sábado, 26 de marzo de 2016

La revolución se muda....Miguel Sanmartin

La revolución se muda al Imperio

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 26 de marzo de 2016  12:00 AM
La gran mayoría de los venezolanos (encuestas recientes cifran el descontento general en 80%) coinciden, camarita, en tres aspectos fundamentales sobre la actual crisis socioeconómica que afecta al país: Que el gran culpable de la misma es el Presidente, que la situación se pondrá aún peor en los próximos meses y que la única manera de resolver las calamidades que hoy agobian a la población es la salida anticipada del mandatario.

Con el relevo adelantado -mediante mecanismos constitucionales, según se matiza en reciente encuesta de Hinterlaces- de quien consideran es el responsable de las calamidades que soporta la ciudadanía (algunos califican esta crisis de emergencia humanitaria debido a los elevados niveles de escasez de alimentos y medicinas) se manifestó 58 % de los consultados por dicha empresa.

En palabras de Oscar Schemel, presidente de la encuestadora, la muestra recogida en febrero revela que "el Presidente no ha ‘aterrizado' en los problemas concretos de la gente: desabastecimiento, inflación e inseguridad". Pero dice más: "El Presidente está atrapado en una especie de enredo ideológico. Pareciera que está viviendo una fantasiosa épica revolucionaria y no aterriza en los problemas concretos de la gente, que está cansada. El presidente no está en sintonía con las verdaderas demandas y expectativas de los venezolanos".

Esta misma es la opinión que sobre la crisis nacional comparten millones de ciudadanos. Ya sean académicos, especialistas, expertos o legos. También es la percepción de cientos de miles de personas comunes: funcionarios públicos, empleados del sector privado, trabajadores por cuenta propia, amas de casa, jóvenes estudiantes y profesionales, jubilados, pensionados, desempleados, etc. Incluso comparten este mismo criterio quienes son usuarios de programas como Barrio Adentro, Negra Hipólita, Mercal o las misiones Alimentación y Hábitat, entre otras iniciativas sociales del Gobierno, cuyos servicios o beneficios han decaído últimamente. Así mismo coinciden en esa visión simpatizantes o dirigentes del "proceso" bolivariano. Centenares de afectos al régimen sienten y hoy critican abiertamente el deterioro generalizado y progresivo de la sociedad y la pérdida de la calidad de vida. Y con ella la fuga de la ilusión, de la confianza y de talentos que buscan oportunidades en otras latitudes. Además, esos partidarios rojos cuestionan el estilo sectario y arbitrario de gobernar de sus camaradas.

Cada vez son más los "revolucionarios" vernáculos (tanto los de corazón como los impostores por conveniencia) que admiten el tremendo fracaso del Socialismo del Siglo XXI. De este modelo castrochavista (capitalismo militar de Estado) que se fundamentó en el personalismo, el mesianismo, el populismo, la confrontación ideológica, el acoso institucional y el derroche de los ingresos petroleros de los últimos 17 años. Que proliferó el asistencialismo, auspició la anarquía laboral, estimuló la insubordinación e institucionalizó la holgazanería. Que destruyó Pdvsa, propició la ruina de las empresas de Guayana, las refinerías y las petroquímicas. Que mermó la capacidad de producción de todas las fábricas y tierras agrícolas que ocupó o expropió. Que disminuyó la operatividad de la industria privada. Que posibilitó el deterioro de la infraestructura del país por desidia y falta de inversión. Con todo lo cual es el gran causante de la contracción del mercado laboral, la pérdida de empleos formales, el deterioro de la capacidad de compra y el aumento de la pobreza. También es el inductor de la anarquía imperante y responsable del aumento de la criminalidad y de la corrupción campante que sometió a las grandes mayorías a todo tipo de privaciones, penurias, iniquidades, especulación, racionamiento e incluso a sufrir represión y cárcel por expresar opiniones contrarias al régimen y su modelo autoritario de control social. 

Mientras la cresta del (rojo) poder supremo sigue reacia a la rectificación de rumbo político y económico (la población percibe que no hay disposición para ello, por lo cual cada día gana mayor consenso la opción de un cambio anticipado de Gobierno) tres hechos en pleno desarrollo contrastan con la terquedad oficial:
1.- La gradual pero incesante (¿se volverá masiva pronto?) migración de condestables revolucionarios para turistear, visitar familiares, tratamientos médicos, recorrer casinos, hacer compritas de temporada o "simplemente" instalar sus negocios y residencias (algunas verdaderas mansiones, como corresponde a su nuevo status empresarial y económico) permanentes o de veraneo en el "Imperio mesmo". También lo están haciendo, sin discriminación ni prejuicio, en Canadá, España, Portugal, Francia, Inglaterra, algunas islas del Caribe o en cualquier otra latitud donde consideren a salvo su autonomía y patrimonio.
2.- La visita de Barack Obama a Cuba. Este acercamiento aísla aún más a Venezuela del resto del mundo, sobre todo le distancia de su último gran aliado político. En lo adelante la relación entre La Habana y Caracas será menos ideológica y más más asistencial ya que los Castro querrán seguir recibiendo petróleo venezolano regalado mientras, por otro lado, hacen ventajosos negocios con su recién estrenado aliado.
3.- La crisis política en Brasil que se agravó a raíz de la trama de corrupción detectada en Petrobras y la empresa Odebrecht en la cual vinculan al ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva (benefactor ideológico y económico del régimen venezolano) y al Partido de los Trabajadores. Este escándalo, también por lavado de dinero, generó una ola de protestas que comprometen la estabilidad del gobierno de Dilma Rosseff. Tanto esta conmoción como las recientes derrotas de Cristina Kirchner en las presidenciales argentinas como la de Evo Morales en el referendo boliviano marcan una tendencia a la defunción de estos gobiernos de izquierda radical como el instaurado en Venezuela por el fallecido Hugo Chávez.

msanmartin@eluniversal.com





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