viernes, 1 de agosto de 2014

12- Un Recuerdo de Recuerdos

12-  UN   RECUERDO   DE   RECUERDOS

Beatriz siempre guardo con mucho cuidado las cartas,  que yo, siendo su cuasi novio, le enviaba a los Estados Unidos, donde hacia compañia a Mirian  y  Hugo.   Hugo entonces trabajaba en el Servicio Shell para el Agricultor, en Cagua, y  estaba haciendo un post-grado en el Cal. Poli.  en San Luis Obispo en California.
Mis  hijos mas pequeños, Juan German y Ceres  se consiguieron esas cartas y me pidieron que les contara la Historia.  Siempre estuve dudoso de hacerlo.   El 22 de febrero se cumplen 4 años que Beatriz se nos fue para vivir su vida eterna en la Casa del Padre, de Papa DIOS.    Como un RECUERDO DE RECUERDOS hoy comienzo a contar esa Historia.  Se la dedico, con todo mi cariño a la memoria de Beatriz.   Si cuento la Historia, esta tiene que ser completa; es decir, larga....asi que ahí va.
Para finales de 1956, yo estudiaba en en el Saint Marrys Colege en el pueblecito de Saint Marrys, en el Estado de Kansas,  Estados Unidos.  Este Instituto era para la formación de jóvenes estudiantes de La Compañia de Jesus,  y en el medio oeste de los Estados Unidos.  Era como una extensión de la Universidad de San Luis, Edo. de Missouri. Desde hacia tiempo yo tenia serias dudas sobre si yo tenia o no vocación sacerdotal.  La gran ilusión de mi  mamá era que yo fuera sacedote.  Yo debia estar en el  Colege por cuatro años.  Cuando faltaban año y medio para mi ordenación como sacerdote,decidí hablar con sinceridad y claro con el Padre Ferguson,  Director del Colege.  Estuvimos hablando como una hora o mas.  Al final el Padre Ferguson  me dijo:  de acuerdo a lo que me has expuesto, creo que tu debes de cambiar de rumbo; se trata de tu vida, no de la de tu mamá.  Yo te aconsejo que regreses a la vida seglar, te cases, tengas una familia y seas un buen cristiano y un buen ciudadano.   Estas palabras del Padre Ferguson me despejaron todas mis dudas, sentí un gran alivio y tome la decisión.  Era diciembre; a principios de enero de 1957  yo estaba de regreso en Venezuela.
Al llegar, me puse en contacto con Angel Evelio, mi hermano de siempre.  El, en ese momento era Capitán, Oficial de planta en la Escuela Militar y Comandante de la Sexta Compañia de Cadetes.
El me sugirió que me quedara en la Escuela mientras se conseguía algún trabajo.  Hablo con el Coronel Quevedo, Director de la Escuela y este nos envió a hablar con el Comandante Morin, director de los estudios de materias civiles en la Escuela.  Cuando le conté mis estudios y que era Licenciado en Filosofía y con experiencia docente en el Colegio San José de Mérida, me dijo:  Ud. tiene trabajo con nosotros en la Escuela; si a Ud. le parece bien lo nombramos Profesor Auxiliar mientras se nos abre un cupo para Profesor Titular.  Yo le dije que si y fui contratado con un sueldo de Bs. 600 al mes.  Viviría en la Escuela en la pieza de Angel Evelio; este estaba recién casado y nunca dormía en la Escuela. El sueldo me alcanzaba para comer y aún ahorrar algo.   Ya, el día siguiente estaba trabajando.  ¡Que suerte!.
Le agradecí al Comandante Morin su gesto, pero mis aspiraciones eran otras; yo quería trabajar con las petroleras; así que introduje solicitud de empleo en la Shell y en la Creole.  Cuando fui a la Shell, me encontré con Rubén Chaparro Rojas ( QEPD ).    Rubén también habia sido seminarista; toda la vida fuimos grandes  amigos.  El era Asistente del Dr. Blanch, Director Nacional de Relaciones Publicas de la Shell.   Rubén me dijo:  en este momento no hay plaza vacante; ten paciencia; sigue en la Escuela y espera la oportunidad; esa llega.
