sábado, 12 de marzo de 2016

Más allá de la Hoja de Ruta Ismael Perez V.

opinión

Más allá de la Hoja de Ruta

12 Marzo, 2016
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) finalmente dio a conocer el resultado de sus deliberaciones, respuesta a las últimas acciones del régimen a través del TSJ. Su propuesta se traduce en la Hoja de Ruta 2016 y no cabe la menor duda que dicha Hoja de Ruta es el resultado de negociaciones y consenso político de todos los factores y grupos políticos que conforman la MUD.

En el comunicado de la MUD dado a conocer el 8 de marzo de este año por Jesús “Chuo” Torrealba, Secretario Ejecutivo de la MUD se plantea la movilización popular para lograr la renuncia de Nicolás Maduro de la Presidencia de la República; aprobar una Enmienda Constitucional para reducir el mandato presidencial y eliminar la reelección indefinida, e iniciar el proceso para un Referendo Revocatorio. Todas estas acciones, llevadas a cabo dentro del marco de una “…solución política, electoral constitucional y pacífica este mismo año…”.
Estos objetivos han sido aclarados por Torrealba en sucesivas presentaciones y declaraciones públicas posteriores, ampliando el objetivo a la construcción de una alternativa política, económica y social al régimen actual, donde el triunfo electoral del 6D, debe ser proseguido hasta lograr la sustitución del actual Presidente de la República, por un candidato de la oposición y lograr el cambio de gobierno este mismo año.
¿Es este un paso significativo e importante? Desde luego; y así la MUD además responde a algunas críticas de periodistas y comentaristas políticos que ya habían comenzado a surgir. ¿Es este anuncio suficiente? Esto ya es harina de otro costal.
No se trata de sí con esta iniciativa la MUD complace a todos los que pedíamos un pronunciamiento. Probablemente no. Probablemente surgirán –y ya han surgido– críticas a alguno de los mecanismos propuestos, renuncia, enmienda y referendo. Algunos calificándolos de utópicos, otros de insuficientes y algunos hasta de blandengues. Es inevitable que esto ocurra y a pesar de que la MUD llegó a una “solución de compromiso” entre quienes participan de sus deliberaciones, no cabe duda que el país político opositor es algo “más ancho” que la MUD y es imposible complacer a todos.
Por ejemplo, soy de los que cree que si bien la renuncia es la solución más simple y rápida –mañana mismo se podría dar y en un mes y medio podríamos tener nuevo Presidente electo– es la más utópica y no imagino, en el cuadro de la política actual, al Presidente Nicolás Maduro abandonando el poder, que tantos “beneficios” le ha deparado a sus colaboradores cercanos, para no entrar en más detalles.
Creo que la Enmienda Constitucional para acortar el periodo presidencial y la no reelección indefinida, es algo que la Asamblea debe hacer y se debe dar esa discusión en el país. Pero creo que será una alternativa que fácilmente el régimen actual “desechará” a través del TSJ y su Sala Constitucional, o “constituyente” como algunos ya la llaman, por el “poder” decisorio que tiene, que pesa más que el voto de varios millones de venezolanos.
Por eso me he pronunciado en otras ocasiones por el Referendo Revocatorio, porque creo en la capacidad de movilización política que tienen los procesos electorales y me gustaría ver a esa Sala del TSJ “argumentando” en contra de más de ocho millones de venezolanos revocando –y “revolcando”– al actual Presidente, que es la cifra de votantes, sino es más, que me atrevo a adelantar votaríamos por la revocatoria del mandato presidencial.
Pero, volviendo al punto de la suficiencia de la Hoja de Ruta de la MUD, insisto en que proponer un objetivo –la salida de este régimen para construir una nueva Venezuela– y una estrategia, dividida en tres acciones: renuncia, enmienda y referendo, es un buen principio, pero no es suficiente.
He dicho en artículos anteriores (Liderazgo II: Reflexiones sobre el Liderazgo, ND, 13 de febrero de 2016) que creo en un liderazgo que reta, motiva y así compromete, obliga y moviliza a un grupo humano y si bien movilizar al país para recoger cuatro millones de firmas para convocar un referendo revocatorio, lograr más de 8 millones de votos para efectivamente revocar y luego esos mismos 8 millones de votos, para elegir un nuevo Presidente, es un reto inmenso, un esfuerzo gigantesco, insisto en que –desde el punto de vista del objetivo último de construir una nueva Venezuela– no es suficiente.
Todo lo anterior sería, permítaseme decirlo, un logro descomunal, importante, sí, pero “electorero”, si cabe el término. Porque si el verdadero logro es construir esa “nueva” Venezuela, para ello es imprescindible comenzar a vislumbrarla, a dibujarla, a entreverla, más allá de declaraciones de que será una Venezuela verdaderamente democrática y justa, verdaderamente participativa, con seguridad personal y jurídica y oportunidades para todos, etc.
Necesitamos “detalles” y como alguien dijo, “el diablo esta en los detalles”. Aquí el consenso político MUD ya no es tan fácil y no se puede complacer a todos con “tres” vías de movilización, para que cada quien tome la suya, la que más le guste. Se necesita conocer propuestas. Se necesitan más detalles; por ejemplo, acerca de ese nuevo pacto político entre ciudadanos y partidos, del que también hemos hablado (El mito de la sociedad civil, ND, 29/01/2016)
No digo que no haya propuestas en la oposición y la MUD. Digo que los ciudadanos de este país queremos conocer y discutir esas propuestas concretas, para ir elaborando un consenso al respecto, que es mucho más complejo y difícil que las tres vías para salir de Maduro, que a fin de cuentas se pueden ensayar y hacer caminar todas a la vez. Esa “propuesta”, que define la “otra Venezuela” que queremos para remplazar a la actual, es impostergable y urge que comencemos a construir la alternativa política, económica y social.
Politólogo
@Ismael_Perez

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