viernes, 5 de diciembre de 2014

Otro pilar del Sistema....Pedro B. Celis

Otro pilar del sistema social-policía

PEDRO BERNARDO CELIS |  EL UNIVERSAL
viernes 5 de diciembre de 2014  12:00 AM
El sistema social japonés se construye sobre tres pilares fundamentales de la sociedad. No se trata de conceptos abstractos, sino de personas de carne y hueso, que ejercen profesiones claves para el resto de sus conciudadanos. Nos referimos a los maestros, los policías y los médicos. Son estos tres grupos de profesionales los que construyen un país desde su cotidianidad. Ellos conforman la base desde la cual el resto de las personas pueden hacer vida dentro del sistema social y ser exitosos con su trabajo y su emprendimiento. Los maestros, médicos y policías nos ofrecen la base social necesaria para construir un país. Son profesiones claves, que en Venezuela hemos desvalorizado y denigrado al punto que son cada vez menos quienes desean ejercerlas. Y quienes lo hacen, en muchos casos no tienen la motivación requerida para cumplir con el compromiso social que implica ser maestro, ser médico o ser policía. Ya hace 500 años, los japoneses sufrían de súper población. Ellos tuvieron que aprender a convivir en pequeños espacios, y en grandes ciudades, sin hacinarse y sin matarse en el intento. Son los maestros, médicos y policías quienes nos guían y nos enseñan el arte de la convivencia ciudadana todos los días. Son ellos quienes hacen posible la convivencia en paz, independientemente de las ideologías o gobiernos de turno.

Durante varias semanas, en esta columna profundicé en el papel de los maestros en los sistemas sociales. Desde el kindergarten hasta el post doctorado, cada maestro o profesor, tiene su cuota de responsabilidad para desarrollar la convivencia ciudadana. Toca el turno ahora de los policías. Son los policías los llamados a interactuar cotidianamente con los ciudadanos para mantener el orden y la convivencia ciudadana. En Japón, al igual que los maestros, los policías tienen un comportamiento intachable, y son altamente respetados por la ciudadanía. Son muy amables pero sumamente estrictos. No nos referimos aquí al detective, que investiga el crimen organizado, el tráfico de drogas o la yakuza. Nos referimos al policía de a pie, al que está en cada esquina y que se conoce el vecindario como la palma de su mano.

Algunas cifras nos ayudan a entender la magnitud de la seguridad personal que disfrutan los japoneses en su país. Japón tiene un área que es un tercio del área de Venezuela, en la que viven unas 127 millones de personas según Wikipedia. Aproximadamente unas 336 personas por kilómetro cuadrado, está de número 37 en el mundo, en este indicador de densidad poblacional. Según la página webhttp://es.ipcdigital.com/2013/01/11/delincuencia-en-japon-en-2012-cayo-a-su-nivel-mas-bajo-en-32-anos/ la delincuencia en Japón, en el año 2012, fue la menor en 32 años. El número total de delitos en ese año fue menor a 1,4 millones. De esos, apenas 1.030 fueron asesinatos o intentos de asesinato. En 127 millones de habitantes, poco más de un millar fueron atacados por alguien con intención de matarlos. Poco se parecen estas cifras a las rojas de nuestro país. Hay que tomar en cuenta que Japón es el país industrializado con menor tasa de criminalidad en el mundo. Un excelente referente que nos indica que tan bien podríamos hacerlo nosotros si nos lo proponemos. Wikipedia también nos indica que la tasa de condena es mayor al 99% en el Japón. Esto quiere decir que los fiscales llevan a corte solo los casos en los que están muy seguros de lograr condena. Eficiencia extrema en el sistema judicial japonés.

En el marco del pensamiento sistémico, el ciclo de retroalimentación ocurre cuando la policía, los fiscales, las cortes y los centros penitenciarios actúan coordinadamente en el marco legal para evitar la impunidad. Una tasa de más de 99% de condena implica que la impunidad es mínima. En Japón existen los mecanismos y las leyes necesarias para proteger los derechos humanos de los ciudadanos y garantizar que no haya impunidad. El policía de a pie, el que está cercano a las comunidades, tiene la función de velar por la seguridad de los vecinos y de sus bienes. Para eso, entabla relaciones con la comunidad que lo acercan a la gente y le permiten monitorear las situaciones que se puedan producir. En Japón, las puertas de las casas permanecen abiertas durante el día, y los carteristas son muy pocos. Las cosas perdidas pueden ser recuperadas fácilmente, independientemente de su valor, ya que la propiedad privada es respetada en su totalidad.

Llegar a tener la misma rata de criminalidad que tiene el Japón, suena como una quimera para nosotros los venezolanos que sufrimos los embates del hampa a diario. Es mucho y es cuesta arriba lo que hay que hacer para lograrlo. Pero todo comienza por respetar a los policías y darles las herramientas necesarias. Pasa también por exigirles respeto a los ciudadanos que ponen sus propias vidas en sus manos. Pero por sobre todo, pasa por darles la dignidad que su labor merece.

@ProfPBCelis – pbcelis@usb.ve – pbcelis.tumblr.com

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