En la Escuela Militar estuve seis meses.   En las vacaciones me fui con Angel Evelio a visitar a mi mamá en la Trampa.   A mi regreso conseguí un telegrama de la Shell para una entrevista con el Dr. Blanch.   Al terminar la entrevista se me ofreció un puesto en el  SERVICIO SHELL PARA EL AGRICULTOR,  en Cagua.    Acepte, y el resto del dia lo pase en ADP ( Administracion De Personal ),haciendome exámenes y firmando algunos papeles.... Ya era empleado de la Shell.  En la Escuela le agradecí al Comandante Morin sus atenciones y puse mi renuncia al cargo.  Era el 27 de junio de 1957     Las Ofinas de la Schell quedaban en en edificio que hoy ocupa la Comandancia General de la Marina.
Al dia siguiente, Angel Evelio me llevo en su carro y ahí estaba un taxi esperándome para trasladarme a Cagua.    Llegue como a las 8:30.
El Dr. Mauricio Báez, Director del Servicio me dio la bienvenida; me llevo a lo que seria mi oficina y brevemente me explico en que consistía mi trabajo.   Me dijo que por la tarde me presentaría a los Ingenieros porque todos estaban en el campo haciendo su trabajo.    Después, muchos años despues, conocería a algunos de esos ingenieros: Hugo González Rincon,  David Rincon,  José Agustín González ( alias Brecheche) ........
¡Sorpresa!  Como a las once me llamó el Dr. Báez y me informó que lo habían llamado de Caracas y que debía, de inmediato, regresar a la Capital.  No tuve tiempo de sentarme en la silla frente a mi escritorio.
Por supuesto que iva todo asustado pensando en que habría metido la pata.  Me monte en el taxi y adios, Cagua.
En Caracas me estaba esperando Rubén y me explicó que en Maracaibo requerían un empleado con las características que se mostraban en mi  "curriculum vitae".  El apuro era que el, Rubén viajaba al día siguente a Marcaibo y quería que viajáramos juntos.  Me dijo: no te preocupes, solo vas a una entrevista; tu ya eres empleado de la Shell y tu decidirás  si aceptas el puesto de Maracaibo o regresarte a Cagua.  Esa noche dormí en un hotel que quedaba muy cerca de las Oficinas de la Shell.  Tempranito, en carro de la Empresa viajamos a Maiquetia.   En el avión, Rubén me explico las ventajas de la posición ofrecida en Maracaibo. Quede convencido que mi destino era Maracaibo.  Allí, en lo que era el antiguo Hospital de la Shell, funcionaban las oficinas del Departamento de Entrenamianto.
Me entrevisto John Robertson,  jefe de la sección de Lenguas.
Mi destino definitivo seria Bachaquero como profesor de español para los musius y de ingles paraa los criollos.   De todas maneras me quedaría en Maracaibo por tres meses en entrenamiento.
De allí fui a las oficinas de ADP para llenar y firmar el papeleo de rutina.  Cene con Rubén y nos fuimos al Hotel.
Al día siguiente debia pasar por ADP buscando mi tarjeta de identificación; esta me fue entregada por un Señor curazoleño,  no recuerdo su nombre;  el me dijo que había estudiado en el Seminario de Caracas; me pregunto si ya tenia arreglado el problema de la vivienda, le dije que no;  me dijo, como tu eres soltero, es mas fácil conseguir vivienda; aquí tengo una lista donde ofrecen cuarto para soltero y buscó donde estaba la oferta; mira esta es una quinta de dos plantas sobre la Avenida  cinco de julio, yo conozco la familia, una hija de la señora dueña trabaja con nosotros en la Compañía; si tu quieres yo te llevo en mi carro y hablamos con la señora;  la mejor recomendación es que eres ex seminarista.  Nos fuimos en el carro de él y el cuarto quedaba en la planta alta; un soberbio cuarto con balcón y todo.  El precio módico, creo que eran trescientos bolívares al mes incluido la cena.  Se arregló todo y ya tenia habituación.  Para la comida me desayunaría en el cafetín de la empresa y para el almuerzo me sugirió,  que habia una antigua enfermera, jubilada de la Shell  que tenia un pequeño restaurante para empleados solteros de la Empresa; su nombre Anita. El mismo señor curazoleño me llevó; el lugar estaba a dos cuadras de mi trabajo; la señorita Anita cobraba quincenalmente; logré inscribirme.  Allí cónoci a David Sierra, a Tulio Jiménez, y a  otros cuyo nombre no recuerdo; me fui haciendo amigo de los otros comensales y comencé a ubicarme en Maracaibo.   A los dos meses de trabajo compre un radio Gruding  y un toca discos Garrad; cuando regresaba del trabajo, cansado, leía bastante y oía musica clásica; luego me bañaba y a la hamaca. Como nunca fui parrandero ni bebedor, mi rutina era muy sencilla, como antes dije, solo introduje una modificación: al regresar del trabajo me iba a caminar o trotar y luego el baño.  Los sabados me levantaba temprano y me iba al final de la calle Dr. Portillo; allí me sentaba en una butaquita, comprada en Sears , a tomar el sol mañanero,  admirando el majestuoso Lago. Algún domingo iba con Sierra, el tenia carro, a las playas del Mojan; estas eran muy buenas, aun no estaban contaminadas.  A los tres meses de estar en Maracaibo, y cumplido mi entrenamiento yo debería ir a Bachaquero.  John Roberson, escoses, con qiuen luego me unió una gran amistad,  el era graduado en  lenguas en la Universidad de Cambridge, me  informó que se habia decidido dejarme en Maracaibo como su asistente.    Pasaron como 10 meses.   De pronto todo cambio.  La señora, dueña de la casa donde residía tenia un hijo medico, que poco antes de yo llegar, se había ido a Buenos Aires para tomar un post-grado; el cuarto que yo ocupaba era el del médico. El médico, tenía como 10 meses en Argentina; lamentablemente,  allá perdió la vida en un accidente ferroviario.  Sus restos mortales fueron traídos a Maracaibo.  Entonces, la señora decidió vender la quinta y yo tenia que buscar  otra residencia.   Comente el caso en el cafetín de la Empresa....y ¡que suerte,!  un chino que era el  Superintendente de Materiales en Maracaibo, me dijo: Héctor, yo tambien vivo en un cuarto alquilado; en esa casa hay un cuarto desocupado, si tu quieres yo hablo con la dueña de la casa.  Al salir del trabajo me fui con el chino y hablamos con la doña.  El alquiler era Bs. 100 mas caro, pero tenía aire acondicionado.  A los tres días estaba mudado.  La quintica estaba sobre la calle Dr. Portillo, se llamaba Lucerna;  la quinta de al lado se llamaba Quetzal; era del Sr. Isidro y allí vivía Beatriz.   En mi nueva residencia, seguí con mi rutina y los paseos al salir del trabajo,  unas veces con dirección hacia Grano de Oro, otras con dirección al Lago.   Cuando yo salía a dar mi paseo, generalmente, Beatriz estaba frente a la reja de entrada de su casa.
Allí, Humberto, dentista y hermano de Beatriz, tenia su clínica.  Cada vez que yo pasaba, si Beatriz estaba frente a la reja yo la saludaba y seguía mi paseo.  El chino noto que a mi como que me gustaba la muchacha,  el le decia: "la cola de caballo", Beatriz tenia el pelo largo.
El cuarto del chino Chen, que asi se llamaba, tenia vista para la calle.  Cada vez que el veía a Beatriz frente a la reja me avisaba:  Héctor, la cola de caballo esta frente a la reja; por supuesto, yo hacia mi caminata con la dirección hacia el Lago. Así fueron muchos dias y yo solo saludaba.    A Beatriz le gustaba la musica llanera y tenia un disco con el : "Ramoncito en cimarrona.... "  Yo me compre ese disco y siempre que Beatriz ponía el Ramoncito.....Yo también lo ponía.  Beatriz se dio cuenta de la "casualidad" y una tarde de regreso de mi paseo me detuve y hablamos de cualquier cosa, pero hablamos.... Allí comenzó todo.   Beatriz tenia una prima, Francela, que trabajaba en la Shell, justamente en ADP y tenía acceso a todos los archivos del personal.
Según después,  me confeso Beatriz, ella le habia pedido a Francela que me "espiara". Francela cumplió a cabalidad.  Beatriz y yo hablábamos ahora con mas frecuencia.  La Señora Adela como que se dio cuenta y llamaba a Beatriz; yo tenia que irme.  Teníamos que cambiar de estrategia.  Ahí se necesito la colaboracion de Francela y tía Tona.  Un día nos vimos, bajo las palmeras de la calle que iba de la  Dr. Portillo a la cinco de julio, a media cuadra de la casa de tia Tona, conocidas como "Las Palmeras del Ditroit " y Beatriz me explicó lo convenido con Francela y Tía Tona.  Allá, para no levantar sospecha, nos veíamos dos veces por semana.  La Señora Adela debió sospechar algo y un día siguió a Beatriz.  Yo estaba en casa de Tía Tona.  Esta, que estaba mosca, le aviso a Francela y me escondieron en el closet del cuarto de las muchachas.  La Señora Adela duro como media hora y se fue con Beatriz.  Yo estaba sudando cuando salí de mi encierro.   De todas maneras algo debieron sospechar la Señora Adela y el Sr. Isidro y decidieron enviar a Beatriz  a  USA,  para acompañar a Miriam y Hugo.   Yo pensé, hasta aquí llegaste,  Hector Corro, por aquello de "amores de lejos.......".
Para nuestra fortuna, no fue así...Beatriz debia tener como 15 días en
USA, cuando recibí su primera carta dándome la direccion de San Luis
Obispo.   Ahora tenia dos cómplices mas,  Miriam y Hugo. Seguimos carteandonos y Beatriz me mando una foto.  Al año,  regreso Beatriz.
Cuando regreso, decidimos enseriar la cosa, es decir, hablar con el Sr.Isidro.  Así quedamos y fijamos el día de la "entrevista"  .  Beatriz tomo la precaución y le pidió a Humberto que se quedara.   Yo me puse mi mejor traje, me eche mi Paco Rabane y todo asustado, me fui para mi "entrevista".   Beatriz me mando pasar adelante y... . el Sr. Isidro no espero que yo entrara;  me encaro y me dijo:¿ " que hace Ud. aquí ? Váyase por donde vino".  Yo, sin decir palabra me estaba yendo... Beatriz se puso a llorar y entonces salió Humberto, a quien yo no conocía;  me detuvo y me dijo:  Señor Corro ( Beatriz le debió haber dicho mi nombre)  déjeme esto a mi; yo me encargo de hablar con papá. El Sr. Isidro estaba muy molesto; solo oí que le decia a Humberto, no se que cosa...Yo,todo asustado, sabía que los maracuchos eran muy apretados....estaba casi temblando.  Me dieron ganas de irme en silencio.... pero me aguante; "mas pudo el corazón,  que el miedo que tenia".
Quedamos que yo visitaría a Beatriz los martes y los jueves,  una hora, de 8 a  9.   Mi visita ese día duro poco; en realidad estaba en shock.
Como al mes, yo cumplía con exactitud lo acordado, el Sr. Isidro salió para hablar conmigo.  Me dijo: "ya veo que Ud. es un hombre serio y de palabra.  Estoy de acuerdo con que Uds. se casen.  A mi no me gustan los noviazgos largos. Si a Ud. le parece, fijamos la fecha del matrimonio".  De comun acuerdo, la fijamos para el 23 de diciembre de ese mismo año.  Beatriz y yo, nos casamos el 23 de diciembre de
1959.            Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Caracas, 16 de enero, de. 2014.

Héctor  Corro  I

Serie:  ANECDOTAS

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