jueves, 12 de febrero de 2015

In memoriam........Franco D' Orazio P.

In memoriam… 

Posted on 16 de enero de 2015
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Como homenaje póstumo, cuento una experiencia que me tocó vivir junto a Isabel Bacalao Römer y Alberto Quirós Corradi.

Por: Franco D´Orazio P.
Al Dr. Alberto Quirós Corradi lo conocí a finales de los sesenta, mientras yo finalizaba mis estudios de ingeniería becado por la Shell y el dirigía su Departamento comercial.
Por respeto jerárquico y nuestra diferencia generacional nunca me permití tutearlo, hasta que él mismo lo consintió cuando formamos parte del equipo técnico asesor del Candidato presidencial, Lic. Francisco Javier Arias Cárdenas, en los años 2000.
Con nosotros también participó la excelente profesional de la diplomacia nacional Isabel Bacalao Römer, encargada de las relaciones internacionales del Candidato. Toda una dama, tal vez demasiado culta para nuestro medio.
Isabel y yo visitamos al Dr. Quirós Corradi para invitarlo a participar. Fuimos a su oficina personal, con un sobre piso de madera por demás señorial, donde nos atendió desde el primer momento con la sencillez y la franqueza que siempre lo caracterizaron.
Dentro de la informalidad con que se movieron aquellas circunstancias, preparamos su primera reunión privada con Francisco Arias, por supuesto que se conocían pero después de ese encuentro ya formalizado se comunicaron directamente en varias oportunidades, y otras tantas veces conversamos los cuatro, planificando lo que podía asumirse en una campaña electoral tan corta y desproporcionada, pues era la primera vez en la historia democrática moderna que un candidato opositor se enfrentaba al candidato del gobierno y que al mismo tiempo, era el presidente en ejercicio… con todo el poder y los recursos del Estado puestos a su favor, sin rubor alguno.
Vivimos muchas situaciones… hasta el día 28, aquel fatídico 28 en el que una ponencia del magistrado Iván Rincón –al frente del TSJ– acabó con toda esperanza de rectificación nacional, agotó los recursos electorales de la oposición y le permitió al régimen ingerir toneladas de oxígeno para que, a mediados de aquel comienzo de milenio, se re legitimara.  
Ante esas circunstancias era poco lo que quedaba por hacer en nuestro equipo técnico. Así lo inferimos. Sin embargo la labor incansable de Isabel le infundió nuevos ánimos al grupo, programando una serie de entrevistas del Candidato con políticos y congresistas de la hermana República de Colombia, a las que asistí como testigo de excepción.
En ese primer viaje nos hospedamos en el mismo hotel donde residía el ex presidente colombiano Gaviria, entonces Secretario general de la OEA; el tipo no quiso reunirse con el Candidato y le envió una excusa diplomática incomprensible a través de un asistente improvisado, pero dos años después esa afrenta quedó aclarada luego de su intermediación en la infausta mesa de negociaciones que permitió atornillar al régimen después de lo cual, desapareció del panorama político latinoamericano y hasta del colombiano.
A nuestro regreso, Alberto me pidió que le contara los detalles del desencuentro pues tenía que reunirse en privado con el Candidato y quería estar al giorno. A él le gustaba manejar y reflexionar toda información de primera mano, como elemento decisorio básico, tal y como había sido su estilo gerencial desde siempre.
Las días siguientes la única luz que quedaba a nuestra disposición era la que emanaba de los conocimientos diplomáticos de Isabel, que en esa oportunidad y por intermedio del señor Maisto, un ítalo americano que conocimos en una visita a la DOP de Maraven un par de años antes y a la sazón, embajador de los Estados Unidos en Venezuela, ella logró que recibieran a Francisco en Washington… no en la Casa Blanca propiamente dicha, como se dijo periodísticamente (pues no era jefe de estado ni amigo del inquilino de entonces), sino en sus oficinas administrativas, que quedan en el edificio del lado este.
A ese encuentro viajamos los tres acompañando al Candidato, además de su esposa y su asistente personal. En la capital estadounidense varios funcionarios de importancia recibieron y conversaron con Francisco Arias Cárdenas, al igual que en las oficinas administrativas del Congreso, donde se cuestionaba con insistencia su separación del movimiento 4F, pues trataban de visualizar la razón política y el por qué aspiraba anotarse a ganador en otro bando.
En esas reuniones Alberto nos miraba y se rascaba la cabeza, y después en privado nos decía: Aquí a nadie le interesan los planes de gobierno de Pancho, ni mucho menos nuestros programas petroleros… y así resultaron las cosas pues en aquel torneo electoral no se batieron doctrinas ni tendencias políticas y sólo compitió un personaje con chance, como ha sido hasta nuestros días, que poco tiempo después atropelló todo pensamiento petrolero de progreso conformando de esa manera el cuadro siniestro que padecemos hoy día.
Por cierto, a mediados de aquella semana la gente de inteligencia y de seguridad nacional estadounidense planteó una reunión privada con el Candidato. La única que lo acompañó fue Isabel, por si acaso requerían de alguna traducción formal. De tal manera que al quedar libres de todo compromiso, Alberto me invitó al local del frente donde vendían perros calientes y cerveza, que gustaba saborearlos mientras disfrutamos de un juego televisado de los medias rojas contra algún equipo del sur, cuyo nombre no recuerdo, y allí esperamos dos o tres horas mientras se desocupaban nuestros acompañantes… Creo que eso fue de lo mejor del viaje, aparte de la cena privada del segundo día, también planificada por Isabel en casa de unos distinguidos connacionales.
En ese bar Alberto y yo disfrutamos de un momento particular, sin posturas de ningún tipo; comentamos de deportes y otras menudencias, pero en la amena conversación él dejó clara su profunda preocupación por el porvenir nacional en manos de quien estaba y hasta el sol de hoy, debo reconocer que no equivocó ninguna de las palabras que pronunció, tal y como consta en sus múltiples escritos divulgados en la prensa nacional a partir de entonces.
Con este pequeño recuerdo brindo homenaje póstumo a ese insigne venezolano, buen amigo y mejor ductor, resumiendo un pasaje que experimenté junto a él que seguramente es desconocido para muchos de ustedes pero me permitió conocerlo personalmente, de primera mano; al tiempo que aprovecho la oportunidad de contarlo porque los otros dos testigos de excepción que me acompañaron ya no están con nosotros. Isabel nos abandonó poco después de aquella experiencia producto de un desgraciado evento que nunca pudimos o supimos asimilar, y a principios de esta semana, Alberto culminó su ciclo vital y ha ido a saludarla a ese sitio del firmamento donde el Creador alberga las almas de la gente buena… claro que queda Pancho, pero no creo que a él le interese refrescar esa interesante etapa de su vida política y menos en estos momentos, que viste de rojo desteñido por las grotescas circunstancias nacionales que lamentablemente –y aún sigo pensando que muy a su pesar– él ha ayudado a procrear.
Después de tantas luchas por tus ideales y tus creencias, Alberto, bien mereces descansar en paz.    

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