sábado, 15 de agosto de 2015

Oposicion chapucera Miguel Sanmartin

Oposición chapucera

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 15 de agosto de 2015  12:00 AM
El colectivo oficialista arrancó su campaña. Mejor dicho, camarita, el gobierno entró de lleno en acción para las elecciones parlamentarias. Partió duro. Insidioso. Desmesurado. Otra vez repartiendo el oro y el moro. Como le gusta, suele hacer y le ha resultado.

Despegó arrogante y pendenciero. Haciendo uso (abusivo e ilegal) de los recursos del Estado, incluyendo el secuestro de la radio y televisión pública para sus eventos proselitistas. Además con el ventajismo e impunidad que caracteriza su desempeño autoritario. Se lo permite, es público y notorio, la connivencia cómplice del CNE, la Contraloría, el Tribunal Supremo de Justicia y un sector de la Fuerza Armada que se declaró antiimperialista, socialista y profundamente chavista, contrario a lo que establece la Constitución.

La oposición, en cambio, sigue en el aparato. Dormida en sus laureles. Confiada que los votos le caigan del cielo. Abstraída en conflictos mezquinos, sectarios, inoportunos y divisionistas. Tal vez esperando -¿qué alguien?- le pegue un corrientazo para reaccionar y calzarse los patines. No se entiende ni justifica esta inacción. Ni las zancadillas. Ni los golpes por mampuesto excluyendo de las listas a partidarios de lucha. Por otro lado tampoco contribuye al logro de una mayoría en el Parlamento la  inscripción de candidaturas paralelas alterando los "consensos perfectos" como los calificó la MUD.

Menos todavía se comprende el silencio negligente ante los constantes ataques y descalificaciones de los personeros del régimen. No después de todo el empeño, el despliegue y los gastos que fueron necesarios para que dirigentes opositores viajaran por el mundo denunciando la manipulación con la fecha del evento y convocando al país a una veintena de expresidentes quienes, además de abogar por los presos políticos y el respeto a los derechos humanos de los venezolanos, también alzaran su voz para exigir que el CNE fijara oficialmente la fecha de las elecciones parlamentarias.

Ya lo hizo. Las programó para el 6 de diciembre. Inmediatamente el oficialismo (GPP) se desplegó en campaña por todo el país. Mitinea desde la mañana hasta la noche. De lunes a domingo. ¿Dónde está la oposición? Fajada en dos cometidos. En uno analiza y trata de comprender las encuestas (vapulean la gestión del gobierno) que, según infieren, arrullarían su anhelo de obtener un próximo clamorosos triunfo en las urnas. En otro se faja tolete a tolete, sin dar tregua, en aras de imponer la legendaria y muy política estrategia del "quítate tú pa' poneme yo".    

Feo, muy feo. Es frustrante. Defrauda (otra vez) esta clase política. Tanto la vieja como la nueva. Priva el oportunismo. La deslealtad. Sigue imperando el caudillismo. El cogollo. La dirigencia continúa sin entender el drama. Indiferente a las calamidades y sufrimiento de los ciudadanos. Otra vez unos pocos imponen su voluntad e intereses. Al asegurar para ellos y sus acólitos los puestos salidores en las planchas excluyeron a líderes locales a favor, entre otros, a de los "trapecistas" de la política, aquellos que saltan de partido en partido y de entidad en entidad. Pareciera lo único que les interesa. Se conforman con resultar ellos electos. Quieren perdurar en el medio, seguir viviendo de la política y no derrotar al gobierno castrocomunista para acabar con la crisis, la escasez, la inflación, la inseguridad, el desempleo, el entreguismo y recuperar la democracia.

Cuidado con sorpresas. Nada está escrito sobre resultados. No equivoquen el mensaje implícito en esas encuestas. Su mensaje embriaga de triunfalismo a algunos dirigentes opositores. En efecto, todos los sondeos de opinión reflejan mucho malestar y desencanto con el presidente y su equipo. El soberano culpa al gobierno de la debacle económica y social y una mayoría se inclina por la rectificación el modelo castrochavista. Una cosa es que la gente esté brava y defraudada y otra muy distinta que ese encono los lleve a votar en contra de los candidatos del oficialismo. 

El nivel de afecto y compromiso con la cúpula opositora no es sólido. Lo dejó en evidencia la escasa asistencia al acto de presentación de los candidatos de la MUD. También impera el rechazo y desinterés en esta acera. Esa señal debe ser interpretada correctamente. Ignorarla sería un error garrafal porque puede conducir a otra debacle electoral. El oficialismo les lleva una morena. Tiene recursos, estrategia y maquinaria. Aunque la gente está brava por la crisis, muchos no ven una alternativa, un cambio positivo, con esta oposición chapucera y peleona en el poder.

msanmartin@eluniversal.com 


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