sábado, 31 de enero de 2015

Cazando lapas HECTOR Corro I.


8-   CAZANDO     LAPAS

Angel Evelio y yo fuimos toda la vida como dos hermanos.  El, desde pequeño vivía en La Trampa estudiando conmigo en la Escuela de mi mama. Cuando llegaban las vacaciones yo me iba  para San Pablo y en su casa de Los Laureles pasabamos las vacaciones.  Asi como Angel Evelio era para mi mama y mi papa un hijo, asi yo era para Angel Rodriguez  y Enma , un hijo tambien.
Angel le había comprado a Angel Evelio un fusil de aire ( un flover 5  1/2 ) y con  el cazábamos palomas, guácharacas, etc. 
En la quebrada de Los Laureles que corría a unos 50 metros de la casa había dos pozos, muy buenos, en los que nos bañábamos  todos los dias.   En el vallecito de San Pablo, Angel tenía un pequeño cañaveral y un molino con un motor pequeño de gasolina.  El molía la  caña y hacia papelon.  Angel nos llevaba para que lo ayudáramos en la molienda.  Por supuesto que nosotros lo ayudábamos pero pasábamos toda la mañana bebiendo guarapo de caña.  Las tardes las teníamos libres para bañarnos y cazar con el rifle.  Ambos llegamos a tener muy buena puntería.
 Alrededor de la casa de Los Laureles Angel había sembrado muchas matas de aguacate.  Los aguacates eran hermosos y Angel los cosechaba y repartía a los familiares y vecinos.  Un buen dia nos dimos cuenta que cuando algún aguacate maduro se caía, amanecía comido de algún animal.   Nos pusimos a vigilar para ver de que animal se trataba; y descubrimos que eran lapas; comían de noche y de dia se iban para sus cuevas.  Por cierto que todos creíamos que las cuevas eran de cachicámos, pero siguiendo el rastro averiguamos que eran de lapa.  De ahí el viejo refrán " cachicámo trabaja  pa lapa"
.Angel tenía un rifle calibre  22 pero el no nos dejaba usarlo,  asi que inventamos taparle la cueva a las lapas y esperar que ellas las destaparan para matarlas a palo.  Pero no resulto porque era un animal muy rapido.  Cuando no pudimos le informamos a Angel de nuestro decubrimiento.  De ahí en adelante,  nos levantamos por muchas noches con Angel  y fueron muchas las mañanas que desayunamos comiendo lapa.  Por cierto que también descubrimos que la lapa se solía bañar en los pozos de la quebrada, y que si es descubierta, es capaz de pasarse largos ratos en el fondo de los pozos.   Allí permanece oculta y de cuando en cuando saca la cabeza para ver si ya no hay peligro.  La hora de bañarse la lapa es al amanecer o cuando ya la noche esta cayendo.  Un dia inventamos irnos a vigilar las lapas;  como había dos pozos, el uno cerca del otro, podíamos vigilarlos bien los dos.   Queríamos matar una lapa con el rifle de aire.   El caso era, que al asomar la lapa la cabeza dispararle al ojo que nos hiciera de blanco.   Fueron muchas las mañanitas que pasamos vigilando lapas.  El que persevera vence, dice el refrán. Ese dia llego, era una lapa pequeña.  Angel Evelio le disparo.  El animal se hundió, pero al rato aboyo  pataleando.   Angel Evelio le había dado en el ojo.  Ese dia también nos desayunamos con lapa, la mejor lapa que jamás he comido.

Caracas,  26 de diciembre  de 2012

Hector Corro  I.


Serie : RECUERDOS


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