viernes, 1 de agosto de 2014

17- Navidad en La Sierra



17-   NAVIDAD  EN  LA  SIERRA

Era diciembre de 1935.  En la tarde de ese 23 de diciembre, mi papa estaba regresando de Belén a donde habia ido a comprar los "adornos" para las hallacas, unos panes de jamón, y unas dos botellas de ron para brindar a los parranderos.
Mi papa trajo una sensacional noticia:  habia muerto El Bagre; este era el apodo del General Juan Vicente Gómez. Yo creo que no solamente en la Sierra, sino en toda Venezuela, se sintio un gran alivio.
Ahora se podria hablar sin la preocupacion  de que "las paredes escuchan".  Se comenzaba a respirar aires de libertad. La version oficial era que habia muerto  el 17 de diciembre, fecha de la muerte de Bolívar, pero la gente comentaba que habia sido el 15.                            Los Dictadores pasan, los pueblos permanecen y siguen su camino.
El dia 24, muy de mañanita, se aparecio el matarife de La Sierra, Claudio  Ustariz.  Rápidamente beneficio un maute que habia traído mi papa de Canuto, y un lechoncito que se le habia comprado a Ernesto Nieves.  A las 9 de la mañana, mi mama inicio el proceso de la confección de las hallacas.     Esta vez no estaba sola, por la tarde del 23, habían llegado, para pasar las Navidades con nosotros, Francisco Castro y su esposa, Bartolina Colmenares con sus hijas Teofila y Olga, mas los niños pequeños  Rosaura y  Dilia,   No recuerdo si Luisa ya habia nacido.
Mi hermano Manuel se fue para Terron donde tenia su novia, Juanita Meneses.
El proceso de confección de las hallacas es lento y  laborioso. El 23 se habían cortado las hojas de cambur y pasado por la candela; el limpiar las hojas se nos lo encomendaron a los niños.  Luego se continuo con la masa y el guiso.  Mi mama lo hacia con carne de res y de cochino desgrasada.  Hecho el guiso se  sigue con colocar y extender la masa sobre las hojas, luego el guiso y a cada hallaca  se le colocan los adornos:  dos rueditas  de cebolla, una conchita  de pimentón, alcaparras, aceitunas, pasitas, una presa de pollo y un trocito de  tocino.  Se envuelven las hallacas,  se amarran con pabilo  y se ponen a hervir en la olla.  Esta era grande y le cabían de 15 a 20 hallacas por ollada. Salieron 6 olladas, esto es, unas 120 hallacas.  Las hallacas las ponía a reposar, mi mama,  en una batea grande. Para las 6 de la tarde el proceso se habia terminado.  Las mujeres se cambiaron, y como a las 7 llego la primera parranda.   Esta venia de Terron Colorado y Caimital; despues de asar por Bella Vista y El Lindero,  llegaron a la Trampa; cantaron, mi mama les dio unas hallacas y mi papa les brindo un trago de ron;  sigueron su camino con destino San Pablo.  Como a las 9 llego la parranda que venia de San  Pablo, pasaron por Alto Libre, y despues de cantar siguieron con destino Terron Colorado.  Los niños de mi edad o mas pequeños se fueron a dormir.  Yo pelee con el sueño....mi ilusion era esperar la parranda de Ciprianote.  Esta venia de los Cañitos.   Como a las 11 rompió el silencio de la noche, tres toques de tambor y  un redoble.  Mi papa comento: este es Cipriano y debe venir por la Olivareña.  Este era el ultimo tablón de cafe bien cubierto por altos guamos,  la mejor sombra para el cafe.  En efecto, pasados 10 minutos,  Cipriano y su parranda estaban llegando a la Trampa.  La parranda de Cipriano era grande y bien equipada:  7 músicos y siete faroleros y cantadores.  Los instrumentos musicales: violín, guitarra grande, cuatro, tambora, furruco, maracas y charrasca.
Arranco la melodía de la parranda, y Cipriano, con fuerte, clara y bien entonada voz, canto sus versos de entrada:
" Compongo aguinaldos,
   Aguinaldos canto, ñ,loi
    Versos pa la gente,
     Versos para el Santo.
      Le pido a mi Dios,
      Me de inspiración,
      Pa canta aguinaldos,
      Con el corazón.
      Pa toda la gente,
      La felicidad,
      Hoy es noche buena,
       De la Navidad"
Siguieron otros cantadores,  improvisando versos para los hombres y piropos para las damas.....vino un receso y entraron a la casa; mi mama les dio unas hallacas para su cena de Navidad y mi papa les brindo un trago de ron.  Salieron , y se despidieron cantando.
Cipriano termino con la melodía de la parranda y los versos que habia cantado de entrada.  Los vi cuando pasada la quebrada se ocultaron tras un recodo del camino...todos estaban vestidos de nuevo y con su pañuelo distintivo al cuello, de color azul.
Mi mama, Bartolina y las otras mujeres pusieron la mesa y tuvimos una Cena de Navidad con hallacas, pan de jamón y jugos de guanábana, lechosa y guayaba...  A la una de la mañana todos dormíamos plácidamente... Para mi fue la mejor Noche Nuena de los dias de mi infancia en la Sierra.

Caracas,  10/E de 2014

Héctor Corro i.

Serie: RECUERDOS

No hay comentarios.:

Publicar un comentario