la población se suma al llamado electoral y participa en él, lo legitima, si por el contrario el país le da la espalda, queda todo en manos de lo que el régimen establezca. Mas que sea el pueblo quien determine.
Ante esta acción la oposición nada pierde, por cuanto ya poco falta al régimen para disolver la actual AN y volver a apoderarse de todo el control. Entonces, dar el paso hoy es sensato. Y si tiene mucho que ganar, por cuanto, como están las cosas, el apoyo popular será masivo, a lo que se podría sumar el escenario internacional al ofrecerle la ruta electoral como la salida.
Este es un camino para Venezuela.

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