domingo, 16 de noviembre de 2014

Las tajadas y el Sr. Useche Héctor Corro I.








4-   LAS TAJADAS  Y  EL  SEÑOR  USECHE


Eran como las seis de la tarde, cuando vi a mi papa cruzar la quebrada antes de llegar a la casa de la Trampa.     Venía de Valencia y lo acompañaba el Sr. Useche quien ya había estado en la casa en otra oportunidad.  Sería diciembre o enero porque hacía frío y oscurecía temprano.  Recordemos que la casa de la Trampa estaba a 1200 metros sobre el nivel del mar.  En la casa nos alumbrábamos de noche con lámparas de querosene.  Había dos en la casa, una en uso y otra de repuesto.  Ese dia se encendieron las dos. Una para la casa y la otra para el cuarto de huéspedes que estaba en los galpones donde se depositaba el café trillado.  Estas lámparas daban una luz muy clara; se encendía la mecha y a su vez esta encendía una especie de bolsita de malla que se volvía incandecente y alumbraba mejor que un bombillo. Mi mamá le daba el nombre de Lámparas Aladino.  Los niños de la casa éramos tres, Angel Evelio, Angel Luis y yo.  Como a las ocho ya estábamos acostados.  Mi papá trajo de Valencia un pan de trigo que le decían de butaque. Al día siguiente,  mi mamá nos dio a cada uno un butaque con café con leche,  y nos dijo que nos daria el desayuno después que se desayunaran los mayores.  Nosotros nos quedamos rondando la cocina.  A mi me gustaban mucho las tajadas.  Asi que cuando vi que mi mamá le quitaba la concha a unos plátanos le dije a Angel Evelio: hoy comemos tajadas fritas.   Mi mamá preparó un desayuno especial : caraotas secas - fritas, huevos fritos, queso rayado, arepas dulces, y tajadas fritas.   Mi mamá puso las bandejas  con el desayuno en la mesa del comedor.  Nosotros nos quedamos dando vueltas cerca del comedor.   Yo no le quitaba la vista a las tajadas.  A la mesa se sentaron mi papá, mi mamá, mi hermana Claudina y el Sr. USECHE. Mi mamá le cedió el honor de servírse primero al Sr. USECHE.     Yo no le quitaba el ojo a las tajadas.   Mi asombro fue cuando el Sr. USECHE se sirvió casi la mitad de las tajadas.  No me contuve y grité con mi lengua mocha : " Mamá, poro  el seño se va come toas las tajadas "  y me puse a llorar.  Aquello fue una conmoción.  Mi mamá y mi papá no podían con la vergüenza y nos mandaron a irnos para el  patio.   El Sr. Useche devolvió las tajadas y se sirvió de todo lo demás.
Después que se desayunaron  los mayores, en la mesa de la cocina nos sirvieron a los chiquitos. Angel Evelio y Angel Luis comieron tajadas..... A mi mi mamá me dijo: por imprudente comerás tajadas otro dia.    Y asi fue.  Pero al dia siguiente mi mamá volvió a freír tajadas y entonces, muy contento, volví a comer tajadas. Yo tenía 4 años.

Caracas, 2 marzo de 2013

Hector Corro I.


Serie:  RECUERDOS


